martes, 4 de junio de 2019

LOS COMUNISTAS Y LA DEMOCRACIA






                                  Iván Ljubetic Vargas, historiador del
                                  Centro de Extensión e Investigación
                                    Luis Emilio Recabarren,  CEILER




CONCEPTO DE DEMOCRACIA.
La sencilla definición del Abraham Lincoln encierra la base de Democracia: “El Gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”
Naturalmente, es fundamental definir el concepto pueblo.

FUNDACIÓN DEL PARTIDO COMUNISTA

El 4 de junio de 1912, Luis Emilio  Recabarren y otros 30 revolucionarios fundaron el Partido Comunista de Chile. Ya sólo con ese paso, los comunistas chilenos entregaron un aporte al desarrollo democrático del país, pues incorporaron a la vida política a un sector hasta entonces excluido: la clase obrera, los trabajadores en general.
Así  canta  Pablo Neruda la obra de Recabarren y la fundación del PC de Chile:

        “Organizó las soledades.
         Llevó los libros y los cantos
         hasta los muros del terror,
         juntó una queja y otra queja,
         y el esclavo sin voz ni boca,
         el extendido sufrimiento,
         se hizo nombre, se llamó Pueblo,
         Proletariado, Sindicato,
         Tuvo persona y apostura.

         Y este habitante transformado
         que se construyó en el combate,
         este organismo valeroso,
         esta implacable tentativa,
         este metal inalterable,
         esta unidad de los dolores,
         esta fortaleza del hombre,
         este camino hacia mañana,
         esta cordillera infinita,
         esta germinal primavera,
         este armamento de los pobres,
         salió de aquellos sufrimientos,
         de lo más hondo de la patria,
         de lo más duro y  más golpeado,
         de lo más alto y más eterno
         y se llamó Partido,
         Partido Comunista de Chile”.



LOS COMUNISTAS POR LA DEMOCRACIA MÁS AVANZADA
En los meses de octubre y noviembre de 1912, “El Despertar de los Trabajadores” publicó en forma de folletín, el Primer Programa de los comunistas chilenos. Allí se señala que el Partido “expone que el fin de sus aspiraciones es la emancipación total de la Humanidad, aboliendo las diferencias de clase y convirtiendo a todos en una sola clase de trabajadores, dueños del fruto de su trabajo, libres, iguales, honrados e inteligentes, y la implantación de un régimen en que la producción sea un factor común y común también el  goce de los productos”.
En otras palabras, el naciente Partido de los comunistas señalaba como su  meta contribuir a forjar una verdadera democracia, una sociedad socialista.

DEMOCRACIA Y LUCHA DE CLASES
Para los comunistas, desde sus inicios, la lucha por la democracia está ligada a la lucha de clases, porque no puede haber una democracia verdadera si se mantienen los privilegios de las clases explotadoras.  Es imprescindible, como se decía entonces, la redención  completa de los trabajadores.
Por eso, Recabarren y sus camaradas tuvieron claro que, para abrir paso a la democracia, era necesario la unidad más amplia del proletariado. Fue así como hacia fines de 1917, cuando durante el gobierno de Juan Luis Sanfuentes, la crisis golpeaba duramente a los asalariados, propusieron formar la Asamblea Obrera por la Alimentación Nacional, que logró agrupar a 87 organizaciones sociales. En noviembre de 1918 esta Asamblea convocó a un mitin, donde se reunieron cien mil manifestantes.
El Gobierno reaccionario respondió a la movilización de los obreros con una fuerte represión que culminó con cuatro masacres: dos en Antofagasta, una en Punta Arenas y  otra  en Puerto Natales.
El 25 de diciembre de 1919, los trabajadores chilenos dieron otro paso en su desarrollo como clase. Se constituyó la Federación Obrera de Chile, FOCH, primera central sindical nacional  con sentido clasista, que llegó a reunir 300 mil socios.

EL PC SE OPUSO AL “CIELITO LINDO”                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                          
En 1920, el demagogo Arturo Alessandri Palma, candidato presidencial de una de las dos coaliciones burguesas, ofrecía el “cielito lindo” a los chilenos, logrando embriagar a  muchos proletarios  con su propaganda  mentirosa.
 Entonces, el Segundo Congreso Nacional del PC, efectuado en Antofagasta, el 1 y 2 de junio de 1920, acordó presentar como candidato a la Presidencia de la República a Luis Emilio Recabarren, preso en la cárcel de Tocopilla. Levantó, así,  la bandera de una verdadera democracia.
Venció Alessandri. Pero pronto los trabajadores comprobarían que la razón la tuvieron los comunistas. No hubo “cielito lindo”. Pero sí, cesantía, hambre y represión que culminó con  siete masacres en 1921 y 1922. La primera y más brutal de ellas, fue perpetrada a 38 días de que el demagogo asumiera el Gobierno, contra los obreros pampinos de la oficina salitrera San Gregorio. Soldados y policías asesinaron a un centenar de trabajadores y dejaron muchos  heridos.
Una vez más quedó comprobado que, no puede haber democracia con el poder en manos de los explotadores.


COMUNISTAS Y  MILITARES EN LOS AÑOS 20
El descontento contra el gobierno de Arturo Alessandri abarcaba amplios sectores.
El 3 de septiembre de 1924 ocurrió un hecho inusual. Dos centenares de oficiales jóvenes del Ejército demostraron  su descontento ante un proyecto de pago de dieta a los parlamentarios, haciendo sonar sus armas en el Senado. Fue éste, el famoso “ruido de sables”.
El 5 de septiembre, se constituyó la Junta Militar y Naval, formada por oficiales jóvenes de las fuerzas armadas. Eran de ideas avanzadas. Formaron la Comisión de Difusión Obrera, encabezada por el capitán Carlos Millán. Esta sostuvo reuniones con dirigentes de la FOCH, asistiendo a ellas Recabarren, dirigentes anarquistas y anarco-sindicalistas.
La Junta Militar y Naval presionó a Alessandri y al Parlamento y logró que el 8 de septiembre, en sólo unas pocas horas, se aprobaran  16 “leyes sociales”, que dormían largamente en el Congreso.
El 11 de septiembre de 1924, se produjo un golpe militar de derecha. Se estableció una Junta de Gobierno reaccionaria, formada por los generales Luis Altamirano y Juan Pablo Bennett más el vicealmirante Francisco Neff. De inmediato entró en contradicciones con la Junta Militar y Naval.
Los comunistas, encabezados por Recabarren, repudiaron a la Junta de Gobierno. Señalaron que estaban contra cualquier gobierno antipopular fuera civil o militar.
Recabarren escribió en  el periódico “Justicia” de Santiago, con fecha 5 de octubre de 1924:
”Hemos sido, somos y seremos siempre antimilitaristas, porque el militarismo es una afrenta a toda civilización, es la carga más inútil y más pesada que soportan los pueblos, y es la  amenaza permanente de todos los derechos. El militarismo será siempre la fuerza opresora con que la clase capitalista explote al pueblo”.
El 19 de diciembre de 1924 el pueblo chileno sufrió una enorme pérdida. Se suicidó Luis Emilio Recabarren.

LA ESPADA Y EL MARTILLO
El 23 de enero de 1925 se produjo un nuevo golpe militar. Derrocó la  Junta de Altamirano, Bennett y Neff, y llamó al Presidente Alessandri, que estaba en el exilio en Italia, quien retornó a La Moneda el 20 de marzo de 1925.
Grandes contradicciones entre  oficiales progresistas y los altos mandos de las fuerzas armadas.
Los trabajadores organizaron un acto de simpatía con el capitán Millán, recientemente ascendido a mayor. Tuvo lugar en el local de la Federación Ferroviaria. Por la FOCH intervino el dirigente comunista Salvador Barra Woll. Dijo: “Si es verdad que los militares
están sanamente inspirados, debemos formar el Frente de la Espada y el Martillo, para hacer que en nuestro país reine la igualdad, la justicia y la libertad”.
Pasaron  tres meses. Alessandri volvió a sus andadas. Junto con los militares reaccionarios llevaron a cabo, a partir del 4 de junio de 1925, una de las más crueles masacres contra los obreros. Ocurrió  en la oficina salitrera La Coruña., donde el ejército utilizó la artillería. Fueron asesinados más de 2.500 pampinos, mujeres y niños.
Tuvo razón Recabarren, cuando señaló que  “el militarismo será siempre la fuerza opresora con que la clase capitalista explote al pueblo”.
Una vez más, la espada cayó sobre los que empuñan el martillo. Así actúa la
antidemocracia.

LOS COMUNISTAS Y LA UNIDAD MÁS AMPLIA EN 1925
Arturo Alessandri renunció a la Presidencia de la República,. Hubo que llamar a elecciones. El Partido Comunista  construyó una amplia coalición democrática  para enfrentar al candidato de la reacción,  Emiliano Figueroa. Logró agrupar a  la FOCH, la Asociación de Profesores de Chile, la Federación Obrera Ferroviaria, la Liga de Arrendatarios, la Liga de Comerciantes e Industriales y otras organizaciones, más –naturalmente-  el PC, en torno a la candidatura del médico del Ejército José Santos Salas.
Se realizó una combativa campaña electoral con la consigna “Salas sale solo”. Hubo mitines en muchas ciudades del país.
En los comicios presidenciales del 24 de octubre de 1925  la derecha se impuso, a través de un descarado fraude electoral.
 Figueroa alcanzó, según los amañados cómputos oficiales, 180 mil votos. Salas reunió  la impresionante cifra de 88. 858  preferencias.
Los trabajadores respondieron a este fraude con un masivo paro nacional.

LA DICTADURA DE IBÁÑEZ
Emiliano Figueroa  Larraín, además de ser reaccionario, era un incapaz. Se dejó manejar por el coronel Carlos Ibáñez del Campo, quien primero ocupó la cartera de Ministro de Guerra. Después, se impuso como ministro del Interior. Posteriormente lo obligó a renunciar a la Presidencia y asumió como Vicepresidente.
Carlos Ibáñez, como Ministro del Interior, ya inició la persecución contra los comunistas, pues  sabía que era la única fuerza capaz de oponerse a sus planes.
En mayo de 1927, todos los partidos, con la  sola excepción del comunista, lo proclamaron  candidato a la presidencia de la República.
Ante esa actitud sumisa e inconsecuente de las colectividades de derecha y centro, los comunistas proclamaron la candidatura presidencial de Elías Lafertte Gaviño. Levantaron una vez más la bandera de la democracia.
Triunfó Ibáñez e implantó una dictadura  y persiguió no sólo a los comunistas y a los trabajadores, sino a amplios sectores.
Impuso a los partidos su absoluta voluntad. Por ejemplo el 2 de marzo de 1930 debía elegirse un nuevo Parlamento. Citó a los jefes de partidos (naturalmente menos al del PC) a las Termas de Chillán. Allí les hizo leer parte de la Ley Electoral en que se señalaba que si en una elección el número de candidatos era igual al número de cargos a elegir, no habría necesidad de realizar votaciones. Y les dijo que el ministro del Interior,  que oficiaría de árbitro,  indicaría a cada colectividad el número  y los nombres de los diputados y senadores a designar.  .Todos aceptaron. Así nació el llamado Congreso Termal. Con un total de 133 diputados y 42 senadores. ¡Flor de elección democrática!
Durante la dictadura ibañista, los comunistas, a pesar de la terrible represión que sufrían, no se aislaron, sino que convocaron a otras fuerzas a  formar una amplio frente antifascista.

AL COMENZAR LOS AÑOS TREINTA
El 26 de junio de 1931 en medio de grandes manifestaciones por la democracia, Ibáñez debió abandonar La Moneda.
Ejerció la vicepresidencia de la República Juan Esteban Montero. Renunció a ella para postular como candidato a Presidente. Lo reemplazó Manuel Trucco.
La crisis económica, iniciada en 1929 en Estados Unidos, golpeaba fuertemente el país
Para enfrentarla, el gobierno del Vicepresidente Trucco decidió recortar los sueldos a todos los empleados públicos.
Para oponerse a esta arbitraria medida,  se produjo uno de los hechos más espectaculares  de la historia de Chile. La marinería de  la flota de guerra se sublevó. Tomó prisioneros a sus oficiales y se apoderó de todos los navíos y guarniciones en tierra de la Marina. Esta insurrección tuvo lugar el 1º de septiembre de 1931. Pero duró sólo seis días.
El 4 de octubre  triunfó en los comicios presidenciales Juan Esteban Montero. Pronto mostró la orientación reaccionaria de su gobierno. El 25 de diciembre de 1931, carabineros de Vallenar sacaron de sus casas a una veintena de dirigentes y militantes comunistas y los asesinaron fríamente en las afueras de la ciudad.
La crisis proseguía  y el descontento era muy grande. El 4 de junio de 1932 se produjo un movimiento cívico-militar que derrocó a Montero e implantó la “República Socialista”. Duró sólo 12 días. No tuvo nada de socialista, pero fue un gobierno progresista, que realizó importantes         cambios a favor del pueblo. Devolvió en forma gratuita  las herramientas  que se  encontraban en casas de empeño, disolvió el  Congreso Termal,  decretó la amnistía a todos los marinos condenados por la sublevación de septiembre del año 31; devolvió sus derechos a todos los exonerados por razones políticas; reincorporó a los profesores
despedidos por el gobierno de Montero y a los estudiantes expulsados  por el Consejo    Universitario.
El 30 de octubre de 1932 hubo elecciones presidenciales y parlamentarias.  Fue elegido primer mandatario Arturo Alessandri y el PC eligió dos diputados obreros. Andrés Escobar por Santiago y José Vega Díaz por Antofagasta.
En la Conferencia Nacional  de Julio de 1933, el PC llamó a la unidad de todas las fuerzas democráticas para enfrentar y derrotar a los tres principales enemigos de Chile: el imperialismo estadounidense, el latifundio y la oligarquía criolla.


EL FRENTE POPULAR
El  VII Congreso de  la Internacional Comunista, celebrado en Moscú en 1935  convocó a todos los partidos de izquierda a unirse  constituyendo frentes populares,  contra el fascismo y la guerra.
En Chile, tras pacientes esfuerzos de los comunistas, se constituyó el Frente Popular el 25 de marzo de 1936.
A fines de ese año, los días 25 y 26 de diciembre,  nació la Confederación de Trabajadores de Chile, CTCH ,  en un Congreso de Unidad Sindical al que concurrió la FOCH, de orientación comunista y otras dos centrales sindicales controladas por el Partido Socialista. Fue una digna heredera de la FOCH creada por Recabarren.
El 25 de octubre de 1938 triunfó Pedro Aguirre Cerda, candidato del Frente Popular. Chile fue uno de los tres países de la tierra, junto con España y Francia, en que llegó al  poder esta coalición.
El  gobierno de Aguirre Cerda, el primero  de izquierda en Chile,  fue democrático y progresista. Constituyó la única ocasión hasta entonces, que el Partido Comunista y el movimiento obrero no fueron  reprimido. Puso las bases para la industrialización del país con la creación de la Corporación de Fomento de la Producción, CORFO,  y de su electrificación, con la fundación de ENDESA.
Dio un inmenso desarrollo a la educación en general y en especial a la técnica-industrial,
haciendo realidad el lema del Frente Popular: “Gobernar es educar”.

El 15 de diciembre de 1940, el PS desahució el Frente Popular. Entonces, comunistas y radicales siguieron apoyando el Gobierno.
El  período de Pedro Aguirre Cerda duró menos de tres años. Se había iniciado el 24 de diciembre de 1938  y finalizó con la muerte del Presidente, el 25 de noviembre de 1941.

EL TIEMPO DE LA INFAMIA
El 1º de febrero de 1942 fue elegido Presidente de la República Juan Antonio Ríos, el segundo radical que triunfó gracias a una coalición democrática,  propiciada y llevada adelante  por los comunistas.  En su gobierno se frenó el desarrollo impulsado por Aguirre Cerda. Pero se pueden anotar dos hechos positivos: rompió relaciones con los países del Eje fascista (Alemania, Italia y Japón) y estableció relaciones diplomáticas con la Unión Soviético. Igual que su antecesor murió antes de cumplir su período.
Lo reemplazó en calidad de Vicepresidente, el radical  Alfredo Duhalde. Gobernó nueve meses y en este lapso perpetró tres masacres. Una de ellas fue la de la Plaza Bulnes, el 28 de enero de 1946, donde fueron asesinados seis trabajadores, entre ellos la dirigente de las Juventudes Comunistas, Ramona Parra.

El 4 de septiembre de 1946 triunfó un tercer radical, Gabriel González Videla, en base a otro conglomerado democrático, constituido principalmente por comunistas y radicales.
En  este gobierno, iniciado el 3 de noviembre de 1946, por primera vez en su historia el Partido Comunista tuvo ministros. Fueron tres. Estos impusieron un método de trabajo democrático y transparente. Cada cierto tiempo daban cuenta al pueblo en grandes mitines en el Caupolicán de su gestión, de los avances logrados, de las dificultades encontradas.
Ello le granjeó enorme simpatía y apoyo popular. En las elecciones municipales de abril de 1947 el Partido Comunista obtuvo 127 mil votos. En las anteriores elecciones de 1944, había alcanzado poco más de 32 mil  preferencias. Este enorme crecimiento, que lo transformó en una de las principales fuerzas políticas del país, asustó al imperialismo y a la reacción criolla.
En octubre de 1947, González Videla comenzó la represión contra los comunistas y los trabajadores en general. En septiembre de 1948 dictó la  llamada Ley de Defensa de la Democracia, bautizada  por el pueblo  como “Ley Maldita”.
Se perpetraron seis masacres. Cientos de comunistas fueron relegados a Pisagua; muchos fueron exonerados; se borró de los Registros Electorales a 40 mil militantes  del Partido Comunista o sospechosos de serlo.

EL PC Y SU POLÍTICA UNITARIA DE MASAS
La traición de González Videla determinó un cambio en la política de alianzas de los comunistas. No más coaliciones con hegemonía  de colectividades burguesas. Coincidió con ellos Salvador Allende.
El 13 de noviembre de 1951 se fundó el Frente del Pueblo, constituido por el PC  que estaba clandestino y el pequeño PS de Chile. El domingo 25 fue proclamado Allende candidato a la Presidencia de la República, junto con un programa con reformas democráticas, antiimperialistas y revolucionarias como la nacionalización del cobre, una profunda reforma agraria, la derogación de la Ley Maldita...
En los comicios electorales  del 4 de septiembre de 1952 triunfó el ex dictador Carlos Ibáñez del Campo, que obtuvo más de 400 mil votos. Allende ocupó el cuarto y último lugar con casi 52 mil sufragios.

Entre el 12 y el 16 de febrero de 1953, en un congreso de unidad sindical, nació la Central Única de Trabajadores de Chile, CUT.  En su Consejo Directivo Nacional estuvieron representadas todas las tendencias ideológicas existentes en el movimiento sindical. En su Declaración de Principios se señaló que su objetivo final era la construcción de una sociedad socialista. La fecha oficial de su fundación es el 12 de febrero de 1953.
Ésta ha sido la central sindical con la mayor cantidad de afiliados y con el  programa más avanzado en la historia de Chile.
La CUT fue uno de los elementos más poderosos que contaron los trabajadores para contribuir a avanzar hacia un país más democrático. Y los comunistas en ello jugaron un rol decisivo.

EL FRENTE DE ACCIÓN POPULAR
El 28 de febrero de 1956 se fundó el Frente de Acción Popular, FRAP. Lo formaron el PC,
el PSP, el PS de Chile, el P. del Trabado, el PD de Chile y el PD del Pueblo.
El sábado 2 de agosto de 1958,   el Presidente Carlos Ibáñez del Campo promulgó la ley que derogó la Ley Maldita. Ello fue producto de  la acción de una amplia coalición,  el Bloque Democrático, constituida a comienzos de ese año.
El FRAP proclamó la candidatura presidente de Salvador Allende en dos oportunidades, en 1958 (antes de derogarse la ley maldita)  y en 1964.
El 4 de septiembre de 1958 triunfó el derechista Jorge Alessandri Rodríguez. Allende quedó a sólo 33 mil votos del vencedor.
El “Gobierno de los Gerentes” (1958 – 1964) fue antipopular. Perpetró tres masacres. Empobreció más a los trabajadores y arruinó a parte de las capas medias.
El 1º de enero de 1959 se produjo el acontecimiento  más importante en la historia de América Latina. Triunfó la Revolución Cubana.
En los comicios electorales del 4 de septiembre de 1964 triunfo Eduardo Frei Montalva con el  apoyo de la derecha. En su campaña proclamó su “revolución en libertad”, en oposición  y desafío  -según su propaganda- a la revolución de Cuba.
No hubo en Chile tal revolución. Sin embargo, se llevaron adelante algunos cambios  que, aunque insuficientes, fueron positivos.
Entre el 10 y 17 de octubre de 1965, los comunistas celebraron su XVII Congreso Nacional. En él se resolvió que su oposición frente al gobierno democratacristiano sería “de principios, de masas y no ciega”. Fue así como apoyó la ley de sindicalización campesina, el inicio de la Reforma Agraria, el desarrollo de las organizaciones comunitarias. Al mismo tiempo ese evento planteó el desafío de ganar a las masas a la Democracia Cristiana, algo que en ese momento parecía imposible.
Los comunistas estuvieron contra la política represiva, que culminó con diez masacres;
los negociados del cobre y del salitre a favor de empresas yanquis, las alzas.



HACIA LA CONQUISTA DEL TRIUNFO POPULAR
Se dieron pasos decisivos. La CUT en su V Congreso Nacional, efectuado del 19 al 24 de noviembre de 1968, en que estuvieron representados  700 mil trabajadores aprobó la consigna “Unidad para los cambios”, Su plataforma  tomó los  principales objetivos planteados por los comunistas: nacionalización del cobre y otras riquezas  naturales; profunda reforma agraria; estatización de la banca.

En abril de 1969, un Pleno del Comité Central del Partido Comunista expresó: “Todo alineamiento estrecho de fuerzas, la puesta en práctica de cualquier política que conduzca dejar fuera del movimiento a sectores  populares de avanzada, hará muy difícil, por no decir imposible, una victoria del pueblo”.                                                                                                                                                                                                                          
Durante ese año, diversos partidos de izquierda proclaman sus precandidatos: el PR a  Alberto Baltra; el PD y la Alianza Popular Independiente a Rafael Tarud; el MAPU a
Jacques Chonchol; el PS a Salvador Allende y el PC a Pablo Neruda.
El 9 de octubre se constituyó la Unidad Popular, la más amplia coalición de las fuerzas de izquierda de nuestra historia.  
En diciembre se acordó el Programa de Gobierno de la Unidad Popular.
El 22 de enero de 1970, en un acto convocado por el Partido Comunista se proclamó la cuarta candidatura presidencial de Salvador Allende.
Tras una breve campaña electoral, a la ofensiva,  combativa y plenas acciones de masas,  triunfó el abanderado  de la Unidad Popular.
Después de 60 días al rojo, en que el imperialismo y la reacción criolla apelaron a todos los medios para impedirlo, Salvador Allende llegó a La Moneda.   


 

EL GOBIERNO MÁS DEMOCRÁTICO DE LA  HISTORIA  DE CHILE
El 3 de noviembre de 1970 se inició el Gobierno Popular, presidido por Salvador Allende, que ha sido hasta ahora la más grande conquista del movimiento obrero chileno.
Es el período de mayores  avances económicos, sociales, políticos y culturales para el país y el pueblo.
 Los cambios revolucionarios llevados adelante, permitieron que Chile conquistara su Independencia económica, a través de la nacionalización del cobre, el hierro, el salitre y otras empresas que estaban en manos del imperialismo  estadounidense.
Terminó con el freno que significaba el latifundio,  con una profunda reforma agraria.
Acabó con el dominio que la oligarquía financiera   ejercía sobre nuestra economía, al estatizar la banca y otras cien empresas que estaban en su poder.
Paso de gran significación fue la creación del área social de la economía, propiedad de todos los chilenos, que llegó a controlar el 33% de la producción nacional y que era un paso concreto hacia el socialismo.
Los cambios económicos se tradujeron en el mejoramiento de las condiciones de vida  de los chilenos. La cesantía bajó al 3%; los salarios y pensiones crecieron en un 66%.
Se entregó previsión social a 750 mil personas y se crearon consultorios de salud en el campo y barrios populares.
Se entregó el medio litro de leche diario y gratis a todos los niños hasta los 15 años; se publicaron obras de la literatura nacional y mundial a precios muy bajos; se establecieron las vacaciones populares, becas escolares para hijos de mapuches, obreros, campesinos y soldados; se abrieron las posibilidades para estudiar en la universidad a  trabajadores. 
Los comunistas no sólo colaboraron con ministros y otros funcionarios durante el Gobierno Popular, sino que fue el Partido que con más lealtad estuvo al lado del Presidente Allende.    

EN LA LUCHA POR LA DEMOCRACIA
El golpe del 11 de septiembre de 1973 y la dictadura fascista tuvieron por objetivo destruir los cambios revolucionarios llevados a cabo por el Gobierno Popular,  aplastar el movimiento obrero e imponer la contrarrevolución en todos los aspectos.
El método empleado: el terrorismo de Estado.
Base teórica de sus crímenes, la Doctrina de la Seguridad Nacional: el exterminio del enemigo interno, los  “marxistas”.
La primera manifestación contra la dictadura lo constituyeron  los funerales de Pablo Neruda, efectuados el  25 de septiembre de 1973.
Fueron los sectores populares , entre ellos los comunistas, los únicos en combatir por la democracia desde los inicios de la dictadura.
 Mujeres comunistas, encabezadas por Sola Sierra, organizaron y  realizaron la primera huelga de hambre de los familiares de detenidos desaparecidos. Tuvo lugar en la sede la CEPAL (Comisión Económica para América Latina de Naciones Unidas) entre el 14 y el 23 de junio de 1977. Esta audaz acción se puede considerar el primer  gran hito de la lucha antifascista y abrió una nueva etapa caracterizada por el inicio de protestas masivas, como fueron las huelgas de las viandas vacías en Chuquicamata, El Salvador y Huachipato en 1978.
El 3 de septiembre de 1980, el Partido Comunista proclamó su política de la Rebelión Popular de masas. La utilizar todos los medios de lucha para derrotar la dictadura, incluso la violencia más aguda. Este fue otro de los hitos importante en la lucha antidictatorial.
Las primeras acciones callejeras las organizaron los comunistas.
La periodista y escritora demócrata cristiana, Patricio Verdugo en su libro “Bucarest 187”
relata:
“Las primeras protestas callejeras estuvieron localizadas en el centro de Santiago. Las organizó el Partido Comunista y las llamó ‘Marchas del hambre’. Fui con Marcela a la primera de ellas, en agosto del ’82.  Anochecer en el centro, alicaídos empleados saliendo de sus trabajos, gente que paseaba –oscura y gris- de aquí para allá.
-         ¿Dónde, Marce, dónde?
-         Tranquila, paciencia. Faltan dos minutos –dijo consultando su reloj.
La disciplina comunista siempre me pareció sorprendente. Una disciplina que los había distinguido como los más leales colaboradores con el Presidente Allende, en contraposición con el desorden irresponsable de los socialistas.
A la hora exacta, una bengala iluminó el cruce de Ahumada con Huérfanos y mil transeúntes se convirtieron en manifestantes. ‘¡Pan, trabajo, justicia y libertad!’ fue el grito coreado al unísono. Tengo idea cuántos eran los convocados y cuántos se sumaron en el camino. La gresca con la policía -muy poca en el sector- fue monumental y se llevaron a treinta y dos detenidos.
Con Marcela estrenamos la costumbre de ir a las protestas céntricas vestidas con nuestra mejor ropa...”   (Patricia Verdugo: “Bucarest 187”, Editorial Sudamericana, Santiago, 2000, p. 142)
Estas marchas contra el hambre llevadas a cabo en agosto y septiembre de 1982 y la  de carácter nacional del 24 de marzo de 1983,  constituyeron  hitos trascendentales en el combate antifascista.
El 11 de mayo de 1983, convocada por la Confederación de Trabajadores del Cobre, se llevó a cabo la Primera Jornada Nacional de Protesta Ella abrió una nueva etapa en la
lucha por la democracia. Ese año  se efectuaron seis acciones de este tipo..
El 14 de diciembre de 1983 se fundó el Frente Patriótico Manuel Rodríguez.
En 1984 se llevaron a cabo cuatro grandes jornadas de protesta; en 1985, otras cinco.

En abril de 1986 se constituyó la Asamblea Nacional de la Civilidad, una amplia coalición social. También el Comité Político Privado, en que participaban todos los partidos de la oposición a la dictadura.
 El 2 y 3 de julio de 1986, tuvo lugar la más grande y combativa jornada de protesta antifascista.

PAVIMENTAN  EL CAMINO PARA LA SALIDA PACTADA.
La envergadura de las acciones de comienzo de julio de 1986 señaló que se abrían serias
posibilidades de una salida democrática, de masas, con clara participación de los comunistas.
Se produjo la descarada participación de agentes del imperialismo. Presionaron a los partidos de derecha y centro. También a la dictadura. Creando las condiciones para un acuerdo de éstos.
La Democracia Cristiana y otros partidos de centro derecha  abandonaron la Asamblea Nacional de la Civilidad, disolvieron el Comité Político Privado y renunciaron a la lucha frontal contra la dictadura.
Sólo los partidos populares continuaron las acciones. Pero dos reveses debilitaron sus posiciones:  el descubrimiento del arsenal en Carrizal, en agosto, y el fracaso del intento de tiranicidio en septiembre de 1986.
En febrero de 1988, trece partidos conformaron la Concertación de Partidos por la Democracia y acordaron participar el un plebiscito que Pinochet había convocado, Entre éstos, están las colectividades que habían constituido la Unidad Popular, con la sola excepción del Partido Comunista.,
Los comunistas plantearon la necesidad de continuar con las acciones contra la dictadura.
En julio, el PC llamó a votar NO en el plebiscito. El 5 de octubre triunfó el NO.
El 14 de diciembre de 1989 se llevan cabo elecciones presidenciales triunfó el demócrata cristiano Patricio Aylwin, candidato de la Concertación con el  decidido apoyo de los comunistas.

POR UN CHILE VERDADERAMENTE DEMOCRÁTICO.
Tanto  el XIX Congreso de 1989, erróneamente llamado XV,  como el XX de 1994, el  XXI de 1998, el XXII del 2002 y el XXIII de 2006, el XXIV, de 2010 y el XXV del 2014 se ha planteado que la tarea de los comunistas en este período en construir un Chile verdaderamente democrático.
El PC ha sido el más consecuente luchador por la verdad y la justicia en el caso de los derechos humanos y, en el aspecto político, ha llevado adelante el combate contra la exclusión.
Un paso de enorme importancia en la historia  reciente del Partido fue el dado en el Pleno del Comité Central de diciembre del año 2005 cuando llamó a votar por la candidata de la Concertación en la segunda vuelta presidencial de enero de 2006.




BIBLIOGRAFÍA:

Luis Corvalán:                      “Los Comunistas y la Democracia
                                              “De lo vivido y lo peleado”
                                              “Ricardo Fonseca, combatiente    
                                               ejemplar”

Elías Lafertte:                        “Vida de un Comunista”

José Miguel Varas:                “Chacón”

Hernán Ramírez Necochea   “Origen y Formación del Partido
                                                 Comunista de Chile”

Américo Zorrilla:                       “Don Américo, un chileno comunista”

Patricia Verdugo:                      “Bucarest 187”

Iván Ljubetic:                            “Don Reca”
                                                 “Sola Sierra una imprescindible”
                                                  “Breve Historia del Partido Comunista de Chile”
                                                  “Juan Vargas Puebla Hijo de la clase
                                                    obrera chilena”

                                                    Diversos trabajos sobre Salvador
                                                    Allende.