Hoy para quien aún no la conozca,
compartimos la historia de la piedra donde descansa nuestro ETERNO e INVICTO
Comandante en Jefe Fidel Castro...
Con una compartimentación muy alta
laboró durante diez años un reducido grupo de trabajo en el proyecto. El
entonces ministro de las FAR, General de Ejército Raúl Castro Ruz, le encomendó
la tarea en 2006 al arquitecto Eduardo H. Lozada León, quien junto a su esposa,
la también arquitecta Marcia Pérez Mirabal, concibió la concepción del recinto.
Allá por el año 2007, el
Comandante Juan Almeida Bosque y el arquitecto Eduardo Lozada León iniciaron la
preparación del lugar donde descansarían los restos del líder de la Revolución
Fidel Castro. Fue así como un grupo de aproximadamente 23 hombres se adentró en
el macizo La Gran Piedra, lugar del oriente del país que pertenece a la Sierra
Maestra, tan raigalmente vinculada a la vida revolucionaria de Fidel, para
extraer esa roca que hoy contiene la urna de cedro que guarda sus cenizas.
Una rastra Nikola y una grúa Kato
70, equipamiento de la empresa de izaje Cubiza, fueron las encargadas de
extraer y transportar la piedra china pelona milenaria hasta una base de la
Unidad Constructora Militar (UCM) de la ciudad de Santiago de Cuba.
Isnel Delgado, director general de
Cubiza contó:
“Era una piedra grande, que pesaba
alrededor 50 toneladas, cóncava y con unos picos. Cuando la fuimos a sacar dio
mucho trabajo el moteo, porque se partieron unas cuantas eslingas. Tuvimos que
usar eslingas de
Una parte se cinceló en las
cercanías del río Carpintero, pero el resto de la labor continuó en este sitio.
Trabajar la piedra consistió en limpiarla hasta que alcanzara su estado natural
y pulirla con discos adiamantados para corregirle algunos picos que
sobresalían. Luego se perforó el centro con barrenas de tungsteno y se tapizó
con mármol crema para depositar la urna. Todo este proceso, incluido el
moldeado del nombre con bronce, llevó tres años de trabajo.
En septiembre del año 2009 fallece
el Comandante Almeida y continúa al frente de esta tarea el General de Cuerpo
de Ejército Ramón Espinosa Martín, viceministro de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias.
Medianoche del 25 de noviembre de
2016. Raúl Castro, presidente de los Consejos de Estado y de Ministros habla al
pueblo de Cuba en la última emisión del noticiero de televisión con voz
quebrada anuncia la noticia más triste que nadie quiere creer. Ha fallecido
Fidel en La Habana.
“Cuando conocimos la noticia nos
trasladamos al puesto de mando que tenemos acá en la empresa y leímos un
documento oficial que teníamos con las instrucciones de lo que debíamos hacer.
Fue difícil localizar a las personas implicadas a altas horas de la madrugada y
muy doloroso”, rememora Isnel.
La Nikola es el único equipo de
carga pesada que existe en Cuba, transporta hasta 250 toneladas y se mueve a
una velocidad entre veinticinco y treinta kilómetros por hora. Esa noche había
dormido con 90 toneladas de peso encima, con piezas para una fábrica de cloro
sosa que se estaba haciendo en aquel entonces en Sagua la Grande. “Comenzamos a
darle mantenimiento al equipo sobre las cinco de la mañana y cerca de las seis
salió para Villa Clara. Preparamos también la grúa de 160 toneladas, que
enviamos con dos rastras con 40 toneladas de contrapeso. Sobre el mediodía del
sábado ya la Nikola estaba en el centro del país. Ahí tomamos la decisión de
bajar las 90 toneladas en Cubiza de Villa Clara y volver a dar mantenimiento al
equipo”.
Cuatro de la tarde. Se reunió todo
el equipo que participaba en esta operación. Se hizo un trasbordo de los
contrapesos de las rastras para la Nikola y continuaron el camino hacia
Santiago de Cuba. Fue necesaria ayuda con la vialidad, porque la Nikola
abarcaba prácticamente las dos sendas de la carretera central. Esa tarde-noche
avanzaron hasta los límites de Ciego de Ávila y Sancti Spíritus, y el domingo
en la mañana continuaron por Camagüey hasta Granma. A Santiago llegaron en la
madrugada del lunes, cuando el cortejo fúnebre llevaba a Fidel de La Habana
hasta esta provincia oriental.
“Fuimos directo para Santa
Ifigenia, donde nos estaba esperando el General Espinosa. Como habíamos
trabajado de conjunto con el arquitecto Eduardo Lozada en la pavimentación y
remodelación de Santa Ifigenia ya conocíamos dónde y cómo iba la piedra, y la
forma en la que debíamos trabajar”. En la mañana de este día, envuelta en una
lona, la piedra atravesó las calles santiagueras hasta el camposanto.
Una vez allí fue necesario colocar
algunas planchas de acero inoxidable en el piso para proteger la locación,
porque las máquinas pesan mucho.
“Nos costó mucho trabajo poner la
piedra a nivel. En el hueco donde se depositó se hizo un piso de hormigón y con
las eslingas de la grúa se fue poniendo a nivel. Como las eslingas hacían una
hamaca por debajo de la piedra, estas se quedaron debajo. ”Las eslingas de
Cubiza nunca se separaron de la piedra ni de Fidel. Este es el pedacito de
historia que marca a esta empresa, siempre al lado del Jefe, quien la creó en
1979 y siempre soñó con que fuera líder. Eso fue algo único para nosotros”.
El mausoleo se concibió de la
siguiente manera:
El Comandante de la Revolución
Juan Almeida Bosque buscó soluciones como la del cercado perimetral. Durante
tres años se trabajó en el perfeccionamiento de la roca granitoide, que posee
un peso de entre 48 y 49 toneladas aproximadamente, y una altura cercana a los
cuatro metros. Pulirla, perforar el espacio para la urna, revestir el interior
y preparar la tarja de mármol verde y letras en bronce con el nombre de Fidel
fue una delicada tarea.
De forma paralela, mientras
integrantes de la Empresa de Construcciones Militares de Santiago de Cuba
laboraban en el elemento principal, el Coronel (r) Mariano Lamber Matos, en
función de inversionista, adelantó detalles como la creación de las columnas
del cercado y el piso, construidos con mármol color crema de yacimientos
existentes en Bayamo. Se hicieron 19 con este material, en representación de
las columnas y el pelotón Las Marianas, del Ejército Rebelde. Las cadenas que
atan estos elementos denotan la unión de las acciones de las citadas fuerzas.
Las columnas están compuestas por
tres elementos: la base, en alusión al grito de Libertad o Muerte de Carlos
Manuel de Céspedes; el intermedio, que representa la labor de Martí para
materializar la Guerra Necesaria; y toda la parte superior, que recuerda a la
Revolución liderada por Fidel que continúa en ascenso. El símbolo que las
corona glorifica la lucha victoriosa en las montañas. Lo rodean el laurel y el
olivo de bronce con un apoyo y tres montañas.
A la entrada de la tumba de Fidel
se levantan dos pedestales semejantes a otros que conforman el cercado del
cementerio, en alusión a la acción cívica y el movimiento de la clandestinidad.
A ambos lados de la senda que
conduce al monolito hay un pequeño espacio en el suelo, enchapado con piedras
chinas pelonas, las cuales fueron recogidas de las desembocaduras de los ríos
que corren por La Plata y el Uvero.
Cada detalle en este sitio
contiene un significado, incluso la vegetación: los helechos son propios de la
Sierra y las posturas de café, ubicadas en las jardineras, contienen el
uniforme verde olivo mientras su aroma recuerda el de las montañas.
El hombre sencillo y humilde que
fue Fidel no quiso bustos, calles ni escuelas con su nombre. Convencido bajo la
prédica martiana que toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz, esta es
la única tumba del cementerio de Santa Ifigenia que no tiene epitafio, ni fecha
de nacimiento ni de muerte, porque Fidel vive en el corazón de un país.