sábado, 29 de octubre de 2022

A CIEN AÑOS DE LA LLEGADA DE MUSSOLINI AL PODER EN ITALIA

 


Un día como hoy,  29 de octubre, hace cien años,  el rey Víctor Manuel III pidió a Mussolini  la formación de un gobierno. Así llegó el fascismo al poder en Italia con el concurso del rey.  El ascenso al poder de Mussolini no significó de forma automática la implantación en Italia de un Estado fascista. 

Un abrazo antifascista,  

Iván Ljubetic Vargas



A CIEN AÑOS DE LA LLEGADA DE MUSSOLINI AL PODER EN ITALIA

 

                                                         Iván Ljubetic Vargas, historiador del

                                                         Centro de Extensión e Investigación

                                                           Luis Emilio Recabarren,  CEILER

 

 

 


A comienzos de los años veinte del siglo XX en Italia existían tres fuerzas políticas. La más importante era el Partido Popular Italiano, de ideología católica moderada, fundada en 1919 por Luigi Sturzo, secretario de la Acción Católica, con el apoyo del papa Benedicto XIV. Le seguía en importancia el Partido Socialista, con grandes contradicciones internas, que culminaron con su división. De allí surgió el Partido Comunista, marxista, miembro de la Internacional Comunista que, en 1921, se convirtió en la tercera fuerza política de Italia. Uno de sus fundadores fue Antonio Gramsci, destacado escritor y filósofo.

 

                           

 Antonio Gramsci

 

 

La cuarta fuerza presente en la vida política italiana era el Partido Fascista, surgido en 1921 de los "Fasci di Combattimento" (Grupos de Combate), en cuyo seno convergían diversos sectores, desde antiguos socialistas (como por ejemplo el propio Benito Mussolini)  hasta grupos ultraconservadores.

El Partido Fascista  tuvo un acelerado desarrollo. En 1920 sus miembros protagonizaron numerosos actos de violencia contra militantes de izquierda y sindicalistas. En 1922 su presencia en la vida política italiana era ya un hecho. Había logrado ganar numerosos gobiernos de carácter local y provincial y reunido en sus filas numerosos  simpatizantes procedentes de círculos empresariales, la Iglesia y el Ejército.

 

LOS TRABAJADORES REPRIMIDOS POR FASCISTAS

Desde el fin de la Primera Guerra Mundial reinaba en Italia una situación política inestable junto a una grave crisis económica. Los trabajadores, organizados en activos sindicatos como la socialista Confederación General Italiana del Trabajo participaban en importantes movilizaciones. Realizaron ocupaciones de tierras y fábricas entre 1919 y 1920. Esas acciones culminaron con una huelga general el 31 de julio de 1922. Ésta fue aplastada por la represión violenta de los grupos fascistas que sembraron de víctimas el país.

 

UNA VEZ MÁS LA BANDERA PIRATA DEL ANTICOMUNISMO

Los grandes propietarios industriales y agrarios, los católicos, los conservadores, atemorizados por el  crecimiento de las fuerzas revolucionarias  apoyaron el profundo anticomunismo de los fascistas. La violencia se desató en  pueblos y ciudades, favorecida por la inoperancia de los débiles y efímeros gobiernos que se sucedían con rapidez. Surgió el  descrédito del sistema parlamentario. Estos hechos favorecieron que un creciente número de italianos reclamara la acción de un gobierno fuerte y estable.

 

EL ASALTO AL PODER DEL FASCISMO

En ese ambiente se produjo el definitivo asalto al poder del fascismo. La oportunidad llegó tras la “Marcha sobre Roma” organizada en el mes de octubre de 1922. Mediante esa maniobra los fascistas pretendían forzar la dimisión del gobierno constitucional e imponer el de Mussolini.

 

 

Benito Mussolini

 

El Jefe de Gobierno, Luigi Facta, pidió al rey Víctor Manuel III que declarara el estado de sitio para impedir la marcha, pero éste se opuso a la medida. El monarca temía más a una revolución socialista que a los fascistas. Por lo demás, los patrones  e importantes sectores del ejército, simpatizaban en forma abierta con Mussolini.      

El 29 de octubre de 1922 el rey pidió a Mussolini  la formación de un gobierno. Así llegó el fascismo al poder con el concurso del rey Víctor Manuel III.  El ascenso al poder de Mussolini no significó de forma automática la implantación en Italia de un Estado fascista.

 

GOBIERNO DE COALICIÓN

Investido como Primer Ministro, Mussolini gobernó durante unos meses con una coalición, formada por  partidos liberales, nacionalistas y católicos, dentro de los canales constitucionales. Su primer gabinete, en 1923, contó sólo con cuatro ministros fascistas.

En ambiente de extrema violencia tuvieron lugar las elecciones generales de 1924. De un total de siete millones de votos, los fascistas obtuvieron algo más de cuatro millones. La oposición reunió tres millones de sufragios.

Pese a estos resultados, los fascistas lograron la mayoría, en virtud de una ley electoral aprobada en 1923, según la cual el partido que obtuviese un 25 % de los votos se alzaría con una representación de dos terceras partes de la Cámara.

 

CRIMEN Y REPUDIO

El diputado socialista Giacomo Matteotti denunció en el Parlamento las arbitrariedades y la violencia ejercida  por los fascistas en el proceso electoral. La respuesta fue el secuestro y posterior asesinato del diputado. Las investigaciones llegaron a la conclusión que el responsable de este crimen era Mussolini.

Todos los sectores políticos repudiaron este crimen. La prensa nacional y del extranjero protestaron y culparon al Primer Ministro. Miembros de la coalición de gobierno le volvieron la espalda. El Partido Popular y sectores de la Iglesia  condenaron el asesinato.

Los parlamentarios de oposición abandonaron sus puestos  en el Congreso. Y ya no en  el Congreso y ya no volvieron a ocuparlos.

Intelectuales y académicos firmaron una declaración repudiando a Mussolini. Este sufrió una fuerte crisis que lo tuvo a un paso de perder el poder.

 

DICTADURA FASCISTA

A partir de 1925, Mussolini se propuso convertir Italia en un régimen totalitario. Una ley lo nombró jefe de Gobierno y le otorgó todos los poderes. En 1926 la Ley Rocco prohibió todos los partidos y sindicatos, a excepción de los fascistas.

La administración pública fue “depurada”. Se creó una policía política, la Organización de Vigilancia y Represión del Antifascismo (OVRA), que perseguía a la oposición.

Se atrajo a la Iglesia Católica, firmando en 1929 el Tratado de Letrán.

Llevó a cabo una política expansionista. Esta política implicaba la posesión de Albania, África, Somalia, Libia Y Etiopía.