lunes, 10 de febrero de 2025

EL ACTA DE LA TRAICIÓN

 

El día 9 de febrero de 1817, hace 208 años, los representantes de la oligarquía criolla, los mismos que convocaron al Cabildo Abierto del 18 de septiembre de 1810, firmaron un acta de sumisión a Fernando VII, rey español, traicionando a los patriotas que combatían por la independencia de Chile. Les entregamos este escrito del historiador Iván Ljubetic Vargas.



9 de febrero 1817.

 

                 ANTIPATRIOTAS

 

 

                                             Iván Ljubetic Vargas, historiador del

                                            Centro de Extensión e Investigación

                                            Luis Emilio Recabarren, CEILER

 

 

                           

Marqués de la Casa Real

 

La oligarquía creó el mito que la Independencia de Chile se conquistó el 18 de septiembre de 1810. Ello, en un intento de los latifundistas de entonces, de figurar como los forjadores de nuestra Independencia.

Por entonces existían títulos de “nobleza” en nuestro país: un duque, seis condes, siete marqueses (entre el Marqués de la Casa Real, familia García Huidobro; el Marqués de la Pica, familia Irarrázaval: Marqués de Casa Larraín) y 108 distintas órdenes de caballería. (Los requisitos para obtener un título de nobleza eran: demostrar pureza de sangre por los cuatro abuelos, saber montar a caballo y no haber ejercido oficios manuales).

La verdad es que la oligarquía fue aliada del rey español y luchó contra los intereses de Chile. Durante la Reconquista española traicionaron a la patria. Los mismos  grandes terratenientes criollos, que habían convocado el Cabildo del 18 de septiembre de 1810, firmaron el 9 de febrero de 1817, una servil Acta de Sumisión al rey Fernando VII, en la cual abjuraban de todo movimiento libertario y repudiaban a los patriotas.

En este vergonzante documento,  servilmente manifestaban “su íntima y decidida adhesión que tenemos a la sagrada causa de nuestro legítimo monarca el señor Fernando VII…”  Renegaban de los patriotas y pedían…”Castigar, como es justo, la osadía y el orgullo de los insurgentes de la otra banda”.

 

No vacilaban estos traidores de ofrendar a los enemigos de la patria “…sus vidas, y sin reserva de cosa alguna estaban prontos y  resueltos a defender los sagrados derechos del rey, a cuya obediencia vivimos gustosamente sujetos”.

Al pie de tan ignominioso documento figuraban apellidos como Larraín, Aldunate, García Huidobro.

 

 



Pero les falló el olfato a los traidores. Aún no se secaba la tinta de esa acta infamante, cuando el Ejército Libertador, al mando de los generales José de San Marín y  Bernardo O’Higgins, luego de realizar la proeza de cruzar la cordillera de los Andes, pisaba suelo chileno. Tres días después, el 12 de febrero de 1817, derrotaba a las tropas del rey en la batalla de Chacabuco.

Herederos de esos firmantes del Acta de la traición son los que han  entregado y entregan hoy nuestras riquezas naturales a empresas extranjeras.