...Alumbra, lumbre de alumbre, Luzbel de piedralumbre!
Así comienza
‘El Señor Presidente’, una obra fundamental de la literatura latinoamericana,
de la que proceden tanto el realismo mágico como las grandes novelas políticas
sobre las dictaduras que tanto sufrimiento y destrucción han causado en todo el
continente, como Yo, el Supremo del paraguayo Augusto
Roa Bastos y El
otoño del patriarca del colombiano Gabriel
García Márquez.
El
libro tuvo una larga gestación, fue escrito entre mediados de los años 20 y
principios de los 30 por Miguel Ángel Asturias en París, donde se exilió
durante más de diez años huyendo de la dictadura de Estrada Cabrera en su país
natal, Guatemala. La dictadura de Estrada Cabrera, que duró de
Guimarães Rosa: Creo que me ha entendido mal. Parece
que te refieres a lo que ocurrió en Berlín. Sobre esto quería decir que estoy
del lado de Asturias y no de (Jorge Luis) Borges. Aunque no apruebo todo lo que
dijo Asturias en el fragor del debate, no apruebo nada de lo que dijo Borges.
Las palabras de Borges revelan una total falta de conciencia de la
responsabilidad, y yo siempre estoy del lado de los que asumen la
responsabilidad y no de los que la niegan.
Esta
cita es muy corta, no contiene mucha información sobre el contexto, pero aún
así me parece suficiente para indicar que Guimarães Rosa reconoció en Asturias
a un escritor con el que compartía la misma posición: ambos asumieron la
responsabilidad del escritor pese a su tiempo.
En El Señor Presidente, Miguel Ángel Asturias se enfrentó a la sociedad
latinoamericana, a la política y a la literatura de su tiempo como ningún otro
antes. Para el estudioso de la literatura latinoamericana Gerald Martin, autor
del influyente libro Journeys through the Labyrinth: Latin American Fiction in the Twentieth
Century, se trata de una novela única en la literatura
latinoamericana, la primera que combina su llamamiento a la revolución del lenguaje y
la literatura con un llamamiento a la revolución social y política y la primera
que desenmascara el autoritarismo y el patriarcalismo a nivel de la conciencia,
es decir, la interiorización del totalitarismo.
Al leer
El Señor
Presidente hoy , mientras Brasil sucumbe a la
incompetencia generalizada, a la corrupción rampante y a la ignorancia
deliberada de una parte importante de la población, reconozco mucho en común
entre nuestro país y el mundo descrito por Asturias en su novela, el de una
sociedad que sufre bajo una dictadura militar mezquina y violenta. Y ante las
amenazas del Señor Presidente Bolsonaro de dar un golpe de Estado e instaurar
definitivamente una dictadura, la novela de Miguel Ángel Asturias se transforma
en un mensaje, una advertencia sobre lo que aún puede llegar a ser nuestro
país. Porque todo puede ir siempre a peor: el pozo no tiene fondo, no hay
límites para la estupidez.
Un
personaje de la novela, el general Canelas, cae en desgracia con el Señor Presidente
y tiene que huir de la dictadura militar que ayudó a imponer. Y durante su
huida por el interior del país, ante la miseria que el gobierno dictatorial
había creado y que hasta hace poco era invisible para él, oculta por los
privilegios que disfrutaba, piensa para sí mismo:
Cuál era la realidad? No haber pensado nunca con su
cabeza, haber pensado siempre con el quepis. Ser militar para mantener en el
mando una casta de ladrones, explotadores y vendepatrias endiosados (...).
Quien
tenga oídos, que escuche. Quien tenga ojos, que vea.
En otro
episodio de la novela, una criada de un comandante de policía recibe la
petición de una humilde mujer que sólo quiere saber dónde fue enterrado su
marido, asesinado en las cárceles de la
dictadura. La criada promete ayudar y habla con el comandante de la policía,
que responde de esta manera:
No hay que dar esperanzas. (...) En estos puestos se
mantiene uno porque hace lo que le ordenan y la regla de conducta del Señor
Presidente es no dar esperanzas y pisotearlos y zurrarse en todos porque sí.
Frente
a los miles de muertos causados por la pandemia del COVID 19, frente a la
destrucción de la selva amazónica y del Pantanal, ¿cómo no ver en estas
palabras la descripción exacta del liderazgo del ministro Pazuello, del ministro
Salles y de tantos otros que ocupan cargos importantes en el gobierno del
presidente Bolsonaro?
El que
tiene oídos, oye; el que tiene ojos, ve.
Y ante
la inercia de gran parte de la clase política, incapaz de tomar una actitud
ante tanta debacle, muertes y destrucción, sin vergüenza de su propio
oportunismo, estas palabras escritas por Asturias y pronunciadas por un
personaje de la novela, parecen salir de la boca de millones de brasileños:
No hay esperanzas de libertad, mis amigos; estamos
condenados a soportalo hasta que Dios quiera. Los ciudadanos que anhelaban el
bien de la patria están lejos (...) Los árboles ya no frutecen como antes. El
maíz ya no alimenta. El sueño ya no reposa. El agua ya no refresca. El aire se
hace irrespirable. Las plagas suceden a las pestes, las pestes a las plagas, y
ya no tarda un terremoto en acabar con todo. (...) Adonde volver los ojos en
busca de libertad?
Miguel
Ángel Asturias, Premio Nobel de Literatura 1967, envía hoy su mensaje a Brasil
desde su pequeño y sufrido país. Hay que leer El Señor Presidente.
Resistir y buscar fuerzas en las palabras encantadas de la novela. Vuelvo a su
principio:
Alumbra, lumbre de alumbre, Luzbel de piedralumbre,
sobre la podredumbre! Alumbra, lumbre de alumbre, sobre la podredumbre, Luzbel
de piedralumbre! Alumbra, alumbra, lumbre de alumbre..., alumbre...,alumbra...,
alumbre de alumbre...,alumbra,alumbre...!
Franklin Frederick