miércoles, 6 de julio de 2022

RECABARREN EN LA PREHISTORIA DEL PARTIDO COMUNISTA

 



En el 146 natalicio del líder obrero (III)

 


 

                                               Iván Ljubetic Vargas, historiador del

                                               Centro de Extensión e Investigación

                                               Luis Emilio Recabarren, CEILER

 

 


I.-  COMIENZA  A  FORJARSE  EL  REVOLUCIONARIO 

Fue en 1894 cuando Luis Emilio Recabarren se inició en la lucha social, incorporándose al Partido Demócrata. Tenía 18 años de edad y –como escribió Julieta Campusano- “sus inquietudes lo habían acercado hasta  hombres que hablaban de cambios y de trabajadores” (Campusano, Julieta: “Luis Emilio Recabarren ilumina nuestro camino revolucionario”, revista Principios Nº 140, agosto-septiembre 1971,

pp. 100 y 101)

 

Dos años atrás se había iniciado lo que Orlando Millas llama período  de conocimiento del marxismo en Chile. Hasta nuestra tierra llegaron los ecos del Manifiesto del Partido Comunista escrito por Karl Marx y Friedrich Engels en 1848. Por ese tiempo era frecuente que se mencionara a Marx y se citaran párrafos del Manifiesto. 

Pero esto lo ignoraba el joven Luis Emilio. Este leía y se imbuía de literatura anarquista, teniendo además una poderosa raíz religiosa. Su existencia era difícil. Además de ser explotado en la imprenta donde laboraba, trabajando largas jornadas y recibiendo una miserable paga, le complicaba un noviazgo que tenía con su prima Guadalupe del Canto. Por ello,  no pudo activar en la colectividad política hasta después de casarse el 28 de febrero de 1895.

Luis Emilio va madurando políticamente. En la edición del 15 de marzo de 1898,  el periódico La Tarde, de Santiago, incluyó una carta al director firmada por Luis E. Recabarren S.   En ella se decía: “Yo, señor director, y junto conmigo hay muchos que simpatizamos con el socialismo. Pero con el socialismo bien comprendido. Pensamos en que pueden hacerse transformaciones sociales... Somos socialistas en este sentido y creo que no somos una amenaza para la humanidad, porque no somos como Olea, destructores...” Recabarren separaba aguas con el anarquismo, especialmente con el dirigente  ácrata  Luis Olea.

 

El 22 de enero de 1899,apareció el primer número del  semanario La Democracia, de la capital. Entre los fundadores y redactores figuraba Recabarren. Era su  inicio en la prensa popular. Por problemas económicos debió suspenderse la publicación a los pocos meses. Reapareció el 14 de octubre de 1900. Su director, ahora, es Recabarren.

Este escribió variados artículos. En uno, aparecido en la edición del 7 de abril de 1901,expresó: “La prensa  obrera, tiene por misión sagrada, contribuir a la ilustración

y difundir la cultura en las costumbres de los pueblos”.

Este concepto de la prensa obrera como un importante medio para educar a los trabajadores,  fue uno de los pilares fundamentales del recabarrenismo. 

 

II.- LA PAMPA,  SU ESCUELA 

En 1903 tuvo lugar en Valparaíso la Convención del Congreso Social Obrero. Presidió la comisión organizadora de ese evento, Recabarren, quien vivió en esa ocasión un hecho que lo conmovió hondamente. Se acercó a conversar  con él una delegación de la  Mancomunal de Tocopilla, encabezada por Gregorio Trincado.  Le dijeron que habían reunido la cantidad de dos mil pesos para comprar una imprenta y que querían que se trasladara al nortino puerto para hacerse cargo de un periódico que querían fundar. (La Mancomunales, surgidas en 1900, fueron las primeras organizaciones sindicales existentes en Chile. Tenían un carácter territorial). 

Recabarren recordó ese  episodio  18 años después, en un discurso pronunciado en la Cámara de Diputados, el 15 de julio de 1921: “Yo encuentro de una  sublimidad majestuosa el pensamiento de estos obreros –peones, playeros, estibadores, cargadores, lancheros- que soñaban con tener una imprenta para desarrollar sus facultades mentales, viéndose huérfanos en esta sociedad, que no los ayudaba a instruirse, a ilustrarse ¡Ellos mismos, por sí solos, por sus propios esfuerzos juntaron dinero para comprar una imprenta y publicar un periódico!” (Recabarren, Luis Emilio: “Los albores de la Revolución en Chile”, discurso pronunciado en la Cámara de Diputados, el 15 de julio de 1921,  en “El pensamiento de Luis Emilio Recabarren”. Editora Austral, 1971, p. 128) 

El 22 de septiembre de 1903, Recabarren se embarcó rumbo a Tocopilla. El 18 de octubre aparecía el primer número de El  Trabajo, órgano de la Mancomunal que tenía por sede ese puerto.

Pronto, además de dirigir y escribir el periódico, Recabarren fue elegido dirigente de la organización sindical. El 15 de enero de 1904, junto a otros tres directores, sufrió la detención por la policía, siendo enviado a la cárcel, donde permanecieron hasta el 4 de febrero. 

El 7 de marzo se montó un operativo policial contra la sede sindical. Intentaron llevarse las maquinarias de la imprenta en una carreta. Gregorio Trincado llamó a los obreros a defender sus bienes. Estos respondieron, se lanzaron sobre los policías y les arrebataron las máquinas.  Cargó la policía. Se produjo una batalla campal, con puños, lumas, piedras. También con fusiles, disparados por efectivos del Ejército. Quedaron muertos tres obreros y seis soldados.

Los dirigentes sindicales fueron encarcelados. El 10 de marzo quedaron libres luego de pagar una fianza. Dos días después es apresado nuevamente Recabarren. Permaneció siete meses en la cárcel. Los primeros cuarenta días bajo una severa incomunicación. Levantada ésta, el dirigente sindical y periodista, se dedicó a escribir numerosos artículos, que  publicó la prensa obrera.

Uno de estos apareció  el 23 de julio de 1904  en  El Proletario, de Tocopilla.  En parte de éste decía: “No es una sola Mancomunal que hoy se encuentra en buen pie, son todas: de Iquique a Valdivia se ve inusitado movimiento obrero, un engrosar de filas, un entusiasmo que maravilla”. 

 

III.- PRIMER DIPUTADO OBRERO DE AMERICA LATINA 

Recabarren, consecuente internacionalista,  publicó en El Proletario, de Tocopilla, con fecha 18 de marzo de 1905, un artículo rindiendo homenaje a los combatientes de la Comuna de París, justamente al cumplirse 34 años de la primera revolución proletaria de la historia. 

El 7 de octubre, la Corte de Tocopilla dictó el fallo en el proceso contra la Mancomunal de ese puerto: Trincado y Recabarren encontrados culpables y condenados a 541 días de cárcel. Ambos dirigentes apelaron ante la Corte de Tacna (ciudad que entonces estaba en manos chilenas), con el fin de ganar tiempo. 

A comienzos de 1906 se inició una huelga de los cargadores del puerto y de los operarios de la Maestranza del Ferrocarril de Antofagasta. Ante la intransigencia  patronal, los trabajadores solicitaron el apoyo de la Mancomunal. A proposición de Recabarren se acordó un paro general en la provincia.

El 6 de febrero de 1906  puerto y pampa amanecieron paralizados.  Al día siguiente gran mitin en la Plaza Colón de Antofagasta. Concurrieron tres mil  personas. De pronto, efectivos del Regimiento Esmeralda, marinos del Blanco Encalada y civiles de la “Guardia del Orden” dispararon contra la multitud. Cayeron asesinados, según datos oficiales, cien obreros. En realidad,  fueron muchos más. 

El 4 de marzo, hubo elecciones parlamentarias. Los  trabajadores de la provincia utilizaron su voto como arma para protestar contra la masacre.   Convirtieron  a Recabarren, candidato del Partido Demócrata, como uno de los dos diputados por Antofagasta. Obtuvo 2.625 preferencias. Fue el primer obrero elegido  parlamentario  en América Latina.

El 5 de junio juró ante la Cámara. Al hacerlo señaló sus observaciones al respecto. Hubo malestar entre los derechistas. Sin embargo, su juramento fue aprobado por 44 votos, contra 32 y 9 abstenciones.

Poco después  un  derrotado candidato radical de apellido Espejo, presentó la acusación de que Recabarren había cometido fraude en las elecciones. Eso jamás  fue probado. Pero la Cámara  acordó, el 20 de junio, anular el limpio triunfo del diputado obrero. Fue tan grande la indignación levantada (hasta El Mercurio protestó) que el Gobierno reaccionario de Germán Riesco se vio obligado a repetir los comicios en Antofagasta el 26 de agosto.

Volvió a vencer Recabarren. Pero la Cámara lo despojó definitivamente de su investidura parlamentaria en la sesión del 26 de octubre. Votaron por esa arbitraria medida 34 diputados, 2 lo hicieron en contra y 3 se abstuvieron. Hasta  miembros de su partido votaron por expulsarlo de su cargo.

La reacción, intentando justificar esta antidemocrática maniobra, echó a correr el rumor, que se debió adoptar esa resolución porque Recabarren se había negado a jurar, lo que es absolutamente falso. 

Es una de las tantas falsedades que se repiten sobre Luis Emilio Recabarren. Al respecto, el  padre del Movimiento Obrero chileno escribió en 1910  un folleto titulado “Mi Juramento”.

Allí explica que “para la formación de esta obrita, me valgo de documentos oficiales y de publicaciones hechas en aquella época por la prensa”.

Agrega : “Volví a Chile, a fines de 1908, cumplí mi prisión (cuatro meses en la cárcel de Santiago y cuatro en la de  Los Andes) y a fines de 1909 recorrí el país entre Valparaíso y Osorno. En este viaje constaté el hecho que alrededor de mi nombre y mis actos se había tejido una malla de mentiras que en pocos casos pude destruir.

“Era creencia general –y lo es aún- que en 1906, al incorporarme a la Cámara de Diputados yo me negué a prestar el juramento reglamentario y que este hecho había sido la causa de mi expulsión del Congreso.

“Esto es falso, pues, yo juré en cumplimiento y conforme a la ley. Ahora yo no quiero que esta falsedad se mantenga en lugar de la verdad; por dos razones: primero porque daña la doctrina de la democracia, porque hace creer a las masas ignorantes que la democracia es antirreligiosa; segundo porque tengo un inmenso amor a la verdad, mejor diré un culto y no quiero que se explote y se especule con la mentira”. 

Por esos días, el dirigente obrero recibió una notificación  de la Corte de Tacna. Esta había ratificado la  pena  de 541 días de prisión para él y Trincado. Decidió eludir la injusta condena. Salió clandestinamente al exilio, a Argentina. En Buenos Aires trabajó en una imprenta, participó activamente en el movimiento sindical y en el Partido Socialista. Permaneció en el vecino país desde fines de 1906  hasta comienzos de 1908. 

En marzo de ese año, junto con el compañero Julio César Muñoz, se embarcó hacia Europa. En ese continente tuvo importantes encuentros con destacados revolucionarios. Incluso, concurrió a  una reunión del Buró de la Internacional Socialista, efectuada el 11 de octubre de 1908 en la ciudad de Bruselas (Bélgica), en la que estuvo presente  Lenin.

Aprovechó bien su estada en Europa, leyó mucho, recopiló materiales, recogió mucha experiencia.

Regresó a América. Su intención era quedarse en Argentina por un tiempo más, pero apenas desembarcó en Buenos Aires supo que su madre estaba muy enferma. Decidió regresar a Chile de inmediato, a pesar que sabía que podía caer en manos de la policía y cumplir la condena pendiente. Retornó a la patria en noviembre de 1908, pero llegó tarde: su madre ya había fallecido. 

Resolvió quedarse en el país. Se dedicó a dictar conferencias sobre sus experiencias en el exilio.  Exilio que para él  fueron sus universidades.

A la salida de una de  esas charlas fue detenido y enviado a prisión.

 

IV.- UNO DE LOS TRES PRIMEROS AUTORES MARXISTAS DE AMERICA LATINA 

Hacia 1910 se inició en Chile el período de la aplicación   del marxismo a la realidad chilena, de la aparición de obras marxistas en el propio país. 

Recabarren es el primer autor marxista en nuestra patria y uno de los tres primeros en América Latina, junto al cubano Julio Antonio Mella (1903 – 1929) y el peruano José Carlos Mariátegui (1894 – 1930). 

Recabarren publicó en 1910  tres obras con carácter marxista: “La huelga de Iquique en  diciembre de 1907. La Teoría de la Igualdad”. “Ricos y pobres a través de un siglo de vida republicana” y “Mi  Juramento”. Fueron estas las primeras expresiones en Chile de la doctrina elaborada por Marx y Engels. 

Orlando Millas   se refirió a estos tres trabajos de Recabarren diciendo: “Yo creo que en estas primeras obras marxistas es evidente que hay una serie de conceptos que no están suficientemente desarrollados, pero lo notable es que hay otros que sí lo están, lo que no es poco decir. Para citar un ejemplo: en ‘La huelga de Iquique’ el concepto de igualdad está tratado a la luz de la lucha de clases, y hay allí una serie de reflexiones bastantes modernas”. (Millas, Orlando: “El marxismo en Chile”, revista Araucaria de Chile Nº 15 – 1981, p. 70)

 

Por su parte Osvaldo Fernández, al analizar las obras de los tres primeros autores marxistas de América Latina, afirma: “Nos hallamos ante un discurso que se hace cargo de la idea antiimperialista latinoamericana, que se sirve del concepto de imperialismo de Lenin, que define a la clase obrera como su interlocutor privilegiado, que rompe con la ideología dominante, superando tanto el anarquismo  como el liberalismo, y que instala una práctica social revolucionaria, donde el encuentro con la experiencia intenacional y el texto de Marx y Lenin se resuelve fecunda y creadoramente”.(Fernández, Osvaldo: Sobre los orígenes del marxismo en Chile”, revista Araucaria de Chile Nº 23 – 1983, pp. 53 y 54) 

El 3 de septiembre de 1910, Recabarren dictó una conferencia en Rengo, con motivo de cumplirse cien años del inicio del proceso de la Independencia de Chile. La tituló: “Ricos y pobres a través de un siglo de vida republicana”. En ella expresó: “Hay progresos evidentes en el siglo transcurrido, ello no puede negarse. Pero esos progresos corresponden a la acción de toda la colectividad y en mayor proporción, si se quiere, a la clase proletaria que es el único agente de producción, de creación, de ejecución de las ideas y de los pensamientos. Pero esos progresos ostensibles, son precisamente la causa de la miseria proletaria. El progreso construido, pues, con cuotas de la miseria... De todos los progresos de que este país se ha beneficiado, al proletariado no le ha correspondido sino contribuir a él, pero para que lo gocen sus adversarios”. Y sobre la justicia burguesa afirmó: “Yo he llegado a convencerme de que la organización judicial sólo existe para cuidar los privilegios de los capitalistas.”

(Recabarren, Luis Emilio: “Ricos y pobres...”, pp. 96 y 97)


 

V.- HACIA EL NACIMIENTO DEL PARTIDO COMUNISTA

A comienzos de 1911, Recabarren se estableció en Iquique. No fue casual la elección de ese puerto. Había estudiado cual era el lugar por donde iniciar a sembrar  la roja semilla. Concluyó que en la fértil arena de Tarapacá. Allí estaba la materia prima , en bruto aún, para forjar los revolucionarios. Eran los trabajadores del norte, especialmente los pampinos, rudos e ignorante, la mayoría analfabetos, los combatientes por un mañana mejor. Tenían pasta de luchadores, eran aguerridos. Faltaba sólo educarlos. 

Iquique era por entonces el corazón palpitante de una región en que la industria del  nitrato alcanzaba un enorme auge. Funcionaban 70 oficinas salitreras, que  por utilizar el sistema Shanks, requerían abundante mano de obra. Trabajaban en ellas 48.500 obreros.

Había que educarlos. Y a esa tarea se lanzó Recabarren, transformándose en el más grande educador de masas de nuestra historia. Utilizó todos los medios a su alcance, especialmente la prensa. Por eso, apenas llegó a Iquique  participó en la fundación de El Grito Popular, periódico que se definía  ‘demócrata socialista, al servicio de   la clase proletaria’. Su lema era: “La liberación de los Trabajadores debe ser obra de los trabajadores mismos”. Recabarren  fue su director y redactor. Dejó de aparecer en octubre de 1911 por carecer de apoyo económico.

Fue por entonces cuando  el padre del movimiento obrero rompió con el Partido Demócrata, al cual se había  incorporado en 1894. 

Consciente de la necesidad de un periódico en Iquique, se  dedicó a buscar los medios para crear una empresa editora. Hacia fines de 1911 se presentó la oportunidad. Los propietarios peruanos de la imprenta donde se imprimía La Voz del Perú, cansados de las persecuciones y ataques que sufrían de elementos chovinistas, decidieron venderla y  regresar a su patria. Recabarren, luego de contraer numerosas deudas, la compró. Ahora se le presentó el problema de donde instalarla.

“La persona que mostró comprensión para sus proyectos –relata Elías Lafertte- fue un ecuatoriano, David Barnes,  propietario de un almacén y de una casa grande en Iquique. En esta casa situada en Barros Arana 9, casi esquina Sotomayor,  se instaló la imprenta, y en una de las piezas vivía Recabarren con Teresa Flores, su compañera”.

(Lafertte, Elías: “Vida de  un Comunista”. Austral, 1971, p. 76) 


El primer número de “El Despertar de los Trabajadores”, editado en Iquique, apareció el 16 de enero de 1912. En su editorial, Recabarren, su director, escribió:

“Desde el punto de vista social, la misión de este periódico será especialmente educativa, procurando elevar cuanto más sea posible el nivel de cultura del pueblo. Abarcará, por lo tanto, el estudio y la crítica de todo asunto de interés público y social. Informará, esencialmente, a los trabajadores de  todas las acciones que realice  la clase trabajadora en el mundo. Por lo demás, en su acción futura este periódico probará, al pueblo productor y laborioso, que su misión es servirlo”. 

En la edición del 20 de mayo de 1912, Recabarren publicó un artículo titulado “Vamos al Socialismo”. Allí explicaba que se había planteado a nivel provincial cambiar el nombre al Partido Demócrata.  Al respecto señalaba: “Aceptamos el cambio de nombre, y junto con eso, que nos separemos definitivamente del seno del Partido Demócrata”. Y convocaba a los obreros diciendo: “No, trabajadores del salitre, no apoyemos más esta funesta política. Alcemos bien nuestra frente y sin vacilaciones fundemos aquí el formidable pedestal del Partido Socialista de Chile”. 

Las condiciones para el surgimiento de un  partido revolucionario habían madurado. El planteamiento efectuado por Recabarren en enero de 1908  no  cayó  en tierra estéril. Cuando se produjo la masacre de la Escuela Santa María de Iquique, perpetrada el sábado 21 de diciembre de 1907, Recabarren se encontraba exiliado en Buenos Aires. Desde allí escribió varios artículos que aparecieron en la prensa obrera de Chile. En uno, publicado el 13 de enero de 1908  por La Voz del Obrero, de Taltal,  manifestó que la clase obrera chilena debía cambiar de métodos y plantearse nuevos objetivos, y que la clave de todo consistía en la formación de un partido político independiente del proletariado, la organización de un combativo y unitario movimiento sindical  y  la constitución de una vasta red de periódicos obreros.

 

VI.-  LA FUNDACIÓN 

Aún no se había disuelto la mojadora camanchaca y el   sol    no vencía en la cotidiana batalla. Desde diferentes lugares de Iquique caminaban obreros, con paso lento unos, otros moviéndose con rapidez. Todos, una treintena, iban entrando  en la casona donde  funcionaba  la imprenta de El Despertar de los Trabajadores,   ubicada  en  calle Barros Arana N.º 9, casi esquina con Sotomayor.

La Convocatoria la había hecho  Recabarren con el  fin de constituir un partido obrero revolucionario. 

En el Acta de la histórica reunión fundacional, publicada por El Despertar de los Trabajadores, se mencionan 27 nombres: Luis Emilio Recabarren, Enrique Salas, Néstor Recabarren (hermanastro de Luis Emilio), Ruperto Gil, David Barnes (ciudadano ecuatoriano), Nicolás Bretón (ciudadano español), Teresa Flores (la única mujer fundadora del Partido, compañera de Luis Emilio), Vicente Olivos, José Francisco García, Luis Figueroa, Ladislao Córdova, Juan Alvarez, Elías  Lafertte, José del Carmen Aliaga, Carlos Alberto Martínez, Salvador Barra Woll, Miguel Carrasco, L. Zabala, J. Faúndez, E. Jorquera, L. Vargas, E. Díaz, D.M. Agüero, R. Olivares, E. Corbetto, Véliz y A. López.

En el  Acta,  después de entregar esta nómina, se agregaba: “y varios otros amigos”. Investigaciones realizadas, nos permiten afirmar que esos “varios amigos” podrían ser: Julio Arredondo, Gregorio Salinas, Emilio Alvarado, Facundo Castro, Ignacio Salinas, Eleodoro Rodríguez y Vicente Gómez.

Sobre los fundadores del Partido Comunista, Elías Lafertte relata: “pero nuestra ideología, en aquella época, era muy incipiente. Creo que ninguno de nosotros –salvo Recabarren- había leído  a Marx  o Engels.

Los libros de estos pensadores eran escasísimos. Indudablemente el hombre más capacitado de todos los que formábamos en el movimiento era Recabarren, pero entre Recabarren y nosotros había una enorme distancia en cuanto a preparación, madurez política y formación ideológica. No éramos propiamente marxistas. El marxismo llegó al Partido andando el tiempo, a través de los estudios, de los libros que vinieron de Europa, de las relaciones internacionales, de los viajes de compañeros y la cooperación de la Internacional Comunista. Pero teníamos en nuestro interior, me refiero a los militantes, la materia prima para forjar luchadores: la capacidad de lucha, la resistencia a la injusticia, el espíritu de organización, el sentimiento de unidad, el orgullo proletario, y sobre todo, el sentido de clase”. (Lafertte, Elías: “Vida de un Comunista”. Austral, 1971, p. 96) 

La colectividad nacida ese 4 de junio de 1912 se llamó durante diez años Partido Obrero Socialista, porque por aquel tiempo todos los revolucionarios de la tierra se autodenominaban socialistas o socialdemócratas. Por ejemplo, el partido de Lenin se llamaba Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia; el de Jorge Dimitrov, Partido Obrero Socialdemócrata de Bulgaria.

 

VII.-  PERO COMUNISTA DESDE SUS INICIOS 

En el ya citado discurso pronunciado en la Cámara de Diputados el 15 de julio de 1921, Recabarren subrayó que, desde su nacimiento, el partido revolucionario de la clase obrera chilena tuvo una orientación comunista. Dijo en esa ocasión: “Algunos años después –y como siempre sucede en la evolución de las ideas-   hemos desarrollado el concepto, y no transcurrido mucho tiempo los trabajadores de los distintos pueblos de la República ya demostraban ideas comunistas, y concebían claramente el socialismo, como se ve en el programa del Partido Socialista hecho en 1912”. Más adelante enfatizó: “He hablado ya del hecho de que el partido socialista desde el año 12 ha acogido las ideas comunistas”.(Recabarren, Luis Emilio: “Los albores de la Revolución Social en Chile” en “El pensamiento de Luis Emilio Recabarren”. Austral, 1971, Tomo I, pp. 108 y 110)