REFLEXIONES DE UN MILITANTE COMUNISTA DE BASE EN TORNO A
LA DERROTA DE DICIEMBRE DE 2017 (I)
No hay que hacerse el
harakiri
pero tampoco hacerse el leso
CAPÍTULO I: UNA PALIZA DURA E INESPERADA
La derrota sufrida por la
centro-izquierda el domingo 17 de diciembre de 2017 fue terrible. Significó un
retroceso enorme para nuestro país. Vuelve a la Presidencia de la República la
derecha sediciosa, golpista, genocida y corrupta y, por segunda vez después de
la dictadura, a través del voto.
Lo primero que salta a la
vista es que como centro-izquierda y como Partido Comunista se requiere hacer
un serio análisis crítico y sobre todo autocrítico. Cara al pueblo. Sincero.
Llamando la cosas por su nombre, sin eufemismos. Duela a quien duela. Es lo que
yo llamo una autopsia a la derrota.
Los factores que influyeron
en la derrota del 17 son muchos, de distintos aspectos, con variadas
responsabilidades.
Hay mucha tela que cortar.
Trataremos de entregar nuestra modesta
contribución en sucesivos capítulos, teniendo en cuenta que no se trata de
llorar sobre la leche derramada, sino que, a través de un análisis correcto,
superar nuestros errores y avanzar hacia futuras victorias, para las que no
esperaremos cuatro años. La pelea la iniciamos ahora mismo. A llevar a cabo
nuevas reformas en la línea de destruir los antidemocráticos amarres dejados
por la dictadura fascista de Pinochet. A prepararnos para defenderlas a partir
del 11 de marzo de 2018.
Estas reflexiones las
escribe un militante que este 15 de enero
de 2018 cumple 70 años en las filas comunistas.