El Discurso
de la Victoria
Tomado de: www.diarioreddigital.cl/
Amigos y amigas: ¡Qué iluminada se ve nuestra patria! ¡Cuánta gente en una
misma Alameda! ¡Cuánta esperanza en una misma jornada! ¡Cuántos sueños
despiertan a esta hora! ¡Gracias por hacerme parte de esta historia! ¡Gracias
por este privilegio, por esta cercanía, por este apoyo, por esta nación que hoy
alumbran ustedes! ¡Gracias por hacer que esta ciudadana igual a ustedes sea hoy
una Presidenta tan afortunada! ¡Muchas gracias!
Gracias a mi familia, que ha sido mi sustento incondicional. A mis hijos,
que me han apoyado siempre y han comprendido la opción de servicio que ha
marcado mi vida.
A mi madre, que ha sido mi aliada y mi guía en la vocación social, en la
disciplina, en la responsabilidad. Mamá: ¡no sabes lo agradecida que me siento
de tenerte como referente y de que la gente de mi patria te valore y te quiera
como te quiero yo!
A mi padre, que no ha dejado de acompañarme ni un solo día de mi vida. Su
integridad, su ejemplo, su valentía, su fe en la patria me han hecho cada día
ser la persona que soy. Y su presencia cercana me llena esta noche de orgullo y
de amor.
Gracias al equipo que ha trabajado conmigo en esta ardua campaña. A los que
han estado en los comandos regionales y comunales, a quienes han sido
voluntarios o apoderados. A quienes han hecho puerta a puerta en cada pueblo,
caleta, barrio o villa.
¡Ustedes me han ayudado a llegar con nuestra propuesta a todos los hogares
del país!
Gracias a los partidos de la Nueva Mayoría, a los parlamentarios en
ejercicio y a los electos que nos ayudaron en estos meses. ¡Pudimos difundir
nuestro programa, de cara a la ciudadanía, con convicción, con unidad, sin
descalificaciones, sabiendo que nuestra amplitud es también nuestra fuerza!
Y sobre todo: ¡gracias a las millones de personas que hoy han demostrado
con su voto y con su compromiso que creen en mí tanto como yo creo en ustedes!
¡Gracias, porque ustedes son el rostro y el motor de todo este esfuerzo que
hemos compartido!
¡Gracias por hacer de Chile un país tan grande, tan democrático, tan
hermoso para vivir!
Quiero saludar a todas las personas que en esta jornada han ido a votar,
independiente de cuál haya sido su candidata. Se han comprometido con el
destino de Chile, han hecho valer su opinión y han marcado la diferencia.
Quiero saludar a las chilenas y chilenos que por vivir en el exterior no
han podido votar estas elecciones. ¡Han dado un ejemplo cívico! ¡Espero que sea
la última vez que un compatriota no puede votar por estar lejos de su patria!
Y quiero saludar a Evelyn Matthei. Más allá de nuestras diferencias, sé que
compartimos el amor por Chile y las ganas de servir a un proyecto en el que
creemos. En la diferencia de miradas descansa la riqueza de un país diverso y
democrático.
Porque hoy Chile honra su historia y su vocación de pluralismo. Honra a
quienes lucharon por recuperar nuestra democracia, a quienes dieron su vida por
ello, a quienes han apostado por la libertad y por el derecho de un pueblo a
darse el gobierno y el destino que soberanamente decida.
Hoy abrimos una nueva etapa, y lo hacemos reconociendo la labor que a cada
generación y a cada gobierno democrático le ha correspondido en el desarrollo
de Chile. Hemos hecho mucho. Hemos construido un país del que podemos sentirnos
orgullosos.
Con una economía sana, con una democracia estable, con una ciudadanía
empoderada y consciente de sus derechos. Y porque hemos construido todo esto,
hoy debemos ponernos un desafío muchísimo más alto. Debemos marcarnos un nuevo
destino.
Yo estoy al servicio de ese destino. Estoy al servicio ustedes,
compatriotas y mandantes.
¡Y es un privilegio estar acá, encabezando la tarea de dirigir esta hermosa
patria en un momento histórico!
Sí, histórico. Porque en este tiempo Chile se ha mirado a sí mismo. Ha
mirado de frente su trayectoria, su pasado reciente, sus heridas, sus gestas y
sus tareas pendientes.
Y ha decidido que es momento de iniciar transformaciones de fondo. Con
responsabilidad y con energía. Con amplitud y voluntad de diálogo. Con unidad y
con determinación.
La victoria de esta jornada no es personal: es un sueño colectivo el que
triunfa. Es la voz de ustedes, que escuchamos a lo largo de todo Chile en estos
meses, la que triunfa.
Es la voz de los ciudadanos que en estos años han marchado en las calles,
expresando con valentía sus demandas y han fijado un horizonte y una ruta para
nuestro país. Gracias a ustedes, especialmente gracias a los jóvenes, se han
manifestado con fuerza las ansias de construir un sistema educativo público,
gratuito y de calidad.
A través del prisma de la educación, hemos sido capaces de soñar en grande
y vislumbrar un Chile más justo. Esa bandera la tomamos ahora entre todos. Hoy
ya nadie lo duda:
¡El lucro no puede ser el motor de la educación porque la educación no es
una mercancía! ¡Porque los sueños no son un bien de mercado! ¡Es un derecho de
todos y de todas!
Están triunfando también quienes han exigido ser parte del destino de sus
territorios.
Están triunfando quienes han marchado en nombre de la diversidad, en nombre
de la tolerancia, en nombre de una salud pública que entregue respuestas y
dignidad, en defensa de los derechos y el respeto a los pueblos indígenas.
Están triunfando quienes han puesto el acento en la urgencia de derrotar la
desigualdad.
Hoy los chilenos hemos triunfado con un anhelo común.
El anhelo de que nuestros hijos y nietos tengan acceso a la mejor
educación, a las mejores oportunidades. Que los trabajadores negocien en
condiciones justas derechos laborales y salarios dignos. Que las jefas de hogar
no estén solas y puedan abrirse camino para ellas y sus hijos. Que las mujeres
¡de una vez! sean tratadas con igualdad y justicia. Que las personas mayores
tengan pensiones dignas, más derechos, más cuidado.
Que Chile crezca sostenidamente, pero también de manera inclusiva y
sustentable.
Que no haya lugar para el prejuicio, el abuso, el delito, la
discriminación, el abandono.
Que reivindiquemos la diferencia, el respeto, la solidaridad, la libertad,
la tolerancia.
Que todos seamos iguales en oportunidades, en respeto, en dignidad y en
derechos.
Que tengamos una nueva Constitución. Nacida en democracia, que asegure más
derechos ¡y que garantice que en el futuro la mayoría nunca más será acallada
por una minoría!
Una Constitución que se transforme en el pacto social, nuevo, moderno y
renovado, que Chile demanda y necesita. Que sea la base de una nueva relación
entre las instituciones y la ciudadanía. Que sea una expresión y una
herramienta de la buena política.
¡Estas son las tareas que nos hemos puesto! ¡Hacia ese destino queremos
caminar y estamos listos para hacerlo! Están las condiciones económicas, las
condiciones sociales, las condiciones políticas. ¡Ahora es el momento!
¡Chile: ahora, por fin, es el momento!
Tenemos la fuerza ciudadana. Tenemos las mayorías parlamentarias y en los
consejos regionales. Tenemos las condiciones políticas, sociales y económicas.
Tenemos la voluntad y tenemos la unidad.
Nuevos grupos y actores se han ido sumando en cada paso del camino. Y
también en el último mes.
Hoy, en Chile, los que queremos estos cambios, somos una amplia mayoría.
Es tiempo de ponernos en marcha.
Es tiempo de combatir la desigualdad juntos. Es tiempo de cumplir ese sueño
de todos.
Es tiempo de volver a creer en nosotros mismos. De volver a creer que la
unión hace la fuerza, que la felicidad de un pueblo es compartida, que somos
capaces de cambiar el mundo en el que vivirán nuestros hijos.
Es tiempo de mirarnos unos a otros sin temor, sin recelo, sin exclusión. Es
tiempo de creer en el vecino, en el aliado, en el que es diferente de nosotros,
en el justo adversario. Es tiempo de construir más y mejor democracia.
Es tiempo de comprometernos con este destino común que es nuestra patria.
Yo me comprometo.
Me comprometo a tener cada día, en cada acción, el mandato que ustedes me
están encomendando, las tareas que nos hemos dado, las prioridades que hemos
establecido, las necesidades que me han compartido.
Me comprometo a trabajar pensando en la amplia diversidad de chilenos y
chilenas. Porque un Presidente o una Presidenta no sólo tiene el deber de
gobernar por quienes le dieron su voto.
Me comprometo a cultivar la buena política, la que se hace de cara a la
ciudadanía, con transparencia, con apertura, con amor por Chile. Se hace con
paridad entre hombres y mujeres, con participación de la gente, con respeto a
los adversarios.
Llevaremos adelante las profundas transformaciones que Chile requiere. Y lo
haremos con sentido de largo plazo, con unidad, con responsabilidad. Lo haremos
con perfecta conciencia de que esta es una tarea que excede a un período
presidencial. De que no hay recetas mágicas y que no estamos eligiendo el
camino fácil.
¡Pero si estoy aquí, si hemos llegado hasta aquí no ha sido porque queramos
hacer las cosas fáciles! ¡Es precisamente porque sabemos que es difícil! ¡Es
porque creemos en el trabajo, creemos en la gente, creemos en la persistencia
de las buenas ideas, creemos que el Chile de Todos es necesario y posible!
¡No va a ser fácil, pero cuándo cambiar el mundo ha sido fácil!
Es porque no es fácil que nos hemos unido. Y esa unión es fundamental. Es
porque no es fácil que tenemos que ser conscientes de nuestra responsabilidad
frente a las próximas generaciones y frente a historia. Es porque no es fácil
que yo los necesito junto a mí.
A quienes han contribuido a forjar la Nueva Mayoría les pido que trabajemos
con lealtad por el proyecto que comprometimos ante los chilenos. Que no
olvidemos que iremos al gobierno a servir y que necesitaremos toda nuestra
generosidad para alcanzar nuestros propósitos.
A quienes en su momento apoyaron otras candidaturas y hoy nos han dado su
apoyo: gracias. Gracias por la confianza que no vamos a defraudar y que es tan
necesaria en este camino que estamos iniciando.
A quienes no nos han dado hoy su voto, les digo que su rol es necesario en
nuestra democracia y que impulsaremos reformas para un Chile de todos
verdadero, en el que tendrán cabida todas las miradas y del que también ustedes
se sientan orgullosos.
Y a cada uno de ustedes, que hoy celebran esta victoria compartida, les
pido que también se comprometan. Con su aporte, con su voz, con su trabajo.
Porque la labor de los ciudadanos no se agota en el voto. No. Nuestra tarea
no termina aquí. ¡Nuestra tarea comienza aquí!
En la jornada de hoy muchos chilenos no fueron a votar. Sé que muchos de
ellos tienen desconfianza y frustración. Sienten que el Estado ya no los
protege.
Debemos hacer que esos chilenos y chilenas vuelvan a creer, no en mí, no en
un partido ni en un grupo político. Debemos lograr que vuelvan a creer en
nuestra democracia y sus tareas. Que crean en las instituciones, en la fuerza
del voto, en la justicia de las leyes, en la riqueza de nuestra historia, en la
nobleza de nuestra gente, en la verdad de la palabra.
Hoy, en la fuerza que nos une, en el triunfo obtenido, late también la
esperanza.
Chile nos ha puesto una misión de largo aliento, y es más grande y más
hermosa que cada uno de nosotros.
Es la belleza, es la ternura, es la alegría de construir una nación en la
que todos contamos, en la que todos colaboramos, en la que somos capaces de
cuidarnos unos a otros.
¡Y veremos que esa es la más grande victoria que una sociedad puede
alcanzar!
¡Estoy orgullosa de ser hoy su Presidenta!
¡Estoy orgullosa del país que hemos construido y más orgullosa del país que
vamos a construir juntos! ¡De nosotros depende ponernos en marcha!
¡De nosotros depende levantar los cimientos del futuro!
¡De nosotros depende que el Chile de Todos no sea más un sueño!
¡De nosotros depende darle la razón a la esperanza!
¡De nosotros depende el mañana de nuestra dulce patria!
¡Viva Chile!