viernes, 31 de julio de 2020

JEAN JAURÉS A 106 AÑOS DE SU ASESINATO







                                                 Iván Ljubetic Vargas, historiador del
                                                 Centro de Extensión e Investigación
                                                 Luis Emilio Recabarren,  CEILER

                  



Jean Jaurès (Auguste Marie Joseph Jean Léon Jaurès) nació  en Castres, Francia, el 3 de septiembre de 1859 en el seno de una familia pequeñoburguesa. 

Político socialista francés. Educador, ejerció como profesor en Albi y más adelante en  Toulouse, en 1882, en cuya Facultad de Letras ejerció su cátedra de maestro de conferencias. Fundó el periódico  L’Humanité en 1904.

Jaurès tenía sólo veinte años cuando comenzó a participar  en política. Fue elegido diputado republicano por el departamento de Tarn en 1885. Se alineó con los republicanos socialmente moderados.

Puso su mítica elocuencia a disposición de las primeras leyes sociales del régimen  (libertad sindical), protección de los delegados, creación de planes de jubilación para los obreros...). Heredero del espíritu de 1789, era sin embargo un firme partidario del  reformismo institucional y republicano, de la alianza entre obreros y pequeña burguesía por el triunfo de la  libertad,  de la  igualdad y de la fraternidad.  Siendo profesor en  Toulouse llevó a cabo una tesis doctoral sobre los orígenes del pensamiento socialista alemán, que acentuaron su vocación social, y se presentó en las listas municipales por Tolosa.

HUELGA DE LOS MINEROS DE CARMAUX

Jaurès estaba distanciado de la vida política nacional cuando estalló en  1892 la gran huelga de las minas de Carmaux. El alcalde electo, Jean Baptiste Calvignac, minero sindicalista y socialista, fue despedido por el marqués de Solages con la excusa de que había faltado a su trabajo para cubrir sus necesidades de representante municipal. Los obreros se pusieron en huelga para defender a aquel alcalde del que se sentían orgullosos. La República envió al ejército, 1500 soldados, en nombre del «derecho al trabajo». La República se puso de parte de la patronal monárquica contra los huelguistas. . Jaurès  no  se sentía identificado con una República que mostraba su auténtica cara con diputados y ministros capitalistas que ponían. las finanzas y a la industria sobre el respeto a las personas.

Jaurés. llevó a cabo el aprendizaje de la lucha de clases  y del  socialismo. En una huelga a la que entró como intelectual burgués republicano social salió como socialista convencido.

Los obreros de la cuenca minera designaron diputado a Jaurès, que será el líder de los mineros. Jaurès se consagró a la defensa continua y resuelta de los obreros en lucha.

UN DECIDIDO PACIFISTA
En 1905 participó en la fundación de la SFIO, que unificó, bajo la dirección de La Internacional, las distintas tendencias socialistas de Francia. A pesar de que reconocía la lucha de clases, para Jaurès, sólo hay una humanidad, y el hombre de izquierdas debía implicarse por la República en una revolución democrática y no violenta. Se opuso al colonialismo y se enfrentó a la intervención francesa en  Marruecos.

Combatió el peligro de la guerra europea con pasión, especialmente tras el estallido de las  Guerras Balcánicas en 1912 – 1913. Se opuso a la ley que alargó a tres años el servicio militar obligatorio. Ante el ultimátum austríaco contra Serbia, tras el asesinato del Archiduque Francisco Fernando en Sarajevo, Jaurès se distanció de la ola chauvinista que crecía y en su discurso en  Lyon, el 23 de julio de 1914, culpó de la «situación terrible» a «la política colonial de Francia, la política hipócrita de Rusia y la brutal voluntad de Austria». Llamó a los obreros de todos los países que estaban al borde de enfrentarse en la guerra a unirse para alejar «la horrible pesadilla».

SU ASESINATO

Su toma de postura en pro del  pacifismo, poco antes del desencadenamiento de  la Primera Guerra Mundial, lo hicieron impopular entre los sectores nacionalistas, y un exaltado fanático lo asesinó en el Café du Croissant de la calle Montmartre de París el  31 de julio de 1914, una semana después de su histórico discurso y tres días después de comenzada la Primera Guerra Mundial.

Su asesinato no fue producto de la casualidad, sino el último eslabón de una campaña de odio, mentiras y calumnias que mantenían contra él sus enemigos. Este asesinato, por otro lado, consiguió sus objetivos, puesto que facilitó la incorporación de la izquierda a la «Unión Sagrada», especie de gran coalición nacional de guerra.



 
Café Le Croissant de París, donde Jean Jaurès fue abatido a tiros el 31 de julio de 1914. Una placa de la Liga de Derechos del Hombre recuerda su asesinato.


Al finalizar la Primera Guerra Mundial, y como reacción a la masacre que ocasionó, muchos municipios franceses colocaron a calles y plazas su nombre, recordando su papel de firme opositor a dicho conflicto. También el  Metro de París y el Metro de Lyon pusieron su nombre a una de sus estaciones.

Su asesino, Raoul Villain,  tras 56 meses de detención preventiva, fue liberado el 29 de marzo de  1919.  



    
                          Monumento a Jean Jaurés en Camaux