Iván Ljubetic
Vargas, historiador del
Centro
de Extensión e Investigación
Luis
Emilio Recabarren, CEILER
Era mayo de 1958 y yo ocupaba el cargo de Secretario Político del Comité Regional Cautín
de las Juventudes Comunistas de Chile. Imperaba
Por entonces estábamos en una campaña
contra
Los
rayados los hacíamos con unos lápices de esperma, que fabricábamos en un taller
clandestino. Necesitábamos dos materias primas: velas y tierra de color.
El
sistema era sencillo: se derretía la esperma de las velas, previamente cortada
en trozos y sacadas las mechas. Una vez derretidas, en un tarro al fuego, se le
agregaba la tierra de color (usábamos negra o roja). Se revolvía bien. Luego se
echaba la mezcla en un tiesto con agua y en ella, con las manos, apretando
la pasta, se le daba la forma de lápiz.
Con esos lápices, fáciles de llevar y esconder, hicimos rayados por años. Algunos intentaban borrarlos pintando encima, pero con el calor del sol volvían a aparecer.
La
tierra de color la aportaba la industria de baldosas de los hermanos Alonso e Israel Neira, dos antiguos
militantes comunistas.
En
una reunión del Comité Regional se planteó el
cómo conseguir la gran cantidad
de velas que necesitábamos. El compañero Lucho Bórquez se propuso ir a
conversar con el señor Emilio Inostroza, un
industrial progresista, para pedirle su aporte. Dos camaradas se
ofrecieron para acompañarlo.
Al
día siguiente aparecieron con un saco de paquetes de velas.
-Se cuadró don Emilio Inostroza, informaron en la próxima reunión del Comité Regional. Ofreció darnos todas las velas que necesitáramos.
Felicité
a la comisión por el éxito de su gestión. Y agregué entusiasmado:
-
Yo creo que ese ayudista merece que le llamemos compañero Inostroza.
Quizás exageré un poco, porque vi en algunos compañeros una risita un tanto irónica. Con todo, desde ese día empezamos a llamarlo como yo propuse.
El compañero
Inostroza siguió haciendo generosos aportes.
A medida que
pasaba el tiempo iba tomando fuerza en mí la impresión de que algo raro había
en referencia a ese ayudista. Algunas risitas irónicas, algunas frases
escuchadas al pasar, un dejo de picardía con que lo nombraban, el ponerme obstáculos para que yo lo conociera...
Un día, estando
ambos solos, abordé a Lucho Bórquez y le dije a boca de jarro:
- Dime, ¿quién es el ayudista Inostroza?
-
No puedo, dijo todo cortado, es un secreto.
-
Pero ¿cómo puede haber secretos de ese tipo para el
secretario político? ¿O tú piensas que no puedes confiar en mí?
- No se trata de eso, replicó sintiéndose acorralado, se trata de algo muy distinto.
-
Dímelo entonces, le exigí.
- Mira, te lo voy a contar, pero no te enojes. El 18
de septiembre de 1943 fue fusilado aquí en Temuco un pobre hombre,
acusado de asesinar el 10 de julio de
-En el Cementerio General de Temuco hay un lugar donde se le rinde
culto. Hasta allí llegan miles de personas a hacerle rogativas y a ofrecerle pagarle
con velas o una placa los favores concedidos. Hay madres que piden por un hijo
enfermo, estudiantes que imploran ayuda para los exámenes, enamorados que
claman por su amor desesperado... Si el finadito concede les favores, cumplen
la manda. El lugar está lleno de placas
y de una gran cantidad de velas, incluso de paquetes de éstas, de los
agradecidos creyentes.
- Cuando vimos en el CR la necesidad de tener muchas velas,
me acordé del “animita” de Emilio Inostroza
y me propuse conseguirlas. Con los que estábamos en el secreto, nos
pusimos de acuerdo en no decirte la verdad, por temor de que te opusieras a
nuestro método de conseguir las velas”.
No me enojé ni
me opuse. Por el contrario, los felicité por la iniciativa. Fue así como el compañero
Inostroza siguió haciendo su aporte de velas para la propaganda del CR de las
Juventudes Comunistas de Cautín.