REFLEXIONES DE UN MILITANTE COMUNISTA DE BASE EN TORNO A LA DERROTA DE
DICIEMBRE DE 2017 (IX)
Iván Ljubetic Vargas, historiador
No hacerse
el harakiri,
pero tampoco hacerse
el leso.
CAPÍTULO IX: UN PILLO Y EXITOSO CAMALEÓN
En la campaña presidencial
2017, especialmente en la segunda vuelta, el candidato de la derecha mostró y
derrochó la habilidad, la pillería, que le ha permitido llegar a ser uno de los
más exitosos y poderosos multimillonarios del Mapocho.
Supo agarrar al vuelo todo
error o equivocación de Guillier y de su Comando. Exagerando esas fallas y
dándole amplia cobertura a través de los medios de comunicación que controlan
los grandes patrones.
Utilizó descaradamente el
anticomunismo. Se sirvió de la propaganda negra del imperialismo. Por ejemplo,
sobre Venezuela. Caracterizó al gobierno de ese país de “comunista”, pese a que
es un régimen socialdemócrata que, en
los marcos del capitalismo, ha llevado a cabo grandes cambios a favor del
pueblo, el que le ha dado masivo y mayoritario apoyo en más de 20 elecciones,
tres de ellas efectuadas en los últimos meses de 2017.
Aseguró que de ganar
Guillier el balotaje, el Gobierno estaría en manos de los comunistas y otros
extremistas. Naturalmente, no se refirió al excelente papel jugado por los
comunistas en el Gobierno de la Nueva Mayoría.
Un episodio de farándula:
“El 19 de noviembre del 2017, Piñera caminaba no a Damasco como Pablo, sino
hacia La Moneda. De pronto cayó sobre él desde el cielo un rayo de luz, que lo
dejó ciego (Ese rayo enceguecedor fue el 36,64% y no el 44% o 45% esperado de
votación en la primera vuelta) Entonces
escuchó la voz de Manuel José Ossandón, con quien hacía poco se había trenzado
en arduas peleas. Ossandón lo mejoró de su ceguera y le mostró el camino de la
salvación, su mítica “derecha social”. Y Piñera vio que era bueno. Entonces se
transformó, de acérrimo enemigo de las reformas de Bachelet, entre ellas las de
educación, en decidido partidario de la gratuidad en la educación superior. Y
lanzó su ofertón de primavera: gratuidad para el 90% de los estudiantes de los
Centros de Formación Técnica. Pero, como recordó la diputada comunista Karl
Cariola (El Siglo, 29 de diciembre de 2017) “esas instituciones hoy día tiene
fines de lucro y se les quiere entregar recursos del Estado”. Pillín no da puntada sin hilo. Y
vinieron más ofertones: puestos de trabajo, en salud. Hasta se apropió del proyecto
de la Nueva Mayoría de la AFP estatal.
Pero no fue un giro a la
izquierda. Eso nunca. No tuvo problemas con aceptar el apoyo del fascista José
Antonio Kast, de reunirse con la “familia militar” a la quien hizo promesas
como reabrir Punta Peuco si la Presidenta Bachelet lo cerraba y lograr el envío
a casa de los verdugos presos que estuvieran “enfermos” o muy “viejitos”.
Los resultados de la
primera vuelta no sólo conmovieron a Piñera, sino a toda la derecha. Los
partidos de Chile Vamos cayeron en pánico. Y del pánico saltaron a la acción.
Dejaron de lado sus diferencias. Se lanzaron a trabajar con una convicción que
tuvieron todos los sectores de la Fuerza de la Mayoría. Según Karol Cariola (El
Siglo, 29 de diciembre de 2017), las colectividades que apoyábamos a Guillier
“no pudimos ni siquiera retener todos los lugares la votación de la primera
vuelta, ni sumar a toda la centro-izquierda
en nuestra votación”.
El día del balotaje la
derecha realizó una movilización impresionante en defensa del voto. Hasta dos
apoderados por mesa. Mucha gente apoyando en los lugares de votación. Pocas
veces, en la historia de Chile, la derecha había sacado tantos votos en una
elección presidencial.
La diferencia de nueve
puntos con que el candidato de derecha aventajó a Guillier en la segunda vuelta, no estaba en los
cálculos de nadie. Todos pensaban en un
triunfo muy estrecho. Tanto es así, que el comando de Chile Vamos tenía un plan
maestro en caso que los resultados
fueran por fallo fotográfico. Este plan contemplaba un grupo 345 abogados que se reunirían con
los encargados comunales de la campaña y trabajarían con las Actas de
Escrutinio de todos los locales de votación.
En el aspecto técnico
electoral, la derecha dio una lección de eficiencia a la Fuerza de la Mayoría
en la segunda vuelta de las elecciones del 17 de diciembre de 2017.