Hoy se cumplen 64 años del asesinato de las hermanas Mirabal, masacradas bajo la dictadura de Leonidas Trujillo en la República Dominicana. Para recordar este hecho, le entregamos a las y los lectores del “Boletín Rojo” un escrito del historiador Iván Ljubetic Vargas.
TRES MARIPOSAS QUE DESAFIARON LA DICTADURA DE RAFAEL TRUJILLO, EL “TIGRE DEL CARIBE"
A 64 AÑOS DEL ASESINATO DE LAS
HERMANAS MIRABAL
Iván
Ljubetic Vargas, historiador del
Centro de Extensión e Investigación
Luis Emilio Recabarren, CEILER
Era el viernes 25 de noviembre de
1960, tres de las cuatro hermanas Mirabal -Patria Mercedes, María Argentina
Minerva y Antonia María Teresa- habían salido temprano desde Ojo de Agua, en la
provincia de Salcedo, para viajar en jeep a Puerto Plata. Su objetivo era
visitar en la cárcel de esa ciudad, ubicada en la costa norte de la República
Dominicana, a dos combatientes contra la dictadura de Trujillo: Manuel Tavarez,
esposo de Minerva, y Leandro Guzmán,
marido de María Teresa.
Ese viernes 25 de noviembre, poco
después de las cuatro de la tarde, las Mirabal y Rufino de la Cruz regresaban
de Puerto Plata de ver a sus esposos en la cárcel San Felipe de Puerto Plata. En
la curva Marapicada, a menos de dos kilómetros de esa ciudad, había un vehículo
detenido, con aparentes pasajeros afuera, mientras otra persona simulaba que
revisaba el motor.
LA CRUEL MATANZA
Rufino de la Cruz se detuvo cuando
vio que el auto estaba casi en medio de la vía. Al llegar paralelo al
auto, el jeep fue asaltado por esbirros
del Servicio de Inteligencia Militar de Trujillo. Las mujeres lanzadas hacia
afuera violentamente e introducidas al vehículo de los asesinos.
Patria logró salir huyendo en
dirección a un camión del Seguro Social que venía por allí, pero fue alcanzada
y arrastrada por los cabellos e introducida al carro junto a sus hermanas, pero
antes alcanzó a gritarles a los del camión: “Díganle a la familia Mirabal, de
Salcedo, que los de Trujillo van a
matarnos”.
El carro marchó con las tres hermanas adentro y Rufino fue mantenido en el jeep acompañado de dos agentes.
Antes de llegar a la Cumbre de
Puerto Plata se desviaron hacia la derecha, por un camino sin pavimento, entre
un cañaveral, y se detuvieron a más de cien metros de la carretera.
Un grupo de esbirros encabezados por el teniente Alicinio Peña Rivera tuvo a su cargo la ejecución de las Mirabal. Fueron asesinadas a palos y puñaladas. Antes, habían ahorcado al héroe dominicano Rufino de la Cruz.
Posteriormente, introdujeron los cuatro cuerpos en los vehículos y se marcharon hasta el lugar donde lanzarían el jeep con ellos dentro. Se detuvieron un momento al ver que una de las víctimas estaba viva y se quejaba. Era Minerva, la remataron.
Con los cuatro cuerpos dentro, los
asesinos, queriendo hacer aparecer su crimen, como un “accidente” (método repetidamente empleado
por la dictadura) colocaron a los cuatro mártires en el jeep y lo lanzaron a un
precipicio, en cuya cercanía habían perpetrado
la horrorosa masacre.
Al día siguiente un diario tituló:
“Tres mujeres y un chofer perecen en vuelco”. Muy pocos creyeron esa
información. La noticia del múltiple asesinato corrió como pólvora, provocando
la indignación amplios sectores de la sociedad dominicana.
¿QUIÉNES ERAN LAS HERMANAS MIRABAL?
Eran cuatro y todas habían nacido
en Ojo de Agua. La madre se llamaba Mercedes Reyes Camilo; el padre, Enrique Mirabal,
comerciante y hacendado.
Patria Mercedes había nacido el 27
de febrero de 1924, poco antes que los marines estadounidenses abandonaran el país; Bélgica Adela, el 2 de marzo de 1925; María
Argentina Minerva, el 13 de marzo de 1926, y Antonia María Teresa, el 15 de
octubre de 1935.
Las cuatro eran hermosas, pero
sobresalía entre ellas Minerva, que además de ser extraordinariamente bella,
poseía una inteligencia prodigiosa, enorme sensibilidad social y gran interés
por estudiar.
En junio de 1949, Minerva y sus
padres fueron invitados por las autoridades de la provincia, a una fiesta
ofrecida en Santiago, en el Palacio de
la Gobernación, en honor de Rafael Leonidas Trujillo, que desde 1930
ejercía una de las más crueles dictaduras de América Latina. El tirano se
sintió desde el primer momento atraído
por la belleza de la joven de 23 años.
ES PELIGROSO DE DECIR NO A UN DICTADOR
A mediados de agosto de 1949, la
familia Mirabal recibió de parte del Gobierno una nueva invitación. Esta vez se
trataba de la inauguración del Hotel Montaña, en Jarabacoa. En ella, tanto el tirano como su hijo Ramfis,
bailaron con Minerva. Las demostraciones de galantería de parte de Rafael Leonidas molestaron a la
joven, quien se negó a seguir bailando.
El 12 de octubre de 1949, otra invitación para la familia Mirabal. Ahora, para una fiesta en la Villa Borinquen, lugar
de descanso del tirano. La primera reacción de la madre fue oponerse a que
asistiera Minerva, pero luego de analizarse las implicancias políticas que ello
tendría, decidieron que lo mejor era
concurrir.
MINERVA ENCARA AL TIRANO
Durante el desarrollo del baile, Trujillo intentó seducir a Minerva. Ella,
no sólo lo rechazó, sino que en su cara le dijo
que “dejara tranquilo a ese joven tan inteligente y preparado llamado
Pericles Franco”. Este era un conocido dirigente comunista, fundador del
Partido Socialista Popular y muy amigo de Minerva. Las palabras de la joven molestaron profundamente al tirano.
Al enterarse los familiares de lo
ocurrido entre Minerva y Trujillo, optaron por retirarse de la fiesta, sin
avisar previamente.
Pocos días después, el padre,
Enrique Mirabal, fue detenido y enviado a la cárcel. Lo mismo ocurrió a Minerva
y a varias de sus amigas. Las interrogaron sobre las relaciones de Minerva con
el Partido Socialista Popular y, especialmente, con el dirigente comunista Pericles Franco.
Estuvieron varias semanas en
prisión. Una vez liberados, se ejerció un severo espionaje sobre la familia
Mirabal. El padre falleció el 14 de diciembre de 1953.
En noviembre de 1955, Minerva contrajo matrimonio con Manuel Aurelio Tavarez Justo, un
combatiente clandestino antitrujillista.
EL EJEMPLO DE CUBA
El 1º de enero de 1959 triunfó la
Revolución Cubana. Este histórico acontecimiento influyó en los sectores más
consecuentes de los países de América Latina. Ello ocurrió también en la
República Dominicana.
En una reunión familiar, realizada
en enero de 1959, en la residencia de
Guido D’Alessandro sobrino de Manuel Tavarez, Minerva planteó la posibilidad de
organizar un movimiento para derrocar la tiranía. La idea fue tomada con
entusiasmo por todos los presentes y se inició el reclutamiento de adherentes. Minerva,
con el nombre de Mariposa, entró de lleno al trabajo clandestino.
El 14 de junio de 1959, desembarcó una expedición armada procedente
de Cuba. Fue aplastada, pero el heroísmo de quienes cayeron en ese intento
influyó poderosamente en la juventud dominicana.
NACE EL “14 DE JUNIO”
El 10 de enero de 1960, en la
hacienda de Conrado Bogaert, en ciudad de Mao, se constituyó la Agrupación
clandestina “14 de junio”, llamada así
en homenaje al día en que se produjo el desembarco de la derrotada
expedición contra Trujillo.
A ese histórico evento concurrieron
sólo dos mujeres. Una de ellas fue Minerva, a quien se le propuso para presidir el movimiento. Desistió
y señaló que debía hacerlo su compañero Manuel Tavarez (Manolo), lo que fue
acordado por unanimidad. El objetivo del
“14 de junio” era derrocar la dictadura de Trujillo.
LA REPRESIÓN
Un delator informó a la policía de
todos los detalles de esa asamblea clandestina. La represión de la tiranía cayó
sobre la naciente organización. Fueron detenidos Manuel Tavarez, Minerva, su
hermana María Teresa... Hacia fines de junio habían sido encarcelados más de cien miembros del “14 de
junio”. Fueron salvajemente torturados. No pocos perdieron la vida en medio de
los tormentos.
Estos hechos levantaron fuerte
oposición en el país. Presionado por ello, Trujillo se vio obligado a decretar,
el 17 de febrero de 1960, la libertad de las mujeres encarceladas.
Pero el 18 de mayo, Minerva y su
hermana María Teresa fueron detenidas nuevamente. Se les siguió un monstruoso
proceso, siendo condenadas a cinco años de prisión.
En agosto de 1960, la VI Reunión de
Consulta de los Cancilleres Americanos, convocada por la Organización de
Estados Americanos (OEA), celebrada en
San José de Costa Rica, condenó a Trujillo con sanciones económicas por
encontrarlo culpable del atentado contra Rómulo Betancourt, Presidente de
Venezuela, y designó, una comisión
internacional que debía visitar la República Dominicana.
Esto obligó al tirano a liberar a
las hermanas Mirabal y otras mujeres presas políticas.
Pero no fue obstáculo para que el
dictador ordenara el “accidente” en la curva Marapicada, a la salida de Puerto
Plata.
EL FIN DEL “TIGRE DEL CARIBE”
Rafael Leonidas Trujillo, apodado
el “tigre del Caribe” por su crueldad,
uno de los más fanáticos anticomunistas de América Latina, fue un leal
servidor del Imperio. Pero sus crímenes lo convirtieron en un problema
para Estados Unidos. Se decidió
eliminarlo, entregando esa misión a la
CIA. Se pensó hacer coincidir su muerte con un triunfo en Bahía Cochinos y la
caída de Fidel Castro.
Pero la aventura en Bahía Cochinos,
llevada a cabo por 1.500 cubanos contrarrevolucionarios -armados, transportados y dirigidos por
Estados Unidos- a partir del 17 de abril
de 1961, fue un fracaso. Sólo en dos
días fueron derrotados. Murieron cerca de cien expedicionarios; el resto fue
tomado prisionero.
Esto obligó a la CIA
postergar la eliminación de Trujillo. Los
militares dominicanos que tomaban parte en la conspiración, debieron aplazar
sus planes. La CIA les dio luz verde hacia fines de mayo de 1961. El 30 de ese mes, el tirano fue emboscado en
la carretera rumbo a San Cristóbal y asesinado.
Habían transcurrido seis meses del
crimen contra las hermanas Mirabal.
EN MEMORIA DE LAS HEROINAS
En base a una proposición de la
República Dominicana, que contó con el
apoyo de otros sesenta gobiernos, la 83
Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó,
con fecha 17 de diciembre de 1999, la
Resolución 54- 134, por medio de la cual, se instituyó el 25 de Noviembre como “Día
Internacional de la Eliminación de la Violencia
contra la Mujer”.
Con ello se rindió tributo a las
tres hermanas Mirabal, conmemorando
cada año el brutal asesinato de esas heroínas
dominicanas, perpetrado por los agentes de Trujillo el 25 de noviembre de 1960.