Nuestra Alameda de las Delicias, nuestro paseo
republicano con un pasado tan amable como cruel, ha sido el escenario elegido
para celebrar algunas de las más celebres victorias electorales de los últimos
tiempos.
También fue uno de los lugares preferidos de la FECH para establecer su
cuartel general. Fue aquí en la esquina de la Alameda con la calle
Londres, teniendo a un costado la
Iglesia de San Francisco y enfrentando a la inolvidable Peña
de las Flores, que el año 1950 ganamos las elecciones de la FECH con la coalición de izquierda
encabezada por flaco Tohá, militante socialista como Presidente, con Lucho
Dodds, radical como Vicepresidente y con Fernando Ortiz, comunista, como
Secretario General.
Eran los tiempos de la Ley Maldita , los pacos
nos apaleaban duro y tupido y apretábamos a refugiarnos en la FECH , escapando de los gases
lacrimógenos y subiendo en cuatro patas,
unos encima de otros, las escaleras hasta
alcanzar el segundo piso.
Alameda esquina con calle Londres. Fines de
los años 30. La casa de la derecha corresponde
a la sede en la cual la FECH ocupaba los dos pisos
superiores
Curioso. Miren lo que son las cosas.
Es posible que nadie haya reparado en este detalle,
pero ocurre que, celebrando su victoria electoral, la
Michelle nos acaba de hablar en la noche de este Domingo
exactamente desde ese mismo lugar, porque resulta que el Hotel Plaza San
Francisco, se construyó sobre los escombros de la hermosa casona del Siglo XIX
donde tuvimos la sede la FECH
durante esos años.
En la madrugada del 5 de Septiembre de ese año,
después de horas tensas por la demora del gobierno en reconocer el resultado de
las elecciones que favorecían a la Unidad
Popular , Salvador Allende se asomó a los balcones de la FECH situada en la Alameda con Santa Rosa,
pronunciando un discurso dramático que inició con las siguientes palabras:
“La
victoria alcanzada por ustedes tiene una honda significación nacional. Desde
aquí declaro, solemnemente, que respetaré los derechos de todos los chilenos.
Pero también declaro, y quiero que lo sepan definitivamente, que al llegar a La Moneda , y siendo el pueblo
gobierno, cumpliremos el compromiso histórico que hemos contraído de convertir
en realidad el programa de la Unidad Popular ”.
Más adelante añadió:
“Hemos
triunfado para derrotar definitivamente la explotación imperialista, para
terminar con los monopolios, para hacer una seria y profunda reforma agraria,
para controlar el comercio de importación y exportación, para nacionalizar, en
fin, el crédito, pilares todos que harán factible el progreso de Chile, creando
el capital social que impulsará nuestro desarrollo.”
Allende concluyó sus palabras afirmando lo siguiente:
“a la lealtad de ustedes, responderé con
la lealtad de un gobernante del pueblo; con la lealtad del compañero
Presidente”.
Han transcurrido 43 años desde entonces.
Vivimos el auge y la caída del gobierno popular. La
muerte del presidente Allende que en sus últimas palabras nos anunció que más
temprano que tarde, se abrirían las anchas Alamedas por donde pase el hombre
libre. Vivimos 17 años de dictadura con
el horror desatado por un régimen donde imperó el terrorismo de estado. Vivimos
difíciles años de la llamada transición donde se mantuvieron hasta hoy muchas
de las ataduras dejadas por Pinochet,
hasta que la rearticulación de las organizaciones sociales, particularmente de las
organizaciones estudiantiles, impulsaron las grandes reformas levantadas por
todas las candidaturas que optaron en la reciente elección presidencial, salvo
la derecha, que ha recibido una soberana paliza en su empecinamiento de mantener las cosas tal
cual.
Y entonces ahora, Michelle encaramada sobre una
tribuna levantada en un sitio de un pasado republicano tan ilustre, nos ha
dicho que Hoy es el Momento.
Rodeada de su familia, de su digna madre, de miles de
jóvenes voluntarios, de los partidos políticos que supieron forjar la unidad en
torno a un programa de cambios reales, nos ha dicho:
“Hoy
los chilenos hemos triunfado con un anhelo común.
El
anhelo de que nuestros hijos y nietos tengan acceso a la mejor educación, a las
mejores oportunidades.
Que
los trabajadores negocien en condiciones justas derechos laborales y salarios
dignos.
Que
las jefas de hogar no estén solas y puedan abrirse camino para ellas y sus
hijos.
Que
las mujeres ¡de una vez! sean tratadas con igualdad y justicia. Que las
personas mayores tengan pensiones dignas, más derechos, más cuidado.
Que
Chile crezca sostenidamente, pero también de manera inclusiva y sustentable.
Que
no haya lugar para el prejuicio, el abuso, el delito, la discriminación, el
abandono.
Que
reivindiquemos la diferencia, el respeto, la solidaridad, la libertad, la
tolerancia.
Que
todos seamos iguales en oportunidades, en respeto, en dignidad y en derechos.
Que
tengamos una nueva Constitución. Nacida en democracia, que asegure más derechos
¡y que garantice que en el futuro la mayoría nunca más será acallada por una
minoría! Una Constitución que se transforme en el pacto social, nuevo, moderno
y renovado, que Chile demanda y necesita.
Que
sea la base de una nueva relación entre las instituciones y la ciudadanía. Que
sea una expresión y una herramienta de la buena política.
¡Estas
son las tareas que nos hemos puesto!
¡Hacia
ese destino queremos caminar y estamos listos para hacerlo!
Están
las condiciones económicas, las condiciones sociales, las condiciones
políticas.
¡Ahora
es el momento!
¡Chile:
ahora, por fin, es el momento!”
¡Que hermosa coincidencia!
Ambos en la Alameda : tú y Allende, casi en el mismo balcón
y en las mismas circunstancias,
agradeciendo a sus adherentes por el apoyo brindado en las urnas. Ambos rodeados de la esperanza y la fe en un
mundo sin exclusiones; mejor para todos.
Es verdad querida Michelle. Hoy es el momento. No mañana.
Miguel Lawner
17.12.2013.