En el sexto aniversario de su partida
Iván
Ljubetic Vargas, historiador del
Centro
de Extensión e Investigación
Luis
Emilio Recabarren, CEILER
Camilo nació en Temuco el 30 de diciembre de 1940.
Posteriormente, su familia se trasladó a Punta Arenas. En esa austral ciudad,
cursó el 5º y 6º de Humanidades. A
mediados de los años 50 regresó a la capital de
Ingresó a
Retornó a Punta Arenas en 1963. Ejerció como
profesor en el Liceo de Niñas y en
Después del golpe del 11 de septiembre de 1973 fue
detenido. Salió al exilio en Alemania Federal. Residió en Frankfurt. Allí nos reencontramos.
EN EL EXILIO
Desde su llegada al
destierro, Camilo desarrolló enorme actividad. Militó en una célula del
Partido en Fráncfort. Fue uno de los fundadores de
Participó, como todos los militantes comunistas en
el exilio, en la grandiosa tarea de contribuir a financiar la lucha contra la
dictadura en Chile, levantando la combativa empanada como un símbolo contra
Pinochet.
TODOS LOS FINES DE SEMANA DURANTE SEIS AÑOS
En 1983, estando yo como Encargado del Coordinador
del Partido Comunista de Chile en
Recuerdo que en más de una vez, enfrascados en
conversaciones (en ocasiones, discusiones subidas de tono) sobre el trabajo del
Partido, nos equivocábamos de autopista. Estábamos totalmente perdidos.
- “Camilo –le decía yo- tú tienes la culpa ¿y qué hacemos ahora?, ¡vamos a llegar atrasados a la reunión!”
“DIOS SIEMPRE AYUDA A LOS BUENOS”
-“Ivancito (siempre me dijo así), ten fe, Dios
siempre ayuda a los buenos”. Y, después de meternos en alguna ciudad,
retornábamos a la vía que nos llevaría a la reunión programada. Acelerando, a
matacaballos, llegábamos a tiempo a encontrarnos con los compañeros que nos
estaban esperando.
En otras ocasiones llegábamos a ciudades, que no
conocíamos y que, por tanto, no teníamos
ni la más mínima idea donde estaba la
dirección indicada. Eso nos ocurrió, por ejemplo, en la ciudad de Mannheim,
donde las calles en vez de nombre tienen número. Dábamos vueltas y vueltas. Parece que, de
verdad estábamos en el equipo de “los
buenos” según la calificación de Camilo, porque de pronto nos encontrábamos frente a la dirección
requerida. Entonces Camilo con una sonrisa llena de satisfacción y con una
chispa de picardía en sus ojos, me decía: “Ves, Ivancito, como Dios ayuda a los
buenos”.
EN
Camilo retornó a
Con Marcia regresamos a Chile desde el exilio, el martes 23 de
octubre de 1990. En el aeropuerto nos
esperaban familiares y compañeros. Entre ellos, Camilo. Nos llevó en su automóvil hasta el domicilio
donde nos quedaríamos por algún tiempo: Simón Bolívar 1862. Al despedirnos me
dijo: “Ivancito, por lo pronto, descansa. El próximo domingo te pasaré a buscar a las 9,30 de la mañana,
para que concurramos al Caupolicán. Hay un acto del Partido”.
EN UN CAUPOLICANAZO
Como siempre, cumplió
Camilo. A las 9,30 horas del domingo 28
de octubre de 1990 me pasó a buscar y nos fuimos al Caupolicán. Fue así, como
gracias a Camilo, comencé mis actividades revolucionarias en Chile, a cinco días de haber retornado.
Concurrí a un gran acto, lleno de banderas rojas. Ese magno evento era para celebrar la legalización del Partido
Comunista de Chile, después de la dictadura fascista, en la cual un tal
Pinochet, junto a antidemocráticos
civiles y militares, pretendieron borrarnos de la faz de la tierra. Resonaron
ese 28 de octubre de 1990 los “y que fue…y que fue, aquí estamos otra vez”, las
canciones revolucionarias, consignas y
SU ENORME APORTE AL PARTIDO
EN ÑUÑOA
Camilo fue por largo
tiempo, hasta el año 2002, miembro del Comité Comunal Ñuñoa del Partido Comunista.
Ocupando diferentes cargos, entre ellos, como
brillante Secretario Político. Entre sus obras, estuvo fundar “
En los años
BRINDANDO EN UNO DE SUS
CUMPLEAÑOS
Tengo frente a donde escribo
estas líneas tengo una foto. Estamos con Camilo. Ambos con una copa de vino en
la mano. Fue para un cumpleaños de mi querido camarada. Éste siempre me echaba
tallas porque yo no ingiero bebidas alcohólicas. Ese día preparó discretamente
a alguien que nos tomara una foto y luego me dijo:
-Ivancito, estoy de cumpleaños y tienes que hacer un brindis conmigo. Me pasó una copa de vino. En ese momento brilló un flash. Quedó inmortalizada la alegre sonrisa y la pícara mirada de un feliz Camilo, que me hizo “pecar” en un día de su cumpleaños. Yo estoy mirándolo, contagiado con su alegría. Más atrás, sentada, se ve a Marcia, que sonríe ante la gracia del cumpleañero.
Camilo terminó sus días
militando en nuestra célula,
Desde la fundación del
CEILER se constituyó en un pilar de sus actividades e infaltable y brillante
conductor de los eventos.
TREINTA Y SIETE AÑOS
DESPUÉS
Pasaron 37 años de ese acto
del domingo 28 de octubre de 1990, cuando
con Camilo asistimos a ese primer acto al que concurrí después de mi
retorno.
El domingo 23 de abril de 2017 otra convocatoria al Caupolicán. Igual que entonces para celebrar una nueva y exitosa legalización de nuestro Partido. Pero en esta ocasión concurrimos sin la compañía física de Camilo. Su noble corazón de comunista había dejado de latir, tres días antes, el jueves 20 de abril de 2017.
El masivo y hermoso
velatorio, contó con la presencia de muchos
amigos y compañeros, entre estos, una delegación del Pleno del Comité
Central del Partido Comunista de Chile, que en ese momento se realizaba. Fue una demostración del cariño y respeto que
se ganó el revolucionario llamado Camilo
Guzmán Sandoval.
UN COMUNISTA DE TODA
Porque Camilo fue un recabarrenista ejemplar.
Responsable, valiente, estudioso, con un profundo y positivo espíritu crítico.
Firme en la defensa de los principios
marxistas- leninistas dentro y fuera del Partido. Duro con el enemigo de clase.
Fraternal, respetuoso y tierno con sus
compañeros. Generoso y solidario. Leal
amigo. De gran llegada con los aliados y con todos los que estaban en su
entorno. Trabajador incansable. De gran sentido práctico. Sencillo y modesto. Un revolucionario a carta
cabal. Y, sin lugar a duda, un imprescindible, que luchó toda su existencia.