Iván
Ljubetic Vargas, historiador del
Centro
de Extensión e Investigación
Luis Emilio Recabarren, CEILER
Recuerdo que, hacia fines de abril de 1978, estando
exiliados en Marburg, República Federal Alemana, viajamos con Marcia a Zwickau
en
Era en plena primavera europea. Con Guillermo
y su compañera Amelia, además de compartir recuerdos y experiencias, visitamos
algunas ciudades. Una
que me impresionó por su belleza y el drama vivido cuando finalizaba
UN CRIMINAL ATAQUE
El 13 de
febrero de 1945, Dresde fue arrasada. Cientos de bombarderos angloamericanos convirtieron
la hermosa ciudad en un humeante montón
de ruinas.
Según un sobreviviente, “en las praderas junto al Elba, decenas de miles de personas abarrotan la poca tierra libre del fuego: muertos y heridos, personas que rezan y dementes”.
La operación debía comenzar con un ataque diurno a cargo
de la 8.ª Fuerza Aérea de
A las seis de la tarde del 13 de febrero, 244
cuatrimotores Lancaster despegaron de varios aeródromos en Lincolnshire, en la
costa oriental inglesa, hasta los topes de combustible y sin ningún peso
superfluo, pues su objetivo se hallaba a
A las 22,40 horas del 13 de febrero de 1945, las primeras
sirenas sonaron en Dresde, pero la gente no hizo mucho caso. A las 22 horas los
Lancaster guía marcaron la zona a arrasar,
Poco después, los 9 Mosquitos de la 627.ª escuadrilla de
Pero ya era demasiado tarde. Ni un reflector, ni una
batería antiaérea ni un caza alemán se opusieron a los bombarderos, que,
volando a menor altura de lo habitual, comenzaron a abrir sus bodegas. Pronto
las salidas de muchos refugios se vieron obstruidas por los destrozos, y sus
ocupantes se asfixiaron.
El calor resultaba
insoportable. Quien pudo salir, corrió a las orillas del Elba por calles llenas
de escombros. El ataque duró apenas veinte minutos, pero fue demoledor. Los
supervivientes, aturdidos, deambulaban de un lado a otro. Las columnas de humo
de los incendios, que se mantuvieron una semana, eran visibles a
El teniente Frank Musgrave, tripulante de uno de los bombarderos, dijo tras un vuelo posterior: “Veíamos una escala de destrucción sin precedente histórico”.
Habían sido arrasados 15 kilómetros cuadrados de zona
urbana; 176.000 viviendas, destruidas o dañadas. La mayor parte de
En el horror inabarcable de
“El ataque devastó Dresde, de
650.000 habitantes, considerada
Basándose en un estudio
exhaustivo de las fuentes, sobre todo de testimonios de testigos del bombardeo,
tanto habitantes de Dresde como aviadores, el estudioso revive la tragedia de
una manera estremecedoramente vívida y caleidoscópica, llevando al lector de
las heladas cabinas de los Lancaster en las que los jóvenes tripulantes se
aferraban a amuletos como el sujetador de su novia para sobrellevar el miedo
allí en los cielos (50.000 aviadores habían muerto en la campaña aérea, de
manera horrenda), a los sótanos abarrotados en los que se refugiaba la
población y que se convirtieron en trampas mortales. McKay, que calcula que 25.000
personas murieron en Dresde aquella noche, describe imágenes que cuesta
desterrar de la memoria: el anciano cegado que avanza en medio del incendio
como un rey Lear ardiente, la abuela calcinada ante los ojos de su nieta al
prenderle en la ropa una bengala incendiaria, la gente hervida en los tanques
de agua donde habían buscado refugio, los cuerpos de las embarazadas cuyos
vientres se habían abierto por efecto del calor para revelar a los hijos
nonatos…
"El horror provocado por los bombardeos aéreos
empieza con Gernika, Dresde es parte de ese patrón terrible que culmina en
Hiroshima y Nagasaki". Sobre si sirvió para algo el bombardeo de Dresde,
McKay reflexiona: "Es distinto decirlo ahora, cuando miramos a febrero de
1945 y sabemos que la guerra finalizaría en dos meses, pero la gente entonces
no lo sabía, claro, y los aliados observaban alarmados que los soldados
alemanes seguían resistiendo.
¿Cuál le parece la imagen más horrible del bombardeo?
"Hay tantas, la atmósfera en los sótanos, esa claustrofobia, con la luz de
la bombilla que se apaga. Eso es lo que más me ha angustiado al escribir. Tenía
que parar a menudo y salir a correr para desprenderme de aquello".
EXISTE UN MONUMENTO A LAS TRIPULACIONES BRITÁNICAS DE
LOS BOMBARDEROS
Este monumento está en
Picadilly, en Londres, en homenaje a
las tripulaciones británicas de bombarderos, los Bomber Boys. Fue inaugurado en
2012.
DOS DE LOS CULPABLES DEL CRIMINAL BOMBARDEO
Winston Churchill El
mariscal Arthur Harris de
FUE UN CRIMEN INNECESARIO PERO CON UN OBJETIVO
Distancia entre Budapest y Dresde: 672 kilómetros.
Dresde, la capital de Sajonia
era, y continúa siendo tras su reconstrucción, una de las ciudades más hermosas
de Europa. Dotada de
imponentes iglesias barrocas y espléndidos palacios, su conjunto monumental
orientado al Elba a lo largo de
PERO NO SÓLO ERA
Tenía 642.000 habitantes al llegar Hitler al poder, una de las mayores ciudades
del país, y aunque su tejido industrial no era tan denso como el de la vecina
Leipzig, contaba con la factoría de productos ópticos Zeiss Ikon, que daba
trabajo a más de diez mil personas, y con otras menores dedicadas a la
fabricación de radios, bicicletas o máquinas de escribir.
Era, además, un
importante nudo ferroviario, con varias estaciones en las que convergían los
ejes norte-sur y este-oeste de la red de trenes germana. La conflagración
subrayó esta posición, al incorporar a la ciudad el control sobre las redes de
Bohemia, Silesia y parte de Polonia. Así, a finales de 1943, de la
dirección regional de Sajonia en este campo dependían 128.000 empleados.
Destruir Dresde era debilitar una importante ciudad que
quedaría en territorio controlado por
FUENTES:
“El País”: “Cuando
“