lunes, 12 de diciembre de 2022

A 41 AÑOS DE LA MASACRE DE EL MOZOTE

 


 

                                                        Iván Ljubetic Vargas, historiador del

                                                        Centro de Extensión e Investigación

                                                        Luis Emilio Recabarren, CEILER

 

 

 


Entre el 10 y el 12 de diciembre de 1981, miles de soldados que combatían a la naciente guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) lanzaron la llamada “Operación Rescate” en varios caseríos del Este de El Salvador.  El Mozote, La Joya, Cerro Pando, Jocote Amarillo, Ranchería y Los Toriles fueron prácticamente reducidos a cenizas. 

Lo ocurrido en El Mozote, La Joya y otros caseríos de la zona es considerado la mayor masacre de América Latina en tiempos modernos. 

Algunos grupos de derechos humanos estiman en más de 800 los muertos. Otros en más de 1.000. Todos coinciden en que la mayor parte de ellos eran niños.

Para muchos, fue la mayor masacre en la historia reciente de América Latina. 

Unas 1.000 personas, en su mayoría niños, murieron durante la masacre de 1981. Destacó por su crueldad  el Batallón de Infantería de Reacción Inmediata "Atlacatl, un comando entrenado en Estados Unidos. Las casas de La Joya y El Mozote fueron quemadas luego de que se matara a la población civil.

 

SÓLO UNA PEQUEÑA CAJA

 

 


 

Algunos familiares recibieron en diciembre de  2018 una pequeña caja con reliquias de sus familiares asesinados durante la masacre.

Dentro quizás solo había algún hueso, un diente, un mechón de pelo, alguno de los pocos despojos humanos que han logrado ponerle nombre con pruebas de ADN en los últimos tres años.

Pero para muchos ha sido un acto de reparación, el cierre de un ciclo.

 

POLÍTICA DE EXTERMINIO

Manuel Escalante, del Instituto de Derechos Humanos de la Universidad Centroamericana, le cuenta a BBC Mundo que lo sucedido en 1981 fue parte de una "política de exterminio" de las fuerzas armadas contra las poblaciones rurales, a las que identificaban como retaguardia de las guerrillas. 

"El Ejército estableció una estrategia de eliminación de toda forma de vida, incluida la humana, en ese sector rural bajo la idea equivocada de que estaba dañando al FMLN cuando en realidad lo que estaban masacrando era la población civil". explica.

 

EJÉRCITO DE EL SALVADOR NIEGA SU PARTICIPACIÓN

 

 


 

El Ejército del Salvador no ha reconocido su participación en la masacre y asegura no tener ningún documento de la época que corrobore esos hechos o la intervención de sus fuerzas en estos poblados. 

El gobierno también lo negó por años, hasta 2012, cuando el entonces presidente, Mauricio Funes, pidió perdón en nombre del Estado tras una sentencia condenatoria de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

 

UNA VEZ  MÁS LA GARRA DEL IMPERIALISMO

Wilfredo Medrano, representante de los sobrevivientes ante la CIDH, le asegura a BBC Mundo que la operación formó parte de una serie de estrategias diseñadas desde Estados Unidos para combatir la insurgencia en Latinoamérica. 

Afirma: "Bajo el gobierno de Ronald Reagan se destinaba al gobierno de El Salvador casi US$1 millón diario, que iba a pertrechos militares, adiestramiento, alimentación, colaboración de asesores o la formación de los batallones de contrainteligencia que fueron a formarse al Comando Sur o a Georgia". 

En su criterio, EE.UU. implementó en El Salvador técnicas de guerra que incluso habían fallado en Vietnam, como los desplazamientos forzosos, la destrucción de poblados, bombardeos y aniquilamiento de poblaciones. 

Cínicamente, el gobierno de Estados Unidos, por años, ha asegurado que su ayuda iba destina a la consolidación de la democracia en El Salvador.

 

“PROPAGANDA COMUNISTA”

Cuando la prensa estadounidense publicó informes sobre lo sucedido en diciembre de 1981, el entonces subsecretario de Estado para los derechos humanos y asuntos humanitarios, Elliott Abrams, descartó las denuncias como "propaganda comunista".

Un día después de los reportes, certificaría ante el Congreso que en El Salvador se estaban dando pasos "fabulosos" en pro de la democracia. 

Informes desclasificados años más tarde demostraron que Abrams, ahora enviado especial de Trump a Venezuela, estaba al tanto de lo sucedido en El Mozote y ocultó deliberadamente la información al Senado.

 

LA ACOSTUMBRADA IMPUNIDAD PARA LOS ASESINOS

Casi 40 años después, nadie ha sido juzgado.   Una ley de amnistía de 1993 impidió por más de 20 años que se investigara lo sucedido. 

Finalmente, en 2016, un dictamen de la Corte Suprema de Justicia declaró inconstitucional la ley y, poco después, un juez ordenó que se reabriera el caso. 

Casi tres años después, la causa todavía está en fase de instrucción y se desconoce si llegará finalmente a juicio.

Pero lo que más preocupa a los sobrevivientes, sin embargo, es un proyecto de "ley de memoria" que amenaza con enviar otra vez a los archivos la investigación sobre aquellos días de finales de 1981. 

"Se concede amnistía amplia, absoluta e incondicional a favor de todas las personas, independientemente del sector al que hubieren pertenecido". (Artículo I, anteproyecto de nueva Ley de Reconciliación Nacional).

 

Los sobrevivientes se oponen a la nueva ley de reconciliación que discute el Congreso.

 


 

 


                     

 

FUENTE:

 

Lioman Lima: “Masacre de El Mozote…” (BBC News/Mundo, 1 de abril de 2019)