Iván
Ljubetic Vargas, historiador del
Centro
de Extensión e Investigación
Luis
Emilio Recabarren, CEILER
Ese
día finalizó en la ciudad de Rancagua el Cuarto Congreso Nacional del Partido
Comunista, que se había iniciado el 1 de
enero de 1922. En él se ratificaron dos
resoluciones del Tercer Congreso: solicitar la adhesión a
Además, se eligió un nuevo Comité Ejecutivo Nacional (CEN) compuesto de nueve miembros: Ramón Sepúlveda, Secretario General; Juan Espinoza, Carlos Flores, Onofre González, Alfredo Guerrero, Isaías Iriarte, Manuel Leiva, Carlos Olivares y Benjamín Rojas.
Se
fijó la ciudad de Viña del Mar como sede del CEN. Resolviéndose, por otra
parte, la creación de un periódico, como
órgano oficial de este Comité.
DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS
El
Cuarto Congreso aprobó una Declaración de Principios en donde se señalaba:
“El
Partido Comunista de Chile, reunido en Congreso en la ciudad de Rancagua el 1º
de enero de 1922, después de ratificar su adhesión a
“Que
la sociedad capitalista, por lo mismo
que se divide en clases, cimenta su estructura jurídica, política y económica
sobre la explotación del hombre por el hombre;
“Que
en este proceso se ha llegado al grado
de máximo desarrollo, razón por la cual la lucha clases se hace más intensa;
“Que
en virtud de este hecho, comprobado en todo el mundo sujeto a la dominación del
capitalismo, las clases son cada vez más irreconciliables;
“Que
los componentes de esas clases no sólo se manifiestan en defensa de sus
intereses aisladamente, sino que, por el contrario, tienden a agruparse en
directivas propias, constituyendo organismos con funciones definidas;
“A
fin de que la clase trabajadora pueda
encaminarse ventajosamente a la consecución de sus ideales, que propague la
supresión de la explotación del hombre por el hombre, instaurando en su defecto
una sociedad comunista, es indispensable organizar sus fuerzas, capacitándose
para la implantación de su dictadura en el período de transición;
“Que
para conseguir ese resultado se requiere la constitución de un organismo revolucionario
de vanguardia, con propósitos claros, directivas precisas, que no puede ser
otro que el Partido Comunista, por lo tanto resuelve:
“1.-
Constituirse en Sección Chilena de
2.- Llamar al proletariado de todo el país, que forma el nervio de las distintas regiones: carbonífera, salitrera, minera, agrícola, industrial, etc., para que, en completo acuerdo, se incorpore a sus filas, y
3.-
Desenvolverse paralelamente, en perfecta inteligencia, con la organización
sindical revolucionaria, a fin de constituir un lazo indestructible en la lucha
final contra el capitalismo”.
CASO
ÚNICO EN EL MUNDO
Al
momento de discutirse su afiliación a
Finalmente, ese grupo acató, a lo menos formalmente, la posición mayoritaria y se mantuvo dentro del Partido.
Este
hecho hizo del Partido Comunista de Chile un caso único en el mundo. Todos los
otros destacamentos revolucionarios surgieron de divisiones de los viejos
partidos socialdemócratas. En Rusia, por ejemplo, ello ocurrió en el Segundo
Congreso del Partido Obrero Social Demócrata de Rusia, realizado entre el 17 de
julio y el 10 de agosto de 1903, que se inició en Bruselas y finalizó en
Londres. Allí se produjo la ruptura entre bolcheviques –liderados por Lenin- y
mencheviques.
El
resto de las organizaciones revolucionarias nacieron del quiebre de los
partidos socialistas, a causa de la traición de los dirigentes de
EL PC CHILENO NO SUFRIÓ QUIEBRE
La
bancarrota de
Al producirse la ruptura a nivel mundial entre revolucionarios y reformistas, el Partido Comunista de Chile –entonces, con el nombre de Partido Obrero Socialista- no tuvo en su seno la contradicción que afectaba al resto de las colectividades socialistas.
En
su Primer Congreso de 1915 repudió la actitud de
La
adhesión a
Este
es un hecho que no se puede ignorar ni subestimar, para comprender la historia
del Partido Comunista. También explica por qué, durante muchos años, no existió
en Chile un Partido Obrero Socialdemócrata al estilo europeo.
CAMBIO DE NOMBRE
Por otra parte, hasta 1922 el Partido de Recabarren no cayó en posiciones sectarias ultraizquierdistas que fueron comunes a las jóvenes colectividades comunistas, sobre las cuales Lenin debió escribir en 1920 su famosa obra “El izquierdismo, enfermedad infantil en el comunismo”.
El IV Congreso, en
cumplimiento de una de las 21 condiciones de ingreso a
Esta línea era diferente a la que el Partido de
Recabarren tuvo desde su fundación, con sello nacional y carácter amplio, que
le valió una importante influencia en las masas populares.
La tesis del Frente Único Proletario, sectaria y ultra izquierdista fue hecha suya por el Partido Comunista de Chile en el período´-comprendido entre 1922 y 1933. Planteaba la revolución socialista como la tarea inmediata y para lograr ese objetivo diseñó una política de alianzas estrecha, que incluía sólo al proletariado, al campesinado y al Partido Comunista. Todo esto dentro de la meta de “encauzar un proceso revolucionario de contornos mundiales”.
Luis Emilio Recabarren fue el impulsor de la
incorporación del Partido Comunista chileno a
Volodia Teitelboim
sostuvo en conversación con el autor, efectuada en Santiago, con fecha
21 de enero de 1994: “Recabarren era profundamente internacionalista, pero
no siempre estuvo de acuerdo con las posiciones de
En
la práctica los comunistas chilenos no aplicaron la línea del Frente Único
Proletario.
EN
1922 NO HUBO FUNDACIÓN NI REFUNDACIÓN DEL PC
Con
el acuerdo del IV Congreso de adherirse a
La
mayoría del nuevo Comité Ejecutivo Nacional fueron reelegidos.
Se
mantuvieron los mismos Estatutos, que serán reformados en 1923, redactados,
igual que los anteriores, por Recabarren.
Se
mantuvo la misma estructura orgánica, que sólo será cambiada en 1927.