lunes, 25 de noviembre de 2024

Equilibrio

 



Comentario radial y escrito.

 


 


 

Harry S. Truman, un presidente de los Estados Unidos de Norte América, decía: 

“Creo que debemos ayudar a los pueblos a forjar su propio destino. Cada nación debe escoger entre dos modos de vida opuestos. Uno reposa sobre la voluntad de la mayoría y se caracteriza por sus instituciones libres, por un gobierno representativo, por elecciones libres, por la garantía del mantenimiento de las libertades individuales y por la ausencia de cualquier opresión política. 

El otro reposa sobre la voluntad de una minoría impuesta por la fuerza a la mayoría. Se apoya en el terror y en la opresión, tiene una prensa y una radio controladas, unas elecciones truncadas y la supresión de las libertades personales.”

 

Y para ratificar su pensamiento ordeno destruir Hiroshima y Nagasaki. 

Nos llevan por un carril, que no quiero ir; insulto, maldigo y acuso a los que me empujan, importándome irresponsable, un pito las consecuencias. Total, los ceniceros y cenizas vuelan a la buena de dios y no hacen distinción de estirpe.

 

Mientras nos “aperchan” para la guerra, me agrada enormemente pisar callos a “diestra y siniestra”. 

Me obligo, aunque sea fatuo, pisarle los callos a la infamia. 

Este tiempo oscuro que vivimos, ignorante, este tiempo, que, por la información me obliga, manipulativo, vendido, a juntar agua, a tener conservas, insulina, papel higiénico, me hace volver a mis calendarios y me indigno, me lloro y sueño, me pellizco.

 

“Por si las moscas”, pido humildemente perdón por las tristezas por mi provocadas, muchas de ellas no tienen explicación razonable, solamente he tenido que sobrevivir. No he sido trigo limpio, más bien soy un grano de arena amarga de mi atacama sedienta.

No tengo idea que va a suceder mañana, no sé si este decir mío semanal saldrá pá afuera, no lo se. Mucho depende de la sabiduría de Lenin injertada en el intelecto de los lideres rusos de hoy. 

Necesito creer que algunos, seguirán arando, de resiliencia vestidos.

¿Salgamos a la intemperie? 

Tener hoy en día, 95 años de vida, significa haber nacido en 1930. 

Carlos Marx ya había nacido, vivido y muerto, dejándonos con una espina y una cuchara, que turbina nuestro vivir. 

El existir, le ha dado identidad al conocimiento, sin embargo, no es la misma identidad que tiene la cultura, el saber, la empatía. 

La honestidad le ha dado a la humanidad razón de vivir. 

Al igual que ayer, salen hoy, politólogos vinculantes, sabedores de geopolítica, sociólogos, “opinólogos”, politólogos, provocadores, oportunistas y payasos, temiéndole y demonizando permanente a Marx y a Engels, a Lenin y a Antonio.

 

Menos mal, que dejaron un axioma que quema más que una fragua. 

Demostraron el porqué de las inmensas diferencias entre “fulano, zutano y mengano” y como, a través de la lucha de clases, emparejar el vivir. 

Podemos educar, formar, concientizar a esa diferencia pobre, ciega, sierva, para que pueda salir de ese hoyo hambriento, maldito, que te dejo el vivaracho. 

Ahora, yo no creo en eso de la igualdad, más bien, yo creo en eso de tener y ser, de acuerdo con mis capacidades y a mis principios. 

Yo, soy uno de esos, que no creen en los descubrimientos; todo está sembrado, nadie descubre nada, menos matando. Lo que sucede es nuestra curiosidad loca y amable, encuentra factores como la química, la biología, la matemática y las desarrollan y la visten en bien del planeta entero.

 

Nos metieron reyezuelos, emperadores, hijos de su madre y de su padre. 

No creo en dioses, pero entiendo a los que creen, la vida es muy hermosa para no creer en algo tan divino. Por eso mismo, no concibo que un dios, cualquier dios, permita que se maten tan canalla y más encima en su nombre. 

Vean como esas matemáticas, esas biologías y químicas, se caen y mueren a pedazos allá por Gaza. 

Un Imperio se acaban cuando otro imperio viene emergiendo con cambios sociales aparentemente en beneficio de los más vulnerables.

 

Un retoque por allá, un “lifting” por acá. Así ha sido en los últimos 235 años. 

Con la revolución rusa, cambio todo. 

Van 107 años y todos los días, a cada segundo los que luchan y lucharon para edificar democracia, van y vienen en busca de una utopía para nuestros tiempos, una herramienta, que se encarama a una carreta llamada BRIC. 

Escuchaba a unos periodistas peruanos y argentinos mofándose de China, país comunista y empresario, dueño de “tantas empresas en Perú y en un casi mundo entero y dicen ser comunista”

 

Yo soy comunista, me gustaría, tener un chalé en mitad del Lago Puyehue. Me gustaría no má.

 

Ya estoy viejo y apolillado. No alcanzo. 

Sin embargo, sería un insulto a la inteligencia, no saber, que los calendarios de los nietos de mis nietos entenderán que la democracia es un estado, una instancia complicada, que puede también, sentirse neoliberal revolucionaria, y, estar al servicio de las minorías, que puede coqueta, y muy suelta de cuerpo y nalga, llamarse, demócrata y soberana. 

Ojalá que, en esos calendarios de mis nietos, sientan por entero, que hay que hacer cambios estructurales, profundos, que los llevaran a encontrar el camino a casa, ese camino del pirgüín y podrán, seguro, levantar una población para la juventud en las Termas de Puyehue.

 

Lo he dicho otras veces, el Mercado, este mostrador que aplica sus propias normas y aranceles, están en manos del Neoliberalismo. 

Se aplica en América, en Europa, en parte de Asia, en África. 

El neoliberalismo con el liberalismo tiene sus diferencias solamente por el “Lifting” y la mentira. 

Saben ustedes que, por el año1920, la economía de los Estados Unidos se fue a las pailas. Fue “la gran depresión” y a la chuña se fueron las economías de Alemania, Francia, Italia.

 

Wall Street, la cabaña de las especulaciones, se ahogaba.

El riquerio factico peligraba, pudo aguantarlo, pero la clase media se volvió loca, y, el pobrerío, literalmente no tenía que comer.

 

En la URS no paso eso, su gobernanza era diferente. 

El asunto tan serio fue, que repercutió salvaje en Europa.                    

Los empresarios de poca y gran monta, se suicidaban, arrancaban. 

Se invento la guerra, única herramienta que podría con cadáveres del pueblo obrero emparejar los desequilibrios. 

Al igual que ahora, Estados Unidos orquesta matanza entre los pueblos, y, un occidente mamarracho, tirando parafina.

 

Así fue la primera guerra mundial. Los europeos se mataban que era una margarita. Allí, Rusia, se salió de la guerra y entraron los bolcheviques a la historia.

 

Estados Unidos, al no participar en la guerra, se dedicó a sanar su economía, a producir la tierra, bienes y servicios. 

Los prestamos llovían. 

Para poder apuntalar la economía tuvieron que aumentar en grande la participación en el hacer y ser del Estado.

 

Suena irónico, pero es verdad. 

Europa estaba devastada, la cesantía, la inflación, el pago de las deudas de guerra, deudas internas, tenían a Berlín por el suelo. 

Los mercados mundiales eran mandatados por Estados Unidos y Japón. 

En estas crisis financieras y humanas provocadas por el Mercado del Imperio, tuvo como consecuencia la llegada de Adolfo Hitler al partido Nacional socialista de los trabajadores. 

Y para emparejar de nuevo, se gesta la segunda guerra mundial. El naipe no había sido bien repartido. Secretos, convenios, acuerdos, apretón de manos se olía en cocinas mentirosas.

 

La guerra, millones de vidas humanas fueron al salvamento del riquerio. Con la monarquía a tota, más de 50 millones de muertos taparon extraños déficits mundiales. 

El fascismo, el nacismo, el sionismo son perros adiestrados para crear caos, para desestabilizar, para matar, asesinar, para mantener sumisos a un pobrerío de 7 mil millones de seres humanos. 

Hoy, 1 500 millones de habitantes no tienen accesos a servicios de agua potable, electricidad, saneamiento. Es decir, viven en la mierda. 

Y se nos viene una bomba nuclear que no hará cenizas. 

Quien puede parar este crimen, el pueblo. 

Negarse a levantar un fusil. 

Y si hay elecciones, por donde sea, ejercer tu identidad, lejos de esos asesinos, sicarios del dólar en agonía. 


Alejandro Fischer Alquinta.

Estocolmo 20241124