Homenaje
del Partido Comunista a Nelson Mandela en la Cámara de Diputados
Señor Presidente.
Señor Embajador de la República de Sudáfrica.
Estimadas y estimados diputados.
Hay hombres que se adelantan a los tiempos con sus ideales revolucionarios
y que se convierten en baluarte de la Humanidad, por su valentía, sacrificio y
altura de miras, dejando una impronta de dignidad, justicia y lucha que alienta
la esperanza de los pueblos que se movilizan por sus derechos y su soberanía.
Nelson Mandela fue uno de esos hombres insignes que con sus batallas y su
ejemplo remecieron las conciencias honestas del mundo. Un hombre que consagró
toda su vida a luchar por la libertad, la democracia, la justicia y en contra
de uno de los fenómenos más ruines conocidos por el mundo: el racismo.
El régimen del apartheid fue uno de los más deplorables en la historia de
los pueblos, reconocido por su crueldad y violación sistemática de los derechos
humanos, régimen que, desgraciadamente, en plena Guerra Fría, contaba con el
apoyo de potencias como Estados Unidos y otras que no se resignaban a perder su
estatus colonialista. Ante tal situación Mandela, que era miembro del Comité
Central del Partido Comunista sudafricano, junto a sus compañeros del Congreso
Nacional Africano, proclamó el derecho a la rebelión en medio de los esfuerzos
porque se impusiera la razón y los derechos civiles y humanos de la población
negra. El líder del pueblo sudafricano desde un comienzo de su lucha epopéyica
y desde su lugar de reclusión a la que estuvo sometido durante 27 años, pugnó
por la unidad de Sudáfrica, por la hermandad entre negros y blancos.
También bregó porque terminara la pobreza, el abuso laboral, la falta de
acceso a la educación y la salud y la desigualdad en el seno del pueblo
sudafricano.
Los que sufrimos la represión y fuimos marginados y luchábamos contra la
dictadura militar en Chile, aun en difíciles condiciones, solidarizamos siempre
con la lucha del pueblo sudafricano porque sentíamos su lucha, como la nuestra.
El régimen racista no sólo dominaba en Sudáfrica con una política
imperialista, también en Namibia y otros países africanos y pretendía invadir y
someter a Angola que ya se liberaba del colonialismo portugués. En esa dura
lucha fue crucial la solidaridad de otros pueblos, como la que Mandela
reconoció en el caso de Cuba, para lograr la derrota definitiva del Ejército
sudafricano, con la batalla de Cuito Cuanavale en 1988. Tras esa derrota
militar, se abrió paso a la derrota política del régimen del apartheid, que se
vio obligado a abrir paso a las profundas reformas que propiciaba Mandela.
Cuando triunfó el pueblo sudafricano y se inició un proceso de
consolidación de los derechos de todas y todos sus habitantes, independiente de
su raza, Nelson Mandela lideró otra enorme batalla: lograr la reconciliación
nacional y la instalación de un sistema democrático multirracial, para lo cual
contó con el aporte del entonces presidente Frederick De Klerk. La única
condición para la reconciliación, fue la exigencia del reconocimiento pleno
sobre los crímenes de lesa humanidad, la verdad, la justicia y la reparación. En
ello, Nelson Mandela ejerció un liderazgo claro y sereno, que hizo posible en Sudáfrica
una nueva institucionalidad democrática que superara realmente el régimen
autoritario.
Nelson Mandela cumplió su tarea histórica con inteligencia, consecuencia,
humanismo, tenacidad y sencillez. Ello, junto a su legado político y de lucha,
lo instaló como un líder de la libertad y la justicia en todo el mundo.
Hoy el mundo ha cambiado. Y la mayoría de los liderazgos a nivel
internacional rindieron su homenaje y reconocimiento a la obra de Nelson
Mandela. Precisamente en ese acto de homenaje que el mundo le rindió ayer a
Mandela en el estadio Soccer City en Johannesburgo, fue el marco para un gesto
significativo que podría contribuir a que las cosas vayan cambiando en nuestros
países. Raúl Castro, Presidente de Cuba, y Barack Obama, Presidente de Estados
Unidos, se estrecharon las manos e intercambiaron algunas palabras. Y en un
mismo sitio, se sentaron líderes de distintas ideologías, creencias religiosas
y miradas políticas.
Son los hechos que pueden abrir puertas al entendimiento, al diálogo, al
respeto entre las naciones, que es algo que promovió toda su vida Nelson
Mandela.
El Partido Comunista, como todo el pueblo chileno, se sensibiliza con el
fallecimiento de Nelson Mandela pero, ante todo, lo toma de ejemplo en el
camino de construcción de un país donde rija la justicia, la democracia, los
derechos civiles y humanos, el diálogo y espacios para todas y todos.
Honor y gloria a Nelson Mandela.
Muchas gracias.-
Guillermo Teillier
Diputado
Presidente del PC de Chile
11 de diciembre de 2013