Con la canción
"Pongo en tus manos abiertas" de Víctor Jara, se inició el exitoso
panel en
homenaje al revolucionario chileno Luis Corvalán Lépez, organizado por
el Centro de Extensión e Investigación Luis Emilio Recabarren, CEILER.,
efectuado el miércoles 14 de septiembre
de 2022, el mismo día en que se cumplía su 106 natalicio.
Un amplio público
siguió vía zoom la realización del evento. Hubo participantes de diversas ciudades del país y del extranjero. Entre
ellos desde Canadá y Escocia.
Los dos expositores invitados María Eugenia Puelma y Marcos Barraza, en
brillantes y didácticas intervenciones, se refirieron a la trascendencia actual
de don Lucho Corvalán, a sus cualidades personales, a su método de análisis, a
sus enseñanzas. Se subrayó la importancia que él
siempre dio a los trabajadores, al fortalecimiento del movimiento sindical, su
valiente crítica y autocrítica, su trabajo colectivo y la unidad de acción.
Como ya es
tradicional, el cantautor popular Carlos
Jeldes, puso el marco artístico al acto, con hermosas canciones y un inspirado
poema.
Me correspondió leer
un trabajo sobre Don Lucho, que adjunto por si hubiera alguien interesado en
leerlo.
Finalizó el evento
con el himno de los trabajadores del mundo,
Un abrazo,
Iván Ljubetic Vargas
EN EL 106 NATALICIO DE LUIS CORVALÁN LÉPEZ
Iván
Ljubetic Vargas, historiador del
Centro
de Extensión e Investigación
Luis
Emilio Recabarren, CEILER
Una vez más nos reunimos un 14 de
septiembre para recordar y rendir homenaje al compañero Luis Corvalán Lépez en
el día de su natalicio.
En esta ocasión lo
hacemos a diez días de haber sufrido una dolorosa derrota. No vamos a analizar
lo ocurrido, pero deseamos recordar lo expresado por el compañero Luis Corvalán
en el Informe al Pleno de Agosto de 1977 del Comité Central:
“No fuimos capaces, como
Partido Comunista, de llevar
Dicho sea de paso, ésta
es tal vez una de las más grandes lecciones que debemos extraer con vistas a
construir un Partido todavía más grande y cualitativamente mejor.”
Preguntaréis ¿por qué el CEILER cada año, desde su fundación
en 2012, conmemora el natalicio de don Lucho?
Hay variadas razones: porque fue un
imprescindible, al decir de Bertolt Brecht,
luchó toda su vida.
Porque fue un consecuente
marxista-leninista-recabarrenista, tanto en lo ideológico como en lo práctico y
porque hizo importantes aportes teóricos.
Porque durante los 31 años que ocupó el cargo de
Secretario General fue un gran conductor del Partido Comunista de Chile.
Porque aplicó las normas leninistas de la
dirección colectiva, del centralismo democrático, de la unidad de acción, de la
crítica y la autocrítica.
Porque,
como lo expresé en el año 2010, fue la sencillez y la fraternidad comunista hecha
persona. Ocupó los más altos cargos en
el Partido, pero mantuvo siempre esa modestia que sólo los grandes seres
humanos pueden mostrar.
El 4 de septiembre de 1952 el exdictador Carlos Ibáñez
ganó, por un impresionante margen, las elecciones presidenciales.
Ese año fui designado miembro del Comité Regional
Santiago de las Juventudes Comunistas, del cual era Secretario Político Mario
Zamorano. Me encomendaron la tarea de ser responsable de la distribución de
la revista ‘Principios’. En esa calidad
fui citado a una reunión clandestina del Frente de Propaganda del Partido. No recuerdo el lugar donde sesionamos. Pero
sí el compañero que hizo un extenso, interesante y didáctico informe.
Era bajo de estatura, muy flaco, de nariz pronunciada,
con un bigotito debajo de ésta, de mucho fumar y de convincente hablar.
Se llamaba Luis Correa. Tiempo después supe que se
trataba de don Lucho. Así lo conocí, en una reunión de Propaganda, eludiendo la
represión del gobierno del presidente Carlos
Ibáñez del Campo.
En marzo de 1958, al fallecer Galo González
Díaz, secretario general del Partido Comunista, Luis Corvalán pasó a ocupar esa
alta responsabilidad.
Cinco meses después, el 2 de agosto de 1958, el
Presidente Ibáñez promulgó la ley que derogaba
La
conquista de la legalidad determinó, entonces, una importante transformación al
interior de la vida del Partido Comunista.
Como
sostuvo el escritor y periodista José Miguel Varas en 1975, "el cambio de
'clima' dentro del Partido fue muy notable, y se debió a la legalidad, pero no
sólo a ello. Hubo algo muy personal en Corvalán que influyó a crear una
sensación de gran confianza en la posibilidad de criticar, de que cada cual
pudiera dar su opinión sobre cualquier materia, unido todo ello a la idea de
que el Partido no era un club de debates, de que de todas maneras había que ser
muy firme en las cosas fundamentales...”
Y
agregaba José Miguel Varas: "Hasta la llegada de Corvalán a
Y
Corvalán planteó la perspectiva completamente distinta, aunque lógicamente ello
no era sólo cuestión de él, sino que correspondía también a un cambio en la
situación:
'Son ellos, los enemigos, los que tienen que
estar a la defensiva. Ahora nosotros nos abrimos, ahora nosotros vamos a ser
los dueños de la iniciativa aquí' ".
Julieta
Campusano de ágil inteligencia y aguda observadora, que
jugó un importante rol como miembro del Comité Central, tenía una opinión
bien formada sobre su secretario general. Dijo en 1975:
“En
realidad la impresión que da Corvalán es
que él pensaba, pensaba mucho, se hacía su propio análisis de la situación.
Entonces el producto de ese análisis que él hacía, lo llevaba a
A
Corvalán, -agregaba Julieta Campusano- entre todos los méritos, yo le considero
que tiene uno, el del trabajo colectivo. Cuando preparaba un informe, él lo
llevaba a la dirección del Partido, para que se viera, para que se leyera, para
que se le criticara.
No tenía
‘orgullo’ de su obra, de lo que él había hecho: cortaba, borraba, hacía de
nuevo y recogía la opinión de todos, hasta del más modesto miembro de la
dirección, que le podía hacer alguna sugerencia, algún alcance a lo que él
había preparado. No es una personalidad que aplaste. Es una personalidad que
está siempre en el medio del grupo...
Y
lo otro es que él trataba de exigir más a los cuadros, que dieran más. Siempre
estaba sosteniendo que cada uno de los miembros de
Su elevada capacidad político-ideológica, lograda en
base a su permanente aprendizaje, su método de dirección colectiva, sus cualidades personales, contribuyeron a
mantener una colectividad marxista-leninista, con una gran y disciplinada
militancia (en 1970 entre Partido y Juventudes Comunistas sumaban más de 200
mil militantes); con una bancada parlamentaria respetuosa de las decisiones del
Comité Central. Un Partido con una ejemplar unidad de acción.
Un Partido, además, con una amplia política de
alianzas y que fue factor decisivo en la
unidad de las fuerzas democráticas y populares.
Encabezado por don Lucho, el Partido Comunista fue el
principal artífice de
Luis Corvalán escribió en
su libro : “El Gobierno de Salvador Allende” lo siguiente:
“En la gestación de la
victoria de 1970 y en las realizaciones del gobierno del Presidente Allende,
entregaron su contribución todos los partidos de
Tuvo el mérito de
vislumbrar la posibilidad de conquistar el gobierno por la vía no armada y de jugarse con todo tras el
propósito de materializarla.
Luchó incansablemente, durante años y años, por la unidad de las fuerzas
antiimperialistas y anti oligárquicas alrededor de la clase obrera y en función
de las transformaciones que maduraban en la sociedad. Definió acertadamente el
carácter de la revolución y la política de alianzas.
Llegó a la conclusión de
que la vía pacífica no excluía confrontaciones más o menos violentas, como la toma de tierras por los campesinos y
de terrenos por los pobladores de la periferia urbana, y que se requería ante
todo de la unidad y de la movilización activa y constante de las masas. En la
lucha por esta línea, cuya justeza demostró la práctica, libró un combate
permanente contra las posiciones erróneas, contra el sectarismo de izquierda
que cuestionaba su política y se oponía a las amplías alianzas y contra las
tendencias derechistas de conciliación
con el enemigo”.
Un aporte de Luis Corvalán a la teoría y a la práctica
de la revolución fue plantear la tesis de la
vía no armada y su relación con la violencia.
Sostuvo que la vía
pacífica no es sinónimo de pasividad; que se recorre en medio de aguda lucha de
clases, de combates permanentes, de constantes enfrentamientos,
que no desalojan sino
presuponen no pocas acciones violentas, como tomas de tierra, ocupaciones de
terrenos para viviendas, luchas callejeras, huelgas ilegales, etc.
Su tesis permitió
al Partido Comunista la comprensión correcta del carácter de
Luis Corvalán, incluso, planteó su tesis de la vía no
armada en eventos del movimiento comunista internacional, pero no fue acogida.
Durante el Gobierno Popular, el Partido Comunista se
mantuvo fiel al Programa de
El 11 de septiembre de 1973 los fascistas dieron el
golpe de Estado.
Luis Corvalán fue detenido el 27 de septiembre de
1973. Estuvo como prisionero político en
Proclamó: “No temo por mí. Amo la vida, pero no temo
la muerte si fuera necesario caer por mi causa”.
Por su parte, la querida compañera Lily se jugó por entero por su vida
y su libertad.
Fue liberado por la solidaridad internacional, en
especial de
En Agosto de 1977, tuvo lugar en Moscú el primer pleno
del Comité Central del Comité Central
del Partido Comunista de Chile después
del golpe fascista . Un evento donde se analizó la actuación de la
colectividad durante el Gobierno Popular
y en los cuatro primeros años de la dictadura fascista, con un profundo sentido
crítico y autocrítico.
En el Informe, rendido
por Luis Corvalán, se pregunta: “¿Qué se
puede objetar de nuestro comportamiento del día 11?” Y se responde:
“Se pueden hacer algunas
objeciones. Por ejemplo, ese día quedaron en evidencia defectos en nuestro
aparato orgánico que produjeron cierto grado de desconexión y esto nos impidió
promover siquiera algunas acciones de resistencia con vista con que el
repliegue se hiciera sin una brusca caída de la moral de las masas, en una
forma más o menos consciente”.
Añade más adelante: “Los
errores de ‘izquierda’ derivaron básicamente de no haber abordado de modo
correcto una serie de problemas que dicen relación con el papel de la clase
obrera como fuerza motriz y dirigente de una alianza muy amplia de las capas
medias”
“Nosotros –afirma el
Informe- hicimos una buena elaboración de nuestra línea durante todo el período
de lucha que condujo a la conquista del Gobierno y se puede agregar que también
en el período inicial del mismo, pero no
elaboramos suficientemente nuestra línea en relación de cómo resolver los problemas
del tránsito de la conquista del Gobierno a la conquista de la totalidad del Poder,
y del tránsito de una etapa a otra de
Por lo menos durante el
último año de Gobierno trabajábamos al día, atendiendo los problemas
cotidianos, abrumados por tareas prácticas, en tanto la reacción tenía un plan
bien proyectado. Tal situación condujo a la pérdida de la iniciativa lo que,
unido a todos los errores y complicaciones ya descritas, hizo que
Don Lucho
realizó gran actividad en el exilio.
El
11 de mayo de 1978, estando exiliado en Alemania Federal, viajé a Bonn a un
Encuentro organizado por el Comité de Solidaridad Antiimperialista de
Allí
tuve la oportunidad de abrazar al querido compañero Luis Corvalán Lépez.
Una
foto aparecida en la contraportada de la edición N.º 7-8 de 1978, de la revista
“Boletín Antiimperialista de
Información” (AIB), ha dejado plasmado ese abrazo, con la lectura: “Alegre reencuentro: Iván
Ljubetic y Luis Corvalán en el evento organizado por el ASK el 11 de mayo de
El 3 de septiembre de 1980,
Luis Corvalán proclamó en un acto en Moscú
El 20 de agosto de 1983,
ingresó clandestinamente a Chile.
Era mayo de 1989. Hacía
casi un mes que yo había llegado a
Santiago para participar en el XIX Congreso del Partido. Fui citado y concurrí al local de “Chile, ríe y canta”. Nos reunimos gran cantidad de compañeros.
Algunos viejos conocidos con los que no nos veíamos 16 o 30 años. Otros nuevos.
Escuchamos el Informe del Comité Central al Congreso.
Después los delegados del
exterior fuimos concentrados en un punto de Santiago, en donde nos entregaron
copias del Informe para que lo estudiáramos durante un día.
A la mañana siguiente, en
una esquina del centro, nos pasó a buscar una camioneta en la que partimos
rumbo a la costa. Llegamos a una gran casa cerca del Pacífico, en San
Sebastián.
Allí nos encontramos con muchos otros camaradas. Conversábamos alegremente.
Trataba de reconocer a viejos amigos. De pronto se me acercó alguien que no ubicaba. Tenía una frondosa barba. Me dijo: “¿No me saluda, compañero Iván?”. Por su voz supe que era don Lucho.
En ese, el llamado XV Congreso, que en realidad fue el
XIX, Luis Corvalán cesó en su cargo de Secretario General.
Es muy decidor constatar que los Estatutos aprobados
en ese evento fueron los últimos en que se señaló que “El Partido Comunista de
Chile se guía en su acción por los principios del socialismo científico, el marxismo-leninismo”.
En todos los Estatutos posteriores se elude
esta definición.
A ello debemos sumar otros hechos:
En estos últimos tiempos, con sorpresa y malestar, constatamos que un miembro de
Ya no existe la unidad de acción que nos caracterizaba.
Preocupa la violación de normas
leninistas de organización y funcionamiento.
Además, no siempre se practica la fraternidad
comunista como lo hacía don Lucho.
Yo puedo dar testimonio de su conducta personal.
Cuando conocí
mejor a don Lucho fue al retornar del
exilio.
Regresé a Chile el 23 de octubre de 1990. Me quedé a
vivir en Ñuñoa. Visité varias veces al compañero Corvalán en San Bernardo.
Siempre me recibió muy fraternalmente, como lo hacía con
todos los compañeros. Me ayudó mucho cuando escribía ‘Don Reca’ y otros libros.
Me entregaba
informaciones y opiniones. Me prestó y regaló folletos y libros suyos. Uno de estos fue ‘Camino de
Victoria’, que me lo dedicó con hermosas palabras:
“A mi viejo y querido compañero Iván Ljubetic Vargas
dejo en sus manos, ¡en buenas manos! este ejemplar de un libro que recoge la
posición y la experiencia del Partido en un buen trecho de su vida. Luis Corvalán.
San Bernardo, 11 de noviembre de
Después don
Lucho se trasladó a Ñuñoa. Seguí visitándolo. Cuando no lo hacía me invitaba a
hacerlo. Estuvimos juntos en muchos actos y reuniones. Siempre era de gran
interés escucharlo. Era uno de esos dirigentes, como ya no quedan, dedicados a
transmitir sus experiencias y conocimientos. Aprendí mucho de él. Fue un gran
maestro.
Cuando tuve problemas con algunos dirigentes del
Partido, él siempre me aconsejó sabiamente. No se cansaba de repetir que lo que hay que
cuidar por sobre todas las cosas es la
unidad del Partido.
¡Cómo no vamos a echar de menos a don Lucho!
¡Cómo no vamos a rendirle nuestro modesto homenaje!
¿Preguntaréis, ahora, por qué celebramos cada año su natalicio?
Honor y
gloria eterna al querido compañero Luis Corvalán Lépez