domingo, 12 de julio de 2020

“La ciudad de Santiago de Cuba es la más cariñosa y receptiva que haya conocido”. Pablo Neruda.















Este año 2020, se cumplen 78 años de la primera visita que realizara el poeta Pablo Neruda a Cuba y 59 años, a la histórica ciudad de Santiago de Cuba.

Transcurrían los días de la Segunda Guerra Mundial y el poeta Chileno Pablo Neruda, llegaba el día 14 del mes de marzo de 1942 a La Habana, Cuba, en el Vapor Río de La Plata; bajo el gobierno de Fulgencio Batista, mientras El Malecón habanero se mantenía a oscuras en espera de un bombardeo naval de los alemanes, aun así, el autor de Canción de gesta ofrecía conferencias, recitales; compartía con amigos, funcionarios de la Academia Nacional de Arte y Letras de Cuba. El poeta chileno Pablo Neruda visitaba por primera vez la república de Cuba. “Había llegado junto a su esposa Delia del Carril Iraeta “La Hormiguita”, grabadora, pintora argentina-chilena -(Nacida en Polvaredas, provincia de Buenos Aires el 27 de septiembre de 1884, falleciendo en Santiago de Chile el 26 de julio de 1989). Llegaban en ese vapor procedente de Veracruz, México, en donde se desempeñaba el poeta como Cónsul de Chile.

Ahora, ya en la capital isleña, acudieron a recibirlo, entre otros, Juan Marinello, Nicolás Guillén, Ángel Augier, Enrique Labrador Ruiz, Luis Martínez Pedro y varios representantes más de la intelectualidad cubana, además del poeta, editor español Manuel Altolaguirre, quien viviera algunos años en Cuba. Lo acompañaron hasta su hospedaje en el hotel Packard, punto histórico y estratégico de la ciudad, cercano a sitios tan representativos como el Paseo del Prado, el Castillo de la Punta y el paisaje marino del Malecón.

Pero el poeta había comenzado a conocer algo de la Isla por sus lecturas en la niñez y la juventud, en la ciudad de Temuco, Chile. Sin embargo, sería Gustavo Enrique Mustelier, Cónsul Cubano en Batavia, (Antigua colonia inglesa del Oriente asiático y que hoy, se conoce como Java, país independiente), quien primero le habló en la década de 1930 de hábitos y costumbres. Para el poeta chileno, considerado entre los mejores y más influyentes de su siglo, -el más grande del siglo XX en cualquier idioma, según Gabriel García Márquez. El autor de “Crepusculario”, “Veinte poemas de amor y una canción desesperada”, de gorra eterna, La Habana solo se le representaba, según confesó años después en "una caja de tabacos".

A la revista Lux, en entrevista realizada por Dora Alonso, Pablo Neruda declaró: “Vine a Cuba invitado por la Secretaria de Educación. Hace muchos años que quería visitarla. Tuve la suerte de participar con Marinello y Guillén en el Congreso de Escritores Antifascista, celebrado en Madrid durante la Guerra Civil Española y a pesar de estar La Habana en la ruta de Chile a Europa, hasta ahora no pude realizar el anhelo de entonces”.

 “El premio Nacional de Literatura, narrador, poeta, ensayista, crítico literario y periodista, Ángel Augier (1910–2010), tuvo la oportunidad de conocerlo y tales vivencias las dejó plasmadas en su libro “Pablo Neruda en Cuba y Cuba en Pablo Neruda”, en el cual señala que viajó invitado por la Dirección de Cultura del Ministerio de Educación, a cargo del eminente polígrafo, diplomático, hombre de letras cubanas José María Chacón y Calvo, Conde de Casa Bayona (1892-1969), para ofrecer un ciclo de tres conferencias en un Seminario de Investigaciones Históricas:

La primera intervención de Neruda, con el título «Viaje del tiempo y del océano», contó con la introducción del doctor José María Chacón y Calvo en su doble papel de director de Cultura, promotor de aquellos encuentros; la segunda fue «Viaje a la luz de Quevedo», reseñada por Ángel Augier para el periódico Hoy (29 de mayo de 1942), como anteriormente, el día 25, lo había hecho con la primera; el último tema, antecedido por la presentación del reconocido escritor, crítico Jorge Mañach, era denominado por su expositor «Viaje a través de mi poesía».

Pablo Neruda partió desde La Habana el día 6 de abril de 1942, después de permanecer aproximadamente 25 días, dictando conferencias, realizando programas de televisión, radio, diarios, revistas, reuniones y viajes.

Volvió aproximadamente Pablo Neruda en 1949, en una segunda visita, por pocas horas. Regresaba a México procedentes de Europa –había asistido a un congreso por la paz en París y a los festejos por el sesquicentenario de Puccini, en Moscú- y el avión en que viajaba hizo una escala en La Habana a causa de una falla técnica. Perseguido en Chile después de la traición del presidente Gabriel González Videla al Frente Popular, el entonces Senador del Partido Comunista de Chile Pablo Neruda era “el poeta errante”, como le llamo el periodista Enrique de la Osa en una nota que publicó en la sección “En Cuba”, de la revista Bohemia.

En su tercera y última visita a Cuba, la realizó en 1960, se había embarcado desde Italia, se encontraba recorriendo varios países de Europa. El escritor y futuro premio Nobel de literatura había atravesado el Atlántico, llegaba al muelle de “Santa Clara”, en la Bahía de La Habana, un lunes 5 de diciembre de 1960, a las siete y veinte minutos, de una clara y azulosa mañana. Regresa el poeta Pablo Neruda junto a su esposa Matilde Urrutía. Acuden a recibirlo el entonces Ministro de Educación Armando Hart Dávalos, el director del periódico “Revolución”, Carlos Franqui, el director del suplemento cultural “Lunes de Revolución”, Guillermo Cabrera Infante, Pablo Armando Fernández y esposa, el popular periodista José Pardo Llado, otros intelectuales, poetas y artistas. Los anfitriones suben al navío al encuentro del poeta y su señora, a la que obsequian un ramo de flores rosadas.  La recién llegada conversa gentilmente con los presentes y manifiesta especial interés por todo lo concerniente a Cuba, a la Revolución. Quizás repitiese lo afirmado meses antes en Montevideo: “Para mí Cuba está toda dentro de mi corazón”. Luego se hace un brindis por la floreciente nación, su progreso. El saludo cordial del diario anfitrión, le llega en horas subsiguientes:

“¡Bienvenido, Neruda! ¡Feliz estancia en la Cuba Revolucionaria Territorio Libre de la América que tú has cantado!”

El poeta ofrece una conferencia de prensa el día siguiente a su llegada, en el Instituto Cubano de Amistad entre los Pueblos (ICAP), de esta manera, marca el punto de partida. Allí, tras brindar por la labor de los periodistas cubanos y por el porvenir de Cuba “tan ligado al futuro de todos los países de América Latina”, prima el alcance de su visión histórica, que se desplaza por el marco continental, hasta abarcar la situación del mundo, favorable entonces para un nuevo sistema:

“Las características de Chile me hacen pensar en Cuba que está habitada por un pueblo diferente, más impresionable, un pueblo sonoro. Cuba fue la última de las colonias españolas que se dio la independencia y, cosa curiosa, habiendo sido la última en alcanzar la independencia nacional, ha sido la primera en romper el nuevo colonialismo.

 “Acabo de recibir recién salido de las prensas mi libro “Canción de Gesta”, editado por la Imprenta Nacional de Cuba, en una edición de 25.000 ejemplares. Lo acarició como a un bebé, aunque es un bebé terrible en el fondo.

Chile está vinculado a Cuba por un puente invisible y cada vez adquiere en mi patria, en el continente mayor dignidad, vuestro Primer Ministro, doctor Fidel Castro.”.

El día 11 acude al programa “La Universidad Popular”, trasmitido por el canal 4 de “Tele Revolución”, por Radio Rebelde y por las radiodifusoras de FIEL. El invitado especial parte de una reiterada interrogante que le han remitido, para tomar cauce a favor del proceso cubano donde explica:

“Ahora que estoy frente a un público invisible inmenso, quisiera contestar esa pregunta diciéndole a todos los cubanos, que en el año 1960, casi al empezar 1961, me siento en Cuba como el pez en el agua. Porque aquí se está determinando una justicia grande, no solo para la América, sino para el mundo entero. Aquí se está determinando una reforma agraria para todos los campesinos de toda la América y cada iniciativa no es solamente cubana, sino que tiene igual importancia para todos los países americanos.”

Pero el poeta Chileno, lo que no podía dejar de hacer, era desaprovechar la gran oportunidad que le brindaba la vida y ante  ciento de miles de cubanos en  la Plaza de la Revolución, en su condición de comunista, de cantor de las multitudes —de las cuales todo escritor genuino es deudor—, lo incita en otras oportunidades a reivindicar el papel comprometido del poeta, del artista, del intelectual, ante un proceso político de cambio como este, donde “nadie puede quedar incoloro”, leyó su poema “A Fidel Castro” del libro Canción de Gesta:

“Fidel, Fidel, los pueblos te agradecen/ palabras en acción y hechos que cantan,/ por eso desde lejos te he traído/ la copa del vino de mi patria:/ es la sangre de un pueblo subterráneo/ que llega de la sombra a tu garganta,/ son mineros que viven hace siglos/ sacando fuego de la tierra helada./ Van debajo del mar por los carbones/ Y cuando vuelven son como fantasmas:/ se acostumbraron a la noche eterna,/ les robaron la luz de la jornada/ y sin embargo aquí tienes la copa/ de tantos sufrimientos y distancias:/ la alegría del hombre encarcelado,/ poblado por tinieblas y esperanzas/ que adentro de la mina sabe cuándo/ llegó la primavera y su fragancia/ porque sabe que el hombre está luchando/ hasta alcanzar la claridad más ancha./ Y a Cuba ven los mineros australes,/ los hijos solitarios de la pampa,/  los pastores del frío en Patagonia,/ los padres del estaño y de la plata,/ los que casándose con la cordillera/ sacan el cobre de Chuquicamata,/ los hombres de autobuses escondidos/  en poblaciones puras de nostalgia,/ las mujeres de campos y talleres,/ los niños que lloraron sus infancias:/ ésta es la copa, tómala, Fidel./ Está llena de tantas esperanzas/ que al beberla sabrás que tu victoria/ es como el viejo vino de mi patria:/ no lo hace un hombre sino muchos hombres/ y no una uva sino muchas plantas:/ no es una gota sino muchos ríos:/ no un capitán sino muchas batallas./  Y están contigo porque representas/  todo el honor de nuestra lucha larga/  y si cayera Cuba caeríamos,/ y vendríamos para levantarla,/ y si florece con todas sus flores/ florecerá con nuestra propia savia./ Y si se atreven a tocar la frente/ de Cuba por tus manos libertada/ encontrarán los puños de los pueblos,/ sacaremos las armas enterradas:/ la sangre y el orgullo acudirán/a defender a Cuba bienamada.

Admite, asimismo, que la Revolución Cubana puede revitalizar la novela latinoamericana. “Ahora me voy al interior el lunes —dijo— para conocer de cerca cuanto se está haciendo en toda Cuba” Después de estas gloriosas jornadas, se dirigió a visitar por primera vez Santiago de Cuba, -que estos momentos precisamente, se cumplen 57 años desde esa memorable fecha-
En el Aeropuerto de esta histórica ciudad de Santiago de Cuba, lo esperaban varios intelectuales, periodistas y personalidades; entre ellos el escritor peruano Ciro Alegría, que se encontraba realizando algunos trabajos literarios. El escritor peruano, había sido invitado por la Universidad de Oriente, de Santiago de Cuba en 1956, a dictar un curso sobre la novela y su técnica. Además, debemos recordar que el aceptó escribir la historia de la Casa Bacardí, productores del famoso Ron del mismo nombre, que lo titulo “Cien años de vida productiva”, lo que lo retuvo hasta la llegada del poeta chileno en 1960.

La periodista, historiadora e investigadora santiaguera Nidia Yolanda Sarabia Hernández, autora de los libros “Ana Betancourt”, “La Patriota del Silencio”, “Marina Grajales”, y “Noticias confidenciales sobre Cuba”. Pero será en su libro “Voces en su época”. Es donde la escritora, nos esclarece en forma satisfactoria ricos detalles sobre la estadía del poeta Chileno Pablo Neruda en Santiago de Cuba, el valor transcendental de ello es haber sido testigo de aquellos acontecimientos de esa visita.

Pablo Neruda llegaba a la ciudad con Matilde Urrutia. Acababa de sacar a la luz pública su libro Residencia en la tierra; al mismo tiempo que no dejaba de insistir en reconocer su adhesión, compromiso político y defensa de la Revolución.

Se hospedaron en el recién inaugurado Hotel “Versalles”, construido sobre una elevación en las afueras del centro Histórico de Santiago de Cuba, muy confortable para el poeta y su esposa; ellos elogiaron aquel lugar, donde se ofrecía la mejor vista panorámica de la ciudad caribeña, su bahía y las montañas de la Sierra Maestra por donde:

“Bajaron invencibles los barbudos // a establecer la paz sobre la tierra // y ahora todo es claro pero entonces // todo era oscuro en la Sierra Maestra: // por eso pido este minuto unánime // para cantar esta Canción de Gesta // y yo comienzo con estas palabras // para que se repitan en América // “Abrid los ojos, pueblos ofendidos, // en todas partes hay Sierra Maestra”.

Pablo Neruda jamás negó su admiración al comandante “He aquí de pronto que Fidel Castro, un cubano a quien nadie antes conocía, agarra la esperanza del pelo o de los pies, y no le permite volar, sino la sienta en su mesa y en la casa de los pueblos de América.” Es a quien dedico su obra “Minuto en la cierra”, De igual manera, siempre admiro y valoró al gran poeta revolucionario lítico José Martí, -como lo hiciera antes Gabriela Mistral-, a quien escribió simplemente: “Martí”:
“Cuba, flor espumosa, efervescente/ azucena escarlata, jazminero,/ cuesta encontrar bajo la red florida/ tu sombrío carbón martirizado,/ la antigua arruga que dejó la muerte,/ la cicatriz cubierta por la espuma./  Pero dentro de ti como una clara/ geometría de nieve germinada,/ donde se abren tus últimas cortezas,/ yace Martí como una almendra pura./ Está en el fondo circular del aire,/ está en el centro azul del territorio,/ y reluce como una gota de agua/ su dormida pureza de semilla./ Es de cristal la noche que lo cubre./ Llanto y dolor, de pronto, crueles gotas/ atraviesan la tierra hasta el recinto/ de la infinita claridad dormida./ El pueblo a veces baja sus raíces/ a través de la noche hasta tocar/ el agua quieta en su escondido manto./ A veces cruza el rencor iracundo/ pisoteando sembradas superficies/ y un muerto cae en la copa del pueblo./  A veces vuelve el látigo enterrado/ a silbar en el aire de la cúpula/ y una gota de sangre como un pétalo/ cae a la tierra y desciende al silencio./ Todo llega al fulgor inmaculado./ Los temblores minúsculos golpean/ las puertas de cristal del escondido./  Toda lágrima toca su corriente./ Todo fuego estremece, su estructura./ Y así de la yacente fortaleza,/ del escondido germen caudaloso/ salen los combatientes de la isla./ Vienen de un manantial determinado./ Nacen de una vertiente cristalina”.

Esta era su tercera visita a Cuba (1960) y sería la última. El día 20 aparece un reporte en el periódico provincial Sierra Maestra: “Neruda en la Universidad de Oriente”. La acogida por el centro de altos estudios contó, además, con la asistencia del rector Dr. Manuel Aguilera Barciela (1930- 1963); el comandante Armando Acosta, Jefe de Operaciones de la Sierra Maestra, así como de profesores, alumnos de ingeniería, medicina, futuros maestros, representantes de organizaciones revolucionarias y público en general. Fue un auténtico recital poético, en el teatro de la emblemática Universidad -única de aquel tiempo-, departió con ese público eminentemente juvenil, que se encontraban atento, de pies en las partes posteriores o sentados hasta en los pasillos de la facultad. Ese día la sala se desbordó como nunca.

Las palabras de apertura estuvieron a cargo del Dr. Jesús Sabourí Fornaris, en representación de la casa de estudios, destacando el significado que, para esa Institución, contenía la visita del chileno. Aportó en apretada síntesis, la trayectoria, trascendencia de su obra literaria.  Manuel Navarro Luna, (“1894-1966”, poeta y periodista cubano, que, en 1915, inició su labor poética reconocida cuando publicó sus primeros versos en las revistas manzanilleras Penachos y Orto. Su primer libro, Ritmos Dolientes, apareció en 1919. Fue director de La Defensa y La Montaña. Fundó, además, la Biblioteca Pública “José Martí”, una filial de la Asociación de la Prensa. En 1921, participó en la fundación del Grupo Literario de Manzanillo. En 1929, con gran esfuerzo personal, obtuvo el título de Procurador. Ese año ingresó en la organización antimperialista Defensa Obrera Internacional y, en 1930, al Partido Comunista), a nombre de los poetas de Oriente. Desde su perspectiva, hizo explícitos la admiración, el afecto por el poeta Pablo Neruda, al referirse a su talla ejemplar dentro de la literatura contemporánea, al halo de su personalidad frente a los presentes, en momentos en que cierto número de desertores marchaban al exilio”.

En Santiago de Cuba, el autor de “Veinte poemas de amor y una canción desesperada”, expresó: ¡Como estoy en familia, me siento con la fe de reiterar!, “América no invoco tú nombre en vano”, a continuación, la multitud reunida pudo deleitarse con una manifestación escénica que ya se convertía en familiar por esa temporada, incluyó los poemas 15, 20, una selección de Odas elementales, los cantos americanos dedicados a Simón Bolívar, José Martí y los escritos, especialmente  a la Revolución Cubana. Cuando recitó los poemas “Canto a la Sierra Maestra”, todo el público aplaudió entusiasmado, celebrando este poemario dedicado a todo el pueblo cuba.

Al término de esa majestuosa jornada poética, Pablo Neruda y Matilde Urrutia, recorrieron juntos a sus amigos intelectuales las calles. A cada paso hacia un elogio o lanzaba una diatriba; pero lo que más le alegraba era la participación de los jóvenes. En esa ocasión el poeta se expresó de la siguiente manera: “La ciudad de Santiago de Cuba es la más cariñosa y receptiva que haya conocido”.

Los que acompañaban a Pablo Neruda y Matilde Urrutia, dicen que él era toda sonrisa, carcajadas al caminar, bajó ese calor abrazador de la ciudad del Oriente de Cuba. Era un contador de anécdotas, historias de arte, literatura. Ese día, después de ese recital fueron a comer con los amigos, camarones en salsa roja en el restaurante de comida criolla, cercana a la universidad, que quedaba entre las calles Cuabitas y calle 10 llamado “Maracas”, -Hoy Turey. No obstante, la sobremesa casi alcanzo el amanecer,

Aunque el bardo chileno recibió el Nobel de Literatura unos años después (1971), ya era conocido en Cuba, su formidable poética llegó temprano, de igual manera, aunque no se haya hecho mucho énfasis en ello. Nada menos que en 1925, la importante revista habanera Social publicó en el número 8 los poemas del libro “Veinte poemas de amor y una canción desesperada”, por lo tanto, en su primera visita concretada en 1942, ya su obra poética cosechaba una gran cantidad de admiradores.

De regreso a nuestro país y hacer una breve escala en México, (13 de enero de 1961), encuentra preso a su amigo y camarada, el pintor David Alfaro Siqueiros, como gesto de contribución a la libertad del pintor amigo, entregó el siguiente trabajo con el título “A Siqueiros, al partir” a quien le expresa y dedica dos versos que, por intención, no pueden ser más rotundos:

“Aquí te dejo con la luz de enero
El corazón de Cuba liberada,
Bajo el tamiz de una mirada”

El poeta chileno es noticia frecuente en la radio, la televisión, las publicaciones periódicas. La gente abarrota recintos, plazas para escuchar cada declaración, cada recital. Él cifra reiteradamente el destino de América en la experiencia cubana, en las reformas sociales, culturales alcanzadas, en la perspectiva de avance. Se adentra en la Isla, para vivir a fondo esa ola de justicia, renovación. Ella lo acoge plácida, como a un hermano, en nombre de la virtud de la poesía para la gloria y el combate.

Posteriormente el Poeta Chileno Pablo Neruda recorre: Manzanillo, Visita Camagüey, aquí los huéspedes se alojan en una amplia casa con jardín, ubicado en el reparto Alturas del Casino. Después el Casino Campestre, Instituto de Segunda Enseñanza. Antes de partir hacia La Habana, le obsequian abundante material bibliográfico: el Lunes de Revolución dedicado a Camagüey. Desde La Habana inicia viaje a Pinar del Rio (1961); sus alrededores como: Las tierras de vueltabajo, -lo acompañan el poeta Roberto Fernández Retamar y señora-, Se alojan al atardecer en el hotel “Los Jazmines”; el poblado de Viñales, con muchas casas de fachada colonial, Unos minutos más, están dentro de la “Cueva del Indio”. La apariencia de las estalactitas, estalagmitas place al observador. Ya en el exterior se refiere a los caracoles: a las Polymitas, endémicas de Cuba, de una belleza suprema, a los Ligus, especie oriunda de esa región. Recuerda a Don Carlos de la Torre, eminente naturalista cubano, que asistió a sus tres conferencias y que le donara parte considerable de su colección de moluscos, durante la primera visita a territorio cubano.

La marcha prosigue con rumbo norte. Llegan a la granja agrícola “El Rosario”. La nueva comunidad constituye uno de los tantos proyectos sociales de la Revolución, La cooperativa “Hermanos Saíz”, en el municipio de San Juan y Martínez. Ya de noche, penetra en la escuela primaria de la localidad y anota, como gesto fiel a su delicadeza, esta frase: “Un saludo afectuoso les deja Neruda.”; Regresan tarde al Valle.

Con el nuevo día, parten de regreso a La Habana. Entran al parque nacional “La Güira” – antigua Hacienda Cortina -, próximo al poblado de San Diego de los Baños. Allí el Instituto Nacional de Industrias Turísticas creó un lugar atractivo en consonancia con el ambiente natural. Al mirar las palmas reales próximas al río, el poeta dice a Roberto Fernández Retamar: “Mira, cuando las palmas cambian sus hojas, es como si cambiaran de camisas”.
Singular encuentro para un fin de año (1960). Cerca de la una de la madrugada, acompañado de Roberto Fernández Retamar, Pablo Neruda es recibido por el Ernesto “Che” Guevara, en su oficina. Pronto fluye el diálogo entre el poeta y el comandante rebelde.

El país se encontraba en estado de alerta ante la amenaza de agresión yanqui. La administración Eisenhower había acelerado tales propósitos, al encomendar la misión a la CIA.  No obstante, el Che deposita plena confianza en la firmeza, preparación y combatividad del pueblo cubano.

Un café amenizó las palabras. Pablo Neruda se enorgullece por lo bien que conoce su poesía el comandante Che Guevara. Ha leído con fruición las Residencias; sabe de memoria los Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Respecto a Canto general, solía leerles pasajes a los guerrilleros, en las noches de la Sierra Maestra.

Justo cuando la charla había alcanzado un interés peculiar, el Che es solicitado para una reunión. Este contacto irrepetible dejó en el intelecto nerudiano, la huella del líder guerrillero que siempre encontró en la lucha un espacio para la poesía.

Luis E. Aguilera González.
Concejal, Escritor,
Presidente de la Comisión de Cultura
Ilustre Municipalidad de La Serena.
Secretario General
Sociedad de Escritores de Chile (Sech),
Filial Gabriela Mistral Región de Coquimbo
La Serena – Chile
*Articulo autorizado para publicar.