Hoy, 6 de marzo, cuando
conmemoramos con emoción y cariño el 15º aniversario de la partida física de la
dirigente comunista Gladys Marín Millie, la combatiente ejemplar, enviamos el
noveno y último capítulo de "Feminismo y
luchas de clases".
Un abrazo, siempre con el puño derecho en alto,
Iván Ljubetic Vargas
Iván
Ljubetic Vargas, historiador del
Centro
de Extensión e Investigación
Luis Emilio Recabarren, CEILER
Luis Emilio Recabarren, CEILER
“La historia de toda sociedad
hasta nuestros días no ha
sido sino la historia de las
luchas de clases”
(K. Marx- F. Engels:
“Manifiesto
del Partido Comunista”)
A
MANERA DE CONCLUSIONES
El feminismo es
la doctrina social favorable a la
mujer, un movimiento que exige que hombres y mujeres tengan los
mismos derechos.
Existen variadas formas de feminismo, que se dividen en dos tipos fundamentales,
de acuerdo a lo que consideran
determinante en el desarrollo social:
las luchas de clases (feminismo consecuente) o las luchas de géneros (feminismo
“radical”).
Hemos denominado feminismo consecuente al que, de
acuerdo con el materialismo histórico, considera como motor del desarrollo social
a las luchas de clases y como la contradicción fundamental en el régimen
capitalista, la existente entre la burguesía y la clase trabajadora (incluidos
todos los géneros). Por tanto, junto con luchar por las reivindicaciones más
acuciantes de cada momento, no pierde de vista su objetivo final: terminar con
una sociedad en que unos seres humanos sean explotados por otros seres (no tan
humanos). Este tipo de feminismo consecuente es el que ha practicado, desde sus
inicios el Partido Comunista de Chile.
El otro tipo de feminismo es el llamado “radical”, que
considera como causa fundamental de los
problemas de las mujeres el patriarcado (predominio de los varones sobre las
mujeres) y que se superarán al conquistar una sociedad sin patriarcado. Este
tipo de feminismo surge como una respuesta espontánea ante las injusticias que
sufren las mujeres. Y, como todo movimiento espontáneo que surge en una
sociedad capitalista, termina por ser dominado por la ideología burguesa. Entonces
adopta un pretendido apoliticismo, repudia
a todos los partidos políticos
por igual.
Desde su fundación el Partido Comunista de
Chile asumió las banderas del feminismo,
con Recabarren y Teresa Flores; luego
con Julieta Campusano, Violeta Parra,
María Marchant, Marta Vergara, María Ramírez, Norma Contreras, Eulogia Román,
Gabriela Pizarro, Alicia Ramírez, Silvia
Urbina, Ramona Parra, Marta Ugarte, Sola Sierra, Inés Cornejo, Gladys Marín y
muchas más.
El objetivo final del Partido Comunista de
Chile es forjar una sociedad sin clases sociales, en que no exista ningún tipo
de explotación ni exclusión.
Inés Cornejo y Julieta Campusano
Carmen Hertz