martes, 12 de julio de 2022

NERUDA Y LA MEDALLA LUIS EMILIO RECABARREN

 



En el 118 natalicio del poeta:

 

 

 

                                               Iván Ljubetic Vargas, historiador del

                                               Centro de Extensión e Investigación

                                               Luis Emilio Recabarren, CEILER

 

 


                

 

Nació en Parral el 12 de Julio de 1904. Tuvo por nombre Neftalí Reyes Basualto. Vivió su niñez y parte de su juventud en Temuco. En 1920, a los 16 años de edad, adoptó el seudónimo de Pablo Neruda, que más tarde será su nombre oficial. 

En un Pleno del Comité Central del Partido Comunista, realizado en Santiago el 13 de septiembre de 1959, Pablo Neruda propuso la creación de la Medalla Luis Emilio Recabarren. Dijo en su argumentación que “es necesario que llegue la mano del Partido a premiar     los actos heroicos y la larga lucha de algunos y la simple permanencia de otros. Por eso propongo la creación de la Medalla Luis Emilio Recabarren, que sería un premio de honor para que  los militantes y el pueblo   en ese estímulo vean también el corazón del Partido”. (“El Siglo, 14 de septiembre de 1959, página 2)                      

 

Ocho años  después, el propio poeta recibió la máxima distinción que puede recibir un militante comunista chileno. Fue uno de los 17 revolucionarios condecorado con la Medalla Luis Emilio Recabarren en un solemne y combativo acto celebrado el 20 de enero de 1967 en el Teatro Roma de la capital.

 

En esa ocasión, Neruda pronunció un discurso en el que sostuvo:

 

“Nosotros creemos en una gran Revolución, revolución que debe ser surgida del seno de la clase obrera y que debe ser en todas partes sostenida por los Partidos Comunistas. Yo creo que donde se desvía ese impulso del Partido, donde deja de ser sostenida una revolución, en cualquier parte del mundo que pase, donde deja de ser sostenida por las lecciones de Marx y de Lenin, por la enseñanza de los Partidos Comunistas, esa revolución está en peligro y puede llegar a retornar a la formas anárquicas y groseras del capitalismo.

 

Esta noche es una noche gloriosa para nosotros, un grupo de comunistas, que no creemos merecer mucho más de lo que miles de militantes de nuestro Partido a lo largo de la patria merecen por su abnegación, por su sentido de disciplina, por su conocimiento fundamental de la moral y de la vida y de las proyecciones del movimiento comunista”. (El Siglo, 23 de enero de 1967, página 3)

  

                         

 


 

 

Al finalizar su discurso, Pablo Neruda recitó el poema “A mi Partido” del Canto General.

 

“Me has dado la fraternidad hacia el que no conozco.

Me has agregado la fuerza de todos los que viven.

Me has vuelto a dar la patria como en un nacimiento.

Me has dado la libertad que no tiene el solitario.

Me enseñaste a encender la bondad, como el fuego.

Me diste la rectitud que necesita el árbol.

Me enseñaste a ver la unidad y la diferencia entre los hombres.

Me mostraste cómo el dolor de un ser ha muerto en la victoria de todos.

Me enseñaste a dormir en las camas duras de mis hermanos.

Me hiciste construir sobre la realidad como sobre una roca.

Me hiciste adversario del malvado y muro del frenético.

Me has hecho ver la claridad del mundo y la posibilidad de la alegría.

Me has hecho indestructible porque contigo no termino en mí mismo”.

(“Canto General”. Bruguera, Barcelona, 1980, pp. 435 – 436)