Iván Ljubetic Vargas, historiador del
Centro de Extensión e Investigación
Luis Emilio Recabarren, CEILER
El
14 de julio de 1789 los insurrectos, la mayoría obreros pobres, tomaron por
asalto la fortaleza de
En
Francia, a mediados del siglo XVIII, los intereses de la burguesía, surgida en
el seno de la sociedad feudal, entraron en contradicción con el sistema
político feudal. Era necesario liquidar este régimen y que la burguesía
conquistara el poder para dar curso al modo capitalista de producción.
La
preparación ideológica de la revolución fue llevada a cabo por un grupo de pensadores
(llamados los iluministas) que sometieron a una dura y eficaz crítica al
régimen feudal dominante. Demostraron la necesidad de acabar con él y
plantearon sus ideas sobre la sociedad venidera.
Entre
estos pensadores estaban Voltaire, Montesquieu, ideólogos de la gran burguesía.
Un segundo grupo lo constituían Rousseau y los enciclopedistas (Diderot,
d’Alembert, entre otros) que expresaban los criterios de la burguesía media y
pequeña. El tercer grupo de iluministas estaba integrado por los ideólogos de los
pobres de campo y de la ciudad. Entre estos se encontraban Jean Meslier y
Morelly.
Los
iluministas con sus obras jugaron un
gran papel en la preparación de la revolución. Socavaron el prestigio del poder
real, del régimen feudal y de la iglesia entre las amplias masas populares.
EVENTOS
PRE REVOLUCIONARIOS
En
la segunda mitad del siglo XVIII en Francia la corrupción de la monarquía
absoluta alcanzaba su apogeo. Empeoraba
la situación económica y se produjo la explosión del descontento popular. Se creó
una situación revolucionaria.
La
burguesía, el llamado tercer estado, exigió la convocatoria de los Estados
Generales para el 5 de mayo de 1789. Estaba compuesto por otros dos estados: el clero y la nobleza,
que se negaron a reunirse con los
diputados burgueses. Estos se retiraron de los Estados Generales y se reunieron el 17
de junio dándose la prerrogativa de Asamblea Nacional, como órgano supremo del
poder y, además, se declaró Constituyente, manifestando que su tarea
fundamental era elaborar una Constitución.
El
rey decidió aplastar la oposición y
recuperar el, poder perdido. Comenzó a concentrar sus tropas. Los trabajadores parisienses se
apropiaron y fabricaron armas.
El 14 de julio de 1789 los insurrectos, la mayoría
obreros pobres, tomaron por asalto la fortaleza de
DESARROLLO
DE
Primer período (14 de julio de 1789 –
10 agosto de 1792). El poder pasó a manos de la gran burguesía que, aliada a la
nobleza, recurrió a las tropas para contener a los trabajadores insurrectos.
Para
legalizar la igualdad de la burguesía con los estamentos feudales,
El
régimen de monarquía constitucional quedó refrendado en
En
1792 comenzaron las guerras entre Francia revolucionaria y las monarquías reaccionarias de Europa.
En
El
10 de agosto de 1792 estalló una verdadera insurrección del pueblo
revolucionario. El palacio real fue
tomado por asalto.
Segundo período (10 de agosto de 1792 –
2 de junio de 1793) El poder en manos de la burguesía comercial e industrial.
El derrocamiento de la monarquía determinó el comienzo de un nuevo período de
la revolución. El papel dirigente el Consejo Ejecutivo Provisional, órgano de
En
El
partido más radical era denominado los “rabiosos”. Exigían medidas drásticas
contra la especulación. Expresaban la ideología de las capas más pobres de
París.
Perseguían
el exterminio del régimen burgués.
Chocaron
girondinos y la “montaña”. Estalló un nuevo alzamiento de las masas populares
los días 31 de mayo al 2 de junio de
Tercer período (2 de junio de 1793 –
27 de julio de 1794)
Es
la etapa de la dictadura revolucionaria democrática de los jacobinos de la
“montaña”. La revolución francesa entró en su fase superior.
Marat asesinado
El
verano de 1793 fue muy difícil para Francia revolucionaria. Le atacaron los
ejércitos de Austria, Prusia e Inglaterra. Al mismo tiempo que los
contrarrevolucionarios desataron el terror blanco en diez departamentos del Noroeste. Marat, el principal líder
revolucionario, fue asesinado.
Sólo
la dictadura revolucionaria podía salvar la revolución. Sus principales órganos
eran: el Comité de Salvación Pública (gobierno), el Comité de Seguridad Social
y el Tribunal Revolucionario.
La
dictadura revolucionaria democrática de la burguesía avanzada, apoyada por las
masas populares efectuó transformaciones democráticas en el país. Promulgó una
nueva Constitución el 24 de junio de 1793, la más democrática existente en un
país capitalista. El decreto del 17 de julio de 1793 anuló definitivamente
todos los derechos feudales. El 29 de septiembre se fijaron los precios máximos
para los artículos más importantes de amplio consumo. Elaboró una estrategia
militar nueva y creó un ejército popular
revolucionario.
Los
jacobinos revolucionarios, encabezados por Robespierre, eran la fuerza rectora
de
Ante
la fuerte oposición de los círculos burgueses reaccionarios, los jefes
jacobinos recurrieron al terror revolucionario. Todo crimen de lesa humanidad
era castigado con la pena capital. Sólo
así se podía acabar con el absolutismo y el feudalismo.
Los
partidarios de Danton rodaron hacia posiciones contrarrevolucionarias. Fueron
detenidos y ejecutados por el Tribunal revolucionario.
Por
su parte, los jacobinos fueron asumieron un carácter cada vez más
contradictorio. Adoptaron medidas a favor de comerciantes e industriales. Se
produjo el descontento de los obreros. Hubo huelgas. Los jacobinos, que
reprimieron las manifestaciones obreras y a los “rabiosos”, fueron perdiendo el
apoyo de las masas populares. Ello facilitó el golpe de estado
contrarrevolucionario del 9 de Thermidor (27 de julio de 1794) que significó el
exterminio físico de Robespierre y sus compañeros, el fin de la dictadura
jacobina y de
Conclusiones: La revolución se
desarrolló por una línea ascendente. Su fuerza motriz fueron las
masas populares, pero la burguesía asumió la hegemonía. Se liquidó el
feudalismo y se despejó el camino para el desarrollo de relaciones de
producción capitalistas. No se suprimió
la explotación de los trabajadores. Sólo cambió de forma. Ahora con la “libertad”
de elegir entre morirse de hambre o ser explotado por un patrón.