Fuente: www.elsiglo.cl
Hugo Guzmán. Santiago. 28/08/015. “Bachelet, Bachelet,
terrorista de la UP” gritaron personas que respaldaban a los dueños de
camiones. La UDI anunció acusación constitucional contra el Intendente de la
Región Metropolitana.
“Bachelet, Bachelet, terrorista de la UP” gritaron personas que respaldaban
a los dueños de camiones que llegaron a Santiago a protestar. Durante casi todo
el día, esos transportistas bloquearon dos carreteras estratégicas de acceso a
la capital, provocando un caos de afectación masiva, mientras su jefe, Sergio
Pérez, exaltó que el general de Carabineros, Bruno Villalobos, “se la jugó”
para que ellos pudieran pasar con sus vehículos frente al palacio presidencial.
El Mercurio tituló que el gobierno aceptó “exigencia de transportistas” y La
Tercera destacó: “Gobierno cede y camioneros llegan hasta La Moneda”.
La Unión Demócrata Independiente (UDI) anunció una acusación constitucional
contra el Intendente de la Región Metropolitana, Claudio Orrego, por no haber
autorizado que camiones se instalaran a protestar frente a la sede del
gobierno. En clara alusión a que los transportistas están ubicados en el campo
de la derecha, la jefa de Bancada de esa colectividad, María José Hoffman, dijo
que “no es posible que la oposición no se pueda manifestar”. Además, la UDI
emplazó a la Presidente Michelle
Bachelet: “Demandamos de usted que ejerza su liderazgo”.
En esas horas, en un artículo de El Mostrador, se indicó que hay versiones
(sin citar ninguna fuente) de que la jefa de Estado “está tomando más alcohol
de la cuenta” y que está “bajo el efecto de varios medicamentos -como
analgésicos para una dolencia que tiene en la rodilla por un problema a los
meniscos-, antidepresivos y los recetados para su hipertensión”, apuntando a la
tesis de incapacidad para gobernar.
Las directivas empresariales de la Cámara Nacional de Comercio, Sofo de
Temuco, y la Sociedad Nacional de Agricultura criticaron duramente al gobierno
y apoyaron la protesta de los dueños de camiones. Familias dueñas de
latifundios y empresas de agricultura en el sur, entre ellas algunas víctimas
de ataques violentos, marcharon con banderas chilenas y pancartas de críticas
al gobierno, en veredas aledañas a La Moneda. Un individuo sacó el emblema del
grupo ultraderechista Patria y Libertad.
El mismo día, salía y se reproducía en la prensa, la declaración del ex
Ministro del Interior, Carlos Figueroa, militante de la Democracia Cristiana,
criticando duramente a Michelle Bachelet: “No tiene capacidad de conducción
política”. Y afirmando que el caso Caval, de irregularidades donde estuvo
involucrada la nuera de la Mandataria, “muestra la poco expertise de la
Presidenta”.
Mientras algunos de los camiones traídos del sur fueron autorizados por el
Ministerio del Interior para desfilar frente a La Moneda, con ayuda de
Carabineros, las Fuerzas Especiales de ese organismo policial reprimían con
gases, golpes y chorros de agua a mapuches, trabajadores y estudiantes que
protestaban en Plaza Italia contra la actitud “provocadora”, “prepotente” y
“fascista” de los camioneros.
Parlamentarios de la UDI, Renovación Nacional y Evópoli respaldaron a los
dueños de camiones y reivindicaron su “derecho constitucional” de llegar a la
sede del Ejecutivo con camiones quemados. Cuestionaron que se diera
autorización a la Confederación de Estudiantes de Chile (Confech) para marchar
ese mismo día, y que los transportistas no pudieran traer sus pesados vehículos
al centro de la capital.
La ex senadora de la UDI, Evelyn Matthei, dijo que el bloqueo en las
carreteras los provocó realmente el gobierno, al que acusó de torpe, y desde la
derecha se siguió hablando de posibles querellas y ausencia de liderazgo de la
Presidenta de la República.
Un conjunto de hechos que marcan nítidamente una estrategia de golpeteo,
presión, ataque, descalificación y generación de desorden que apuntan a generar
un clima de desestabilización política en el país.
Los dueños de camiones transgredieron normativas legales con su accionar y
ayudaron a generar un mayor clima de tensión y confrontación que,
desgraciadamente, irradiará en la zona sur del país, viendo en Santiago el
rechazo que tuvo su acción anómala por parte de representaciones mapuches.
El lenguaje hostil y agraviante apareció de nueva cuenta desde sectores
empresariales, de derecha, en artículos periodísticos y hasta en voz de
personeros de la Democracia Cristiana, siendo blanco específico la Presidenta
de la República.
El accionar de los dueños de camiones, de empresarios y de la derecha,
provocó choques violentos en varios puntos de la capital, entre quienes
apoyaban la manifestación camionera, y quienes reivindicaron los derechos del
pueblo mapuche y rechazaron la medida de presión e ilegal de los camioneros.
Como sea, y como se ha dicho en estos días, los dueños transportistas,
sectores empresariales y la derecha consiguieron instalar su guión
desestabilizador, mostrando desorden, crisis, caos carretero, alteración en la
capital, desorden, contradicciones en el gobierno y denostando a la jefa de
Estado.
“Hubo una presión bastante desmedida” por parte de los camioneros, dijo la
presidenta del Partido Socialista, Isabel Allende. Agregó que “el
comportamiento de este gremio fue bastante soberbio”.
Ella, junto a Jorge Pizarro, Sergio Aguiló, Ernesto Velasco, Guillermo
Teillier, Alejandro Navarro, Jaime Quintana, presidentes de las colectividades
de la Nueva Mayoría, establecieron como “altamente incoherente e inconsecuente
que una asociación gremial que exige cumplimiento de las leyes en materia de
seguridad, realice acciones que atentan contra el orden público y contra el
estado de derecho”. Anotaron que “lo único que se consigue (con estas acciones)
es un circuito de violencia que no va al tema de fondo”.
Nadie podría decir que no se generó una situación difícil con la protesta
de los dueños de camiones y el accionar de la derecha. Con la disposición
positiva de Carabineros, según lo dijo el jefe de los camioneros. En tiempo
presente, un cuadro tenso y polémico que olor a generar desestabilización. Sin
omitir que se trató de un segmento empresarial que tiene condiciones para
presionar.
El libreto anti/gubernamental tuvo un efecto comunicacional y político
donde, hasta ahora, aparece como estrella ganadora el gremio empresarial del
transporte y la derecha, además, el afán desestabilizador.
Ése era el objetivo. Porque, finalmente, ¿se terminó el drama de la
violencia en La Araucanía? ¿Ahora habrá seguridad no sólo para los camioneros o
los dueños de fundos, sino para los mapuches y el pueblo de esa Región? ¿Se terminará
el accionar de grupos delictivos -que no tienen nada que ver con organizaciones
mapuches- que para robar queman camiones? ¿Habrá solución para las demandas de
los pueblos originarios, se tomarán medidas en cuanto al dominio casi total de
consorcios forestales privados sobre tierras de los mapuches y sobre el
funcionamiento en esa Región? ¿Se terminarán las demandas y los problemas
porque se vaya a aplicar la Ley Antiterrorista y aumentar la dotación de
Carabineros? ¿Terminarán los asesinatos de mapuches?
Es loable pensar que las acciones desestabilizadoras -en distintos ámbitos-
de los últimos días pudieron significar “un logro” para un gremio y para la
derecha, y un conflicto serio para el gobierno. Pero que haya significado abrir
un camino para encarar los profundos desafíos y dramas de La Araucanía y otras
zonas del sur del país, parece estar bastante lejos. Peor aún. Quizá
acrecentó la opción de la confrontación.