El día 23 de Julio recién pasado se cumplieron 63 años de la fundación del FSLN (Frente Sandinista de Liberación Nacional, organización politico - militar que lideró la lucha armada contra la dictadura de los Somoza en Nicaragua y la intervención del imperialismo norteamericano. Recordamos al FSLN, en estas páginas a través de un escrito del Historiador Iván Ljubetic Vargas.
Boletín Rojo
Iván
Ljubetic Vargas, historiador del
Centro de Extensión e Investigación
Luis Emilio Recabarren, CEILER
El Frente Sandinista de Liberación
Nacional (F.S.L.N.) fue fundado el 23 de
julio de 1961 en Nicaragua por Carlos Fonseca Amador, Francisco Buitrago, Jorge
Navarro, Tomás Borge Martínez, Pablo
Úbeda, Germán Pomares y Silvio Mayorga.
Luego de fundado el FSLN, su
dirigente principal Carlos Fonseca, preparó política y militarmente a sus
cuadros en el trabajo organizacional en las zonas urbanas y rurales del país y
orientó acciones de recuperación económica a la oligarquía nicaragüense para
financiar la preparación de la naciente organización.
El grupo se proclamó seguidor de la
ideología y del movimiento emprendido por el líder nicaragüense Augusto César
Sandino (de quien tomó el nombre), el cual emprendió una guerra de guerrillas
contra la intervención estadounidense en su país durante las primeras décadas
del siglo XX.
LA
LUCHA ARMADA
El FSLN lideró la lucha armada
contra la dictadura de la familia Somoza en Nicaragua a partir de su fundación,
pasando por varios periodos desde muchas acciones armadas y políticas.
En 1974 el FSLN inició un proceso
creciente de actividades armadas que tenían su punto máximo hacia mediados de
1978 y llevaron al triunfo revolucionario en 1979.
Esta lucha se denominó Revolución
Nicaragüense o Revolución Sandinista y terminó con la entrada de los
revolucionarios en Managua (capital nicaragüense) el 19 de julio de 1979 y el
derrocamiento de la dictadura de Anastasio Somoza Debayle.
CAMBIOS
REVOLUCIONARIOS
Una vez tomado el poder el Frente
Sandinista inicia una serie de transformaciones profundas en el país, empezando
por expropiar los bienes de la familia Somoza y de sus allegados; por impulsar
una reforma agraria integral; nacionalizando las minas, la pesca y los recursos
naturales; impulsando la Cruzada Nacional de Alfabetización que redujo el
analfabetismo del 53 al 12%; impulsando campañas de salud y limpieza; educación
para todos, acceso a la universidad de todos los sectores y creación de
condiciones para el desarrollo de la niñez, de la juventud, de las mujeres, de
los campesinos y de los trabajadores.
LA
INTERVENCIÓN IMPERIALISTA
La expropiación de los bienes de las
compañías transnacionales y de algunos sectores de la oligarquía, y la
solidaridad internacional manifestada por la Revolución Popular Sandinista (RPS), trajo como consecuencia la ofensiva
militar de los Estados Unidos contra la revolución que empezó minando puertos,
bombardeando unidades productivas, dinamitando puentes y torres eléctricas y
continuó durante diez años con lo que la administración Reagan llamó "una
guerra de baja intensidad".
Esta guerra le costó al pueblo de
Nicaragua cerca de 50 mil muertos, la destrucción de gran parte de su
infraestructura, de sus unidades productivas y la obstaculización del
desarrollo que estratégicamente la revolución quería impulsar.
Ante esta agresión abierta,
Nicaragua recurrió ante la Corte
Internacional de Justicia de La Haya, acusando a los Estados Unidos y después
de la presentación de pruebas contundentes el alto tribunal internacional de
justicia determinó que el gobierno de los Estados Unidos era responsable de
agresión y destrucción de vida y bienes contra el gobierno y el pueblo de
Nicaragua, obligando de esta forma al gobierno del presidente Reagan a que
cumpliera con una indemnización al gobierno y pueblo de Nicaragua por los daños
causados.
LA
DERROTA DE 1990
Las consecuencias de la agresión del
gobierno del presidente Reagan fueron calculados por el Gobierno de Nicaragua
en 17 mil millones de dólares; es decir, casi ocho veces el presupuesto anual
de Nicaragua. En esta situación estaba el desarrollo de la Revolución Popular
Sandinista cuando se produce la derrota electoral del 25 de febrero de 1990.
Una vez más la Revolución Popular
Sandinista dio muestras de su fortaleza y de su vocación democrática al ser el
primer gobierno en la historia de Nicaragua que, habiendo accedido al poder a
través de la lucha armada, entregaba el gobierno de forma pacífica por haber
perdido el mismo por el voto popular. Las fuerzas amigas y las fuerzas adversarias
de la revolución reconocieron en este gesto del gobierno revolucionario su
profunda vocación democrática y su consecuencia por los intereses del pueblo
nicaragüense.
Daniel Ortega terminó convirtiéndose en el rostro de la Revolución Sandinista y fue también el que más energía dedicó a mantener unido al partido luego de la derrota electoral de 1990.
Y ni la escisión del partido en
1995, ni las derrotas sufridas en las elecciones de 1996 y 2001, lo hicieron
cejar en la lucha por recuperar el poder para el pueblo nicaragüense.
Tras dieciséis años en la oposición, el FSLN volvió a obtener la victoria en las elecciones del año 2006, 2011, 2016 y 2021 bajo la dirección de Daniel Ortega.