Fuente: www.elsiglo.cl
Patricia Quiroz. Santiago. 08/08/015. Falleció el jefe de la siniestra
Dina, culpable de secuestros, desapariciones, asesinatos y torturas. Manuel
Contreras acumuló 562 años de cárcel por violaciones a los derechos humanos. Pese
a eso, nunca lo degradaron como ex general.
Solo le quedaba la morfina. Y un par de antiguos cómplices de crímenes
salvajes, “camaradas del Ejército”. Se habló de “conciencia difusa”, cuando en
realidad la había perdido hace muchos años. Murió estableciendo un record
vergonzoso en la historia penal del país, acumulando unos 500 años de condenas
por asesinatos, secuestros, torturas y desapariciones de decenas de chilenas y
chilenos.
Manuel Contreras Sepúlveda, ex director de la Dirección de Inteligencia
Nacional, la siniestra Dina, la policía secreta de la dictadura cívico-militar
que se dedicó a perseguir y reprimir a miles de ciudadanas y ciudadanos
opositores al régimen dictatorial o que simplemente eran trabajadores,
estudiantes, campesinos “sospechosos”; también la Dina se enfrentó a los
dirigentes y militantes de los partidos democráticos y populares que encararon
a la tiranía.
El jefe de la Dina “El mamo” le decían, murió este 7 de agosto, en la noche,
a los 86 años, en una cama del Hospital Militar en La Reina, recibiendo
atención médica y cuidados que él no solo impidió que se diera a cientos de
personas, sino que ordenó y ejecutó acciones que llevaron a chilenas y chilenos
a quedar severamente heridos o simplemente pasar a engrosar la lista de
ejecutados políticos y de detenidos desaparecidos.
Su muerte fue literalmente celebrada por miles de personas a lo largo del
país que llenaron las redes sociales y acusaciones e insultos a Contreras
Sepúlveda, que conocieron la noticia en hogares o lugares públicos, y que se
manifestaron en distintos puntos de varias ciudades condenando las operaciones
de violaciones a los derechos humanos y crímenes de lesa humanidad cometidos
por este ex oficial del Ejército, lugares como el propio Hospital Militar y en
la Plaza Italia de Santiago. “Un asesino menos” se leía en un cartel. “Verdad y
justicia, no a la impunidad” se veía en otros.
Hasta la noche de su muerte, Manuel Contreras generó tensiones. A
agrupaciones de derechos humanos, organizaciones de la sociedad civil y
partidos políticos, no les gustó para nada que este represor falleciera sin
haber sido degrado como general en retiro, es decir, perder esa condición, por
los delitos que cometió. Las autoridades a las que les correspondía no hicieron
los trámites legales pertinentes para que este auténtico promotor del genocidio
dejara de ostentar una alta condición de ex oficial de las Fuerzas Armadas.
Lorena Pizarro, presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos
Desaparecidos (Afdd), Lorena Pizarro expresó que “es complicado y provoca
frustración e indignación (que el represor haya fallecido ostentado la
categoría de ex general) porque finalmente, si uno observa, Manuel Contreras a
pesar de tener más de 500 años de condenas por distintas causas, igual murió en
un plano de impunidad inaceptable”. Recaldó que “nunca el Ejército fue capaz de
degradarlo”.
Y es que “El Mamo” tenía encima condenas por 562 años de cárcel, después de
que la Justicia lo procesó y condenó por 75 secuestros, tres homicidios,
asociación ilícita para delinquir, sustracción de menores, entre otros. Como si
fuera poco, por esos delitos también tenía a su haber dos condenas a cadena
perpetua. A pocos días de morir, Contreras fue condenado a otros de 20 años de
prisión por los homicidios calificados de seis integrantes de una familia. La
mayoría de sus crímenes los cometió entre 1973 y 1978.
El que fuera jefe de la Dina estuvo tras los asesinatos del ex Canciller
chileno Orlando Letelier, ocurrido en Estados Unidos, y el del general Carlos
Prats, acaecido en Argentina, y el intento de homicidio contra el dirigente de
la Democracia Cristiana, Bernardo Leighton. Tendió su mano criminal hacia el
exterior asociándose con bandas terroristas de origen cubano e italianas.
Dicen que fue la mano derecha del dictador Augusto Pinochet. En realidad,
su mano ejecutora. Ambos, ahora, pasan a la lista de criminales y violadores de
derechos humanos más repudiados por la inmensa mayoría de ciudadanas y
ciudadanos de Chile y de muchos lugares en el mundo.