Comentario radial y
escrito.
El vivir se va olvidando,
algunos quedan incrustados para siempre en los silabarios.
De “cuando en vez”, en mí
existir, se asoman y me alumbran por “donde ando y pa onde voy.”
Vivimos tiempos muy
complicados, habiten por donde habitemos; si no reaccionamos a tiempo y
actuamos, seremos tan culpables como los que mandan a jalar gatillos o los que
pulsan un botón.
Si esto ocurre, el amor, la cultura, la responsabilidad no
quedará ni para muestra.
Me preocupa enormemente el peligro de extinción que
amenaza a la cultura.
Tengo una tinca de dinosaurio.
No tengo idea quien le puso nombres a las cosas, son
200.000 años de historia, de acontecimientos, a todo lo existente que a su
manera respira; una piedra, una cabinza, un trompo, una rama de helechos; sin
contar el amasijo de millones y millones de girares.
Y todo se va a ir a las
pailas.
¿Uno piensa pa que fuimos a
¿Pa que los profesionales de
Incluso el abrazo que se dan
Volodímir Zelensky con Ursula von der Leyen, presidenta de
Josep Borrell jura que su “JARDÍN”, Europa, quedara
enflorado si el infierno se desata.
Decir algo de Zelenky no tiene sentido… Es solamente una
antorcha más, lanzada al genocidio nazista en Odesa.
Pero si, tiene sentido comentar la integridad académica de
Ursula von der Leyen.
Lo digo por las influencias
políticas de la extrema derecha que están adaptando en las religiones.
Su tesis doctoral para
examinarse como médica versaba sobre las proteínas reactivas.
Tesis que fue más tarde
denunciada por contener en algunos de sus postulados plagios. La comisión investigadora
determinó que ella no quería plagiar. Se le olvidó solamente poner las
comillas.
¡Paso cola!.
Es como que si yo escribiera: “Puedo escribir los versos
más tristes esta noche, escribir por ejemplo me duele la guata de hambre.”
No quiero ser cahuinero, pero se le baja el perfil a la
infamia de una manera tan inmoral qué no puedo quedarme mudo.
Europa manda 3.600 millones de euros para fortalecer la
paz en Ucrania y los gringos se han puesto con más de 45.000 millones de
dólares.
Que destinos y usos habrá y
tienen, esos millones de euros y dólares.
Y tantos hospitales,
universidades en desnudos, sin médicos, sin profesores, sin libros, sin paz.
Ya no existe el soldado que defiende la soberanía de su
país, el policía que vela por la seguridad de su población, no, para eso
inventaron una pilastra añeja, los mercenarios.
Porque caminos andan matando esas armas enviadas a
Ucrania.
Mataran en Yemen, en Myanmar, en Afganistán, en
Bangladesh, en Gaza, en Damasco, mataran al pueblo Saharaui.
Las guerras matan y el matar no tiene nada que ver con el
morir.
Dije una vez y me retaron, que llegamos para irnos; es un
existir natural.
Si no fuera así, en el mejor de los casos, andaríamos
comiéndonos entre nosotros mismo o viviendo a lapa.
Pero matar en una guerra para
permitir que un puñado de inmorales mantengan sus gustos, sus privilegios, sus
soberbias, por donde mis ojos te vean, es ser enfermo de la cabeza…
Y los que mueren, los que
aplauden, los que incentivan, los que no ven y ven y pasan de largo…:
¡No sé lo que somos!
Que la revolución de octubre en 1917 cambio totalmente la
concepción del trabajo y la vida en el planeta, no lo puede negar nadie.
Y esa revolución social fue provocada por la aplicación de
algunas ideas desparramadas por Carlos Marx.
Ideas y observaciones que pueden interpretar la
utilización del trabajo para la explotación de una clase por otra clase, dueña
o regente de las materias primas, de medios de producción.
Otra idea es la concepción materialista de la historia y
la sublevación de la clase explotada a través de la lucha de clases, arropada y
empujada por su propia organización.
Y por ser como somos, quien va a querer perder sus
privilegios tan divinos y atrayentes, para que otros puedan jugar a la
pirinola.
Digo esto así, por qué este “teorema”, siendo un
“corolario” está llevando fosas y ataúdes por todo el mundo… Y, además, con una
altanería, con una arrogancia sin medida; se le hacen los puntos a otros
planetas del sistema, a otras galaxias, a otros infinitos.
Anduve un tiempo cachuo con El Salvador, me ocurrió lo
mismo con el mentado Socialismo siglo XXI.
Realmente admiro y empujo al pueblo salvadoreño por su
abandono a la sumisión endémica, ante la delincuencia organizada y por su
tolerancia y comprensión de convivir en un pais militarizado y policial.
La organización criminal que gravita en un país como
México, por ejemplo, que tuvo la capacidad de paralizar todo un aeropuerto
internacional, para permitir con protección policial y militar entrada o salida
de drogas o de dineros mal habidos, se apodera de la dignidad de vivir de toda
una sociedad.
Moros y cristianos en la
pilastra.
Estas barbaridades se dan en
los países que son gobernados por poderes que practican inmoralmente la
política.
La corrupción es el vehículo de la avaricia, de la codicia
para obtener privilegios desmesurados.
Barren con toda decencia.
Con enorme esperanza abrazo a Colombia y a su presidente y
vicepresidenta respectivamente; Gustavo Petro y Francia Márquez Mina.
Para entender lo que sucede en el Salvador, para mí, en
una de esas, le pongo bikini a una sirena, me puse a limpiar lentejas.
El neoliberalismo hace agua por todos lados; al riquerio,
la delincuencia barata y sangrienta ya no le sirve más.
Quizás es tiempo de guerra.
Aquellas instancias y agentes, ordinarios o con corbata,
no convencen a nadie.
La cascarria, los corruptitos, vengan de donde vengan
impedían el comer bien al neoliberalismo.
Además, América Latina se está vistiendo de otra manera y
su accionar es diferente.
En un sistema neoliberal, el estado, tiene que ser el
guardián y el recolector de los impuestos y ganancias que producen los
servicios cotidianos del área privada de país.
Los negocios que se dan en la
guaraca de los medios de producción son de autonomía y responsabilidad absoluta
de los grandes empresarios, sean estos nacionales o extranjeros.
En el Salvador se está
desinfectando lo que ya no sirve, aunque sean sus propios vasallos tatuados.
Sus criaturas.
Si la limpiada de lentejas
está mal, no me cuadra.
Lograr que la militarización, lo policial este al servicio
del pueblo es una pega enorme.
Nuestro propio país, el mismo país gringo… Rusia.
Es complicado.
Mucho antes que la llegada de los invasores españoles a
nuestra América, época precolombina, nuestros pueblos eran más menos nómades.
Buscaban al igual que ahora mejores posibilidades para
existir digno.
Así, encontraron tierras a su conveniencia y levantaron
grandes naciones, pudientes e imperios que no tenían nada que envidiarle a
Kefrén.
Los Mayas, los aztecas,
Mexicas, los Incas.
Nuestros pueblos latinoamericanos no fueron ni tuvieron la
misma historia, pero si la misma tragedia y genocidio.
La codicia de los invasores se fue como moscas a doblegar
a aquellas comunidades ricas, no solamente por los metales, sino por lo que me
dijeron o por sus conocimientos y estructuras.
Los Mayas fueron exterminados,
los aztecas, mexicas y los Incas fueron vaciando su sangre y origen. Desde México para abajo, hasta el
estrecho de Magallanes, mestizos somos todos.
Yo sigo con mi porfía, con mi necesidad de entender lo que
no me cabe.
Que pasa en el paisito, paisito de Cesar Vallejos.
Tanto terrateniente y patrón en el Perú, tanto campesino
pobre, tanta pobreza…70% de pobrerío.
La invasión castellana escogió a Perú como sede de
De los enviados por dios para
regir.
En Perú estaba el oro, la plata, la cultura, lo
misterioso, lo bello, la agricultura, la muerte.
Desde allí se controlaba toda América Latina.
Ahí radicaba toda la cuiqueria española.
En Chile, por el norte,
estaban los alfareros y por el sur los mapuches, corto de mecha y buenos pa la
chueca.
Dicen, que, para sacarse de
encima a los invasores, los Incas corrieron la voz que por territorio al sur, es
decir, Chile, el oro y la plata era cuestión de agacharse y recoger.
Lo más penca de los invasores llegaron a Chile.
Quiero decir, que las encomiendas, centro de la
explotación humana, de esclavitud y vasallaje geográfica, quedo en manos de los
más pudientes encomenderos, que al final también fueron mestizos, pero con
harta plata y tierra.
Ellos son hoy los dueños del
Perú, ellos son los que quieren como sea, mantener, conservar sus privilegios.
Lo mismo sucede en Bolivia y Chile.
Tenemos un compromiso con la vida; el neoliberalismo
necesita de la extrema derecha, del nacionalismo barato y oportunista, se
maneja y goza entre los “caras pálidas”; el neoliberalismo necesita de jefes
autoritarios que odien todo lo que va en contra de serpientes y paraísos, a
pesar de ser invasores en busca del oro, provocando con su vasallaje miles y
miles de arrancados, no les agradan los allegados.
Y si ven a un comunista se persignan.
Alejandro Fischer Alquinta.
Estocolmo 230205