El mito y la verdad histórica de hace 81 años:
Iván Ljubetic Vargas, historiador del
Centro de Extensión e Investigación
Luis Emilio Recabarren, CEILER
Las tropas nazis pisoteaban
Europa. El 22 de junio de 1941, Hitler
inició la Operación Barbarroja, invadiendo
el país soviético. Entre junio de
1941 y el 2 de febrero de 1943 la
maquinaria de guerra hitleriana avanzaba sobre la patria de Lenin. Las fuerzas
democráticas del mundo clamaban, exigían
a Estados Unidos y sus aliados la apertura de un segundo frente. No se oye,
padre. Ellos esperaban que las tropas fascistas aniquilaran a los soviéticos,
después actuarían.
PERO…
Pero tuvo lugar la victoria del
ejército rojo en Stalingrado, que marcó el inicio de la gran contraofensiva
soviética, En agosto de 1943 en el Arco de Kursk fueron derrotados los
hitlerianos y destruidas grandes
cantidades de sus tanques. En enero de 1944 las hordas nazis habían sido
expulsadas del suelo ruso. Estaba ya claro que el avance soviético era
incontenible y que era cuestión de tiempo que derrotara a Hitler. Entonces,
sólo entonces…
“EL PARTIDO DE LOS FUSILADOS”
El 18 de mayo de 1944, el líder
comunista Maurice Thorez, en una alocución por radio, llamó al pueblo francés a
la insurrección armada general contra los ocupantes alemanes. No pocos de sus
compatriotas habían colaborado con el gobierno establecido en Vichy por
Phillipe Petáin, Pierre Laval y otros traidores a la nación francesa.
Esos eran los enemigos declarados,
pero una parte importante de la burguesía gala también se confabuló con los
vichistas, los hitlerianos y los círculos más reaccionarios de Inglaterra y
Estados Unidos, para cerrarle el paso a las fuerzas progresistas agrupadas por
el Partido Comunista Francés, conocido como “el Partido de los Fusilados” por
la alta cuota de sangre ofrendada en la lucha por la liberación de la patria.
EL DESEMBARCO DE NORMANDÍA
El desembarco de Normandía, bajo
el nombre en clave de Operación Overlord, tuvo lugar sólo cuando los mandos
militares de Estados Unidos, Inglaterra y otros países occidentales, llegaron a
la conclusión que la heroica lucha de los soviéticos había debilitado
sustancialmente a la Wehrmacht y que el ejército rojo estaba en condiciones
de derrotarla por sí solo. Además, el 80% del poder bélico nazi estaba tratando
de detener el invencible avance del Ejército soviético.
El 6 de junio de 1944 fue señalado
como el Día “D”. En esa fecha, a la una
y treinta de la madrugada, empezaron a ser echados al agua los medios de
desembarco de tropas y material de guerra. La zona donde debían tomar tierra
las fuerzas de invasión —en un sector de 80 kilómetros— estaba defendida
únicamente por dos divisiones alemanas del Séptimo Ejército del Tercer Reich.
La noche del 5 al 6 de junio los
aliados habían lanzado tres divisiones de paracaidistas en la retaguardia
inmediata del frente con la misión de destruir las vías de comunicación y
evitar la llegada de refuerzos a las tropas alemanas en la costa. A las seis y
treinta de la mañana arribaron a la orilla las primeras oleadas de invasores.
Bajo la cobertura de los cañones de la flota y de la aviación de apoyo; ese día
desembarcaron 156.000 combatientes aliados y sólo aparecieron en el aire 50
aviones enemigos.
En las operaciones de desembarco
participaron 36 divisiones, de entre 15 y 20 000 hombres cada una de ellas. El
mando aliado disponía de 5 mil 49 aviones de caza, mil 467 bombarderos pesados,
mil 645 bombarderos medianos y ligeros, 2 mil 316 aviones de transporte y mil
591 planeadores.
Se utilizaron 6 mil 483 buques,
entre ellos cinco portaaviones, seis acorazados, 25 cruceros, cerca de un
centenar de destructores e igual número de submarinos. Pertenecían a las
Marinas de Guerra y Mercante de Inglaterra, Estados Unidos, Canadá, Holanda,
Noruega, Polonia, Francia y Grecia.
EL SEGUNDO FRENTE
El desembarco de Normandía dejó
abierto el Segundo Frente de la II Guerra Mundial en el noroeste de Francia.
Era la tan esperada invasión de Europa continental de los aliados anglosajones.
Se produjo casi un año después de tener lugar, en las inmediaciones de Kursk, el
viraje cardinal en la suerte de la guerra.
El avance de las tropas
angloestadounidenses en Francia- integradas también por canadienses,
australianos, neozelandeses, franceses libres, etc. — se vio facilitado por el
ejército soviético, que venía triturando a las fuerzas fundamentales de la
Wehrmacht, y por los patriotas franceses, organizados en “Francotiradores y
partisanos”
LOS MAQUS
Durante toda la ocupación nazi, las unidades de la Resistencia francesa o maquis lucharon heroicamente contra el invasor. Realizaron audaces acciones de sabotaje. Emplearon la guerra de guerrillas. A su cabeza estaban los comunistas.
Luego de producido el desembarco
de Normandía, atacaron y derrotaron a las guarniciones alemanas en la dirección
del avance de las tropas expedicionarias aliadas, abriéndoles el camino. Justo
en el sector delante de la zona de desembarco los francotiradores y
guerrilleros dirigidos por los comunistas liberaron 42 ciudades y centenares de
pueblo. Contribuyeron así a que las fuerzas desembarcadas pudieran afianzarse y
ampliar la base de operaciones conquistada.
Maurice Thorez, secretario general
del PC francés, escribió en su obra “Hijos del Pueblo”: “Después del 6 de junio
asistimos a un levantamiento en masa desde Bretaña hasta los Alpes y desde los
Pirineos hasta el Jura. Departamentos enteros se liberaban ellos mismos. Es una
verdadera insurrección nacional… y aquí los comunistas marchan de nuevo al
combate en primera fila”
El historiador francés Pierre de
Montauban señaló: “Sin la fijación por la guerrilla de importantes efectivos
enemigos, sin los retrasos considerables impuestos por los guerrilleros a las
unidades alemanas de intervención, los aliados habrían sido, probablemente,
arrojados al mar”. (Cahiers du Communisme, Nº. 8, 1950. p. 61).
¿FUE DECISIVO EL SEGUNDO FRENTE?
El año pasado, con motivo de cumplirse los 75 años del Día “D” se realizaron una serie de ceremonias y se
desató una campaña a través de los medios de comunicación, colocando a ese
episodio como el hecho decisivo en el fin de la II guerra Mundial en Europa.
Es innegable su importancia y
es impresionante la cantidad de soldados
y elementos bélicos allí utilizados. Pero no puede negarse que ha sido el
episodio bélico más manipulado en la historia de la humanidad. Contrariamente a
lo sostenidos por historiadores
occidentales y la prensa norteamericana e inglesa, no jugó un rol decisivo en el curso de la
guerra. Entre otras cosas, porque el Segundo Frente se abrió tardíamente,
cuando la suerte del Tercer Reich estaba ya echada.
A propósito de esto último, el
historiador ruso G. Deborin afirmó: “La premeditada demora en la apertura del
Segundo Frente constituyó un grandísimo crimen de los círculos reaccionarios de
Inglaterra y los Estados Unidos. ante todos los pueblos, incluidos el inglés y
el norteamericano, alzados en la lucha contra los esclavizadores fascistas. La
no apertura del Segundo Frente a su debido tiempo costó a los pueblos multitud
de víctimas”.
LA BANDERA PIRATA DEL ANTICOMUNISMO
Casi inmediatamente después del
desembarco, el General Dwight D. Eisenhower, Comandante en Jefe de los
ejércitos aliados, exigió a la población francesa cesar la lucha armada contra
los ocupantes alemanes. Por su parte, el General Koenig, jefe del Estado Mayor
del General Charles de Gaulle, jefe de las fuerzas de la Francia Libre, formuló
la misma exigencia en nombre del Comité Nacional Francés en un radiograma a los
representantes de esa organización en el territorio nacional.
Lo que ambos pretendían era que la Resistencia, integrada
mayoritariamente por comunistas y otros sectores de izquierda cesara la insurrección y obedeciera a las autoridades alemanas. Y esto constituía
una traición descarada al pueblo francés que tanto había padecido bajo la bota
nazi.
Otra prueba de esa posición
antipopular era que, a pesar de la enorme superioridad numérica y material
sobre su adversario, el avance de las tropas aliadas no pasaba por término
medio de
El historiador ruso Deborin
sostuvo en su “Historia de la II Guerra Mundial” que ello “se correspondía con las intenciones de los
medios gobernantes de Washington y Londres, de no tratar de emprender amplias
operaciones ofensivas contra la Alemania nazi, a fin de no debilitar la
resistencia de ésta a la victoriosa ofensiva del ejército soviético”.
LA INSURRECCIÓN DE PARÍS DE AGOSTO
DE 1944
La resistencia parisina,
encabezada por los comunistas y dirigida por
el obrero metalúrgico Henri Rol-Tanguy
rodeó rápidamente los núcleos de resistencia de los alemanes. Los
invasores se pusieron de inmediato en posición defensiva y se ordenó a una
división de las SS que se pusiese en camino hacia París.
El 13 de agosto de 1944, los
trabajadores del Metro de la ciudad, así como la Gendarmería Nacional se
sublevaron, seguidos por la Policía a partir del día 15, y los carteros el día
16.
El 18 de agosto el Partido
Comunista Francés convocó a una huelga general en la ciudad, Entonces se incorporaron al alzamiento muchos obreros parisinos. Se levantaron
barricadas, para dificultar los desplazamientos de los vehículos alemanes. Se
produjeron cada vez más violentas
escaramuzas con las tropas alemanas de ocupación, que alcanzaron su punto más
alto el 22 de agosto de 1944.
Por otra parte, se produjeron
combates de importancia en la Prefectura de Policía de París, que fue tomada
por los sublevados el 18.
El 20, el mando de la Resistencia
en París se instaló en un subterráneo en el centro de la ciudad, a la vez que
Alexandre Parodi iniciaba la formación de un órgano centralizado de gobierno,
planificando la toma de los distintos ministerios.
Por otra parte, junto a los
acontecimientos que se sucedían en el centro de la ciudad, en las afueras se
producían escaramuzas y emboscadas, preparadas por resistentes y partisanos
comunistas.
Luego de obtener la aprobación del
general Charles de Gaulle, el general Leclerc ordenó el avance hacia París
(contra las órdenes de su superiores estadounidenses) a los elementos de vanguardia y
reconocimiento de la 2ª División
Blindada del ejército francés, Formaba parte de ella la 9ª Compañía de
Reconocimiento, al mando del capitán Raymond Dronne, conocida como La Nueve,
que formada casi exclusivamente por españoles, antiguos componentes del
Ejército Popular Republicano. Al mando de La Nueve, estaba Joseph Putz, un voluntario
de las Brigadas Internacionales en la Guerra Civil Española.
UNA VEZ MÁS CONTRA LA CLASE OBRERA
En vísperas y en el transcurso de
la insurrección de París, en agosto de 1944, los mandos anglo-norteamericano e
hitleriano en Francia sostuvieron negociaciones secretas acerca de la supuesta
retirada voluntaria de los nazis de la Ciudad Luz, con el fin de preservar el
patrimonio de esa urbe, pero las intenciones reales eran abrir camino a las
tropas aliadas y frustrar el levantamiento liderado por los comunistas bajo la
dirección del obrero fabril Henry Rol-Tanguy.
Mientras esto sucedía, la aviación
inglesa y la norteamericana bombardeaban los barrios obreros de las ciudades
francesas, que para nada constituían objetivos militares, al tiempo que destruían
los puertos, las fábricas de aviación y otras empresas, tratando así de
debilitar la industria gala y minar toda competencia futura de su parte.
En cambio, en Alemania, esa misma
fuerza aérea destruía también las barriadas obreras, pero respetaba los objetivos
militares del enemigo, como fábricas de guerra y almacenes cuyos capitales
estaban vinculados a monopolios de EE.UU. e Inglaterra.
LA CONTRAPARTE
Sin embargo, todas estas
actuaciones increíblemente traicioneras tenían un freno: el incontenible avance
del Ejército Rojo hacia occidente y la gran pujanza del movimiento guerrillero
y de las fuerzas progresistas en Europa y en las propias naciones capitalistas
aliadas.
Por fin, el 23 de agosto se formó
en el París liberado por los patriotas, el gobierno provisional de la República
francesa, encabezado por el General Charles de Gaulle, que fue reconocido por
los gobiernos de la URSS, los EE.UU. y Gran Bretaña.
LA FIRME DE LA HISTORIA
A 81 años de ocurrido, los aliados
occidentales, siguen dedicándose a ensalzar y manipular ese Día “D”, el que se
produjo cuando casi no era necesario,
porque el daño colosal ya estaba hecho. Londres y Washington habían sido
responsables del retardo de la invasión a Europa más allá de todo raciocinio.
A lo largo de la guerra en el
Viejo Continente, los EE.UU. y sus aliados derrotaron a 176 divisiones
alemanas, mientras el Ejército Rojo destruyó a cerca de 400 de las mejores
grandes unidades de la Alemania nazi y sus satélites.
En el invierno de 1944-45 en Las
Ardenas, Bélgica, una gran contraofensiva germana sobre el frente occidental
causó una debacle a las tropas aliadas que no terminó en catástrofe total,
gracias a la grandiosa ofensiva lanzada por el mando soviético en Polonia, a
pedido del premier inglés Winston Churchill.
El rol decisivo para derrotar la
bestia parda lo jugaron los heroicos combatientes del Ejército Rojo.
Esta es la historia verdadera; lo
demás, mito.