Iván
Ljubetic Vargas, historiador del
Centro
de Extensión e Investigación
Luis
Emilio Recabarren, CEILER
El 29 de mayo de 1969,
las miradas del mundo se volvieron hacia la ciudad argentina de
Córdoba. En ella, clase obrera y los estudiantes encabezaban una insurrección
contra la dictadura de Juan Carlos Onganía. Se abría un proceso revolucionario que sólo pudo ser
cerrado con el golpe de 1976.
DURANTE
Desde junio de 1966 gobernaba Argentina el dictador
Onganía. La situación de los sectores
modestos era insoportable. Su ministro de Economía, por ejemplo, llevó a cabo un plan económico que devaluó la
moneda un 40%, congeló salarios por dos años, suspendió los convenios
colectivos de trabajo, y dio lugar a una Ley de Hidrocarburos, que permitía a
las empresas privadas participar de la explotación petrolera y una ley de
alquileres a favor de la especulación inmobiliaria.
Estallaron una serie de movilizaciones estudiantiles y
obreras. Sus momentos culminantes fueron las manifestaciones de los estudiantes
en Corrientes, donde cayó asesinado Juan
José Cabral. En
Rosario agentes del gobierno mataron a
los jóvenes Bello y Blanco, lo que
provocó el levantamiento obrero conocido como el primer Rosariazo.
EL CORDOBAZO
El 29 de Mayo de 1969 Rosario amaneció con un paro general
convocado por
Córdoba, por su parte,
fue estremecida por una huelga de 36 horas y una marcha hacia el centro de la ciudad. La movilización estuvo encabezada por
las columnas de los sindicatos. Se
movilizaron de
Junto a los obreros
industriales, la otra fuerza social movilizada fueron los estudiantes
universitarios que resistieron en el Barrio Clínicas. La unidad obrera
estudiantil fue una de las claves de la jornada y un signo de la época.
SE COMBATE EN LAS CALLES
La dictadura intentó frenar el
avance de las columnas. Se
desató una feroz represión. Fue asesinado el joven obrero Máximo Mena, que
integraba la columna de la planta Santa Isabel de la firma IKA. La noticia de
su muerte se difundió rápidamente. Se alzó una ola de indignación. La ciudad
fue ocupada por los obreros y estudiantes. La policía fue derrotada. En el
centro de la ciudad 150 manzanas
fueron ocupadas. Hubo combates callejeros. Era una verdadera guerra de
guerrillas urbana. Se levantaron barricadas.
Los insurgentes comenzaron a coordinarse entre sí para frenar la
represión.
Para retomar econtrol, la dictadura debió apelar al
Ejército que, por la noche del 29 y la madrugada del 30, se enfrentó a nidos de
francotiradores que cubrían el repliegue de los manifestantes.
El movimiento ocupó la ciudad y derrotó a las fuerzas
policiales pero fue insuficiente para frenar al Ejército, que obligó a la
retirada hacia los barrios. Los obreros y estudiantes carecieron
del armamento y de organizaciones capaces de plasmar la unidad combatiente en
las calles.
La clase obrera encabezó a los estudiantes y el pueblo pobre,
transformando el paro general en una huelga general política, que exigía el fin
de la dictadura.
“POR UN GOBIERNO
OBRERO, OBRERO Y POPULAR”
La consigna de los manifestantes cordobeses era: “Luche, luche, luche, no deje de luchar por un gobierno obrero, obrero y popular”.
El Cordobazo abrió un proceso revolucionario cuyo
principal protagonista fue la clase obrera y que obligó a los militares y la
burguesía poner fin a la proscripción del peronismo para desviar ese ascenso
(reflotando su discurso de armonía entre las clases) y debiendo apelar a las
bandas anticomunistas de las Tres A y el
terrorismo de Estado para aniquilar a una generación que se planteó la lucha
contra el imperialismo y el capitalismo.