En el 118 natalicio del
poeta:
Iván Ljubetic
Vargas, historiador del
Centro
de Extensión e Investigación
Luis
Emilio Recabarren, CEILER
Nació en Parral el 12 de Julio de 1904. Tuvo por
nombre Neftalí Reyes Basualto. Vivió su niñez y parte de su juventud en Temuco.
En
En un Pleno del Comité Central del Partido
Comunista, realizado en Santiago el 13 de septiembre de 1959, Pablo Neruda
propuso la creación de
Ocho años después, el propio poeta recibió la máxima
distinción que puede recibir un militante comunista chileno. Fue uno de los 17
revolucionarios condecorado con
En esa ocasión, Neruda pronunció un
discurso en el que sostuvo:
“Nosotros creemos en una gran Revolución,
revolución que debe ser surgida del seno de la clase obrera y que debe ser en
todas partes sostenida por los Partidos Comunistas. Yo creo que donde se desvía
ese impulso del Partido, donde deja de ser sostenida una revolución, en
cualquier parte del mundo que pase, donde deja de ser sostenida por las
lecciones de Marx y de Lenin, por la enseñanza de los Partidos Comunistas, esa
revolución está en peligro y puede llegar a retornar a la formas anárquicas y
groseras del capitalismo.
Esta noche es una noche gloriosa para nosotros,
un grupo de comunistas, que no creemos merecer mucho más de lo que miles de
militantes de nuestro Partido a lo largo de la patria merecen por su
abnegación, por su sentido de disciplina, por su conocimiento fundamental de la
moral y de la vida y de las proyecciones del movimiento comunista”. (El Siglo,
23 de enero de 1967, página 3)
Al finalizar su discurso, Pablo Neruda
recitó el poema “A mi Partido” del Canto General.
“Me
has dado la fraternidad hacia el que no conozco.
Me
has agregado la fuerza de todos los que viven.
Me
has vuelto a dar la patria como en un nacimiento.
Me
has dado la libertad que no tiene el solitario.
Me
enseñaste a encender la bondad, como el fuego.
Me
diste la rectitud que necesita el árbol.
Me
enseñaste a ver la unidad y la diferencia entre los hombres.
Me
mostraste cómo el dolor de un ser ha muerto en la victoria de todos.
Me
enseñaste a dormir en las camas duras de mis hermanos.
Me
hiciste construir sobre la realidad como sobre una roca.
Me
hiciste adversario del malvado y muro del frenético.
Me
has hecho ver la claridad del mundo y la posibilidad de la alegría.
Me
has hecho indestructible porque contigo no termino en mí mismo”.
(“Canto
General”. Bruguera, Barcelona, 1980, pp. 435 – 436)