lunes, 6 de febrero de 2023

A 117 AÑOS DE LA MASACRE DE LA PLAZA COLÓN

 


  

                                                       Iván Ljubetic Vargas, historiador del

                                                       Centro de Extensión e Investigación

                                                       Luis Emilio Recabarren, CEILER

 

 

 


“Hacia las siete y diez, el cielo de Antofagasta fue incendiado por un infame baleo de tres minutos: los comerciantes bajaron los ojos de Cristo en la Iglesia, cambiando su gesto meloso por el ceño de las armas. Surgió una “Guardia de Orden” que, unida a los marinos del “Blanco Encalada”, permitió a la muerte devorar, tranquilamente, un espléndido racimo de corazones…”(Andrés Sabella en Norte Grande).

  

La Mancomunal Obrera de Antofagasta se había fundado en 1903 y agrupaba a los lancheros, jornaleros de tierra y marítimos, carpinteros, mecánicos, herreros, caldereros y carpinteros de ribera.

El 29 de enero de 1906 los obreros de las principales empresas y compañías de la ciudad, dirigidos por el Comité de huelga y la Mancomunal Obrera de Antofagasta, presentaron un petitorio para que se otorgase una hora y media para almorzar. Todas las empresas accedieron, excepto el F.C.A.B. (Empresa del ferrocarril Antofagasta a Bolivia), que se opuso a prolongar el tiempo para almorzar. La terquedad de la empresa inglesa ante tan justa demanda despertó una gran solidaridad obrera principalmente por parte de los lancheros y los operarios de la Fundición Orchard.


 













Luis Emilio Recabarren que, por entonces, participaba en la Mancomunal de Antofagasta  propuso apoyar la huelga que los trabajadores de la construcción  del ferrocarril habían acordado para el 6 de febrero.

El día 5 de febrero el gobierno trasladó el crucero “Blanco Encalada” a Antofagasta y el gobierno provincial permitió la formación de la “Guardia Blanca” formada  por dueños de tiendas, clubes y colonias extranjeras. El gerente general de F.C.A.B. adquirió rifles y armó a los extranjeros para enfrentar la huelga.

Y se inició un gran paro regional. En él Luis Emilio Recabarren jugó un rol fundamental.

El comité de huelga fijó un Mitin para el 6 de febrero de 1906 en la Plaza Colón, una plaza que simbolizaba los poderes políticos y eclesiásticos, también centraliza los bancos y en la época los clubes sociales de la burguesía. Se reunieron 3.000 huelguistas, el 10% de la población Antofagastina de la época.

 




Las y los manifestantes estaban rodeados por una fuerte presencia militar: la marinería del Blanco Encalada, un destacamento del “Esmeralda”, la Guardia Blanca; la policía resguardaba la intendencia. Los manifestantes  escucharon atentos los discursos. Luis Emilio Recabarren también con sus palabras fortaleció la moral de los manifestantes.

De pronto, la “Guardia Blanca” disparó contra la multitud. También lo hicieron los soldados del Regimiento Esmeralda y marinos del Blanco Encalada.

Las autoridades decretaron el estado de sitio y la censura  en Antofagasta, Coloso y la pampa salitrera. Ocultó el número de víctimas por miedo a la indignación pública. Pero, se habló de un centenar de muertos y miles de heridos.

Luis Emilio Recabarren escribió en la editorial de La Vanguardia, de ese puerto, con fecha 7 de febrero de 1906: “Pocas veces Antofagasta ha presenciado actos de unión y compañerismo como el de ayer. Los obreros en huelga han mantenido sus exigencias a la altura de la justicia que les  asiste para exigir esas mejoras en el trabajo. El simpático acto que se desarrolló ayer en las últimas horas de la tarde ha sido marcado con sangre del pueblo, por culpa exclusiva de la autoridad complaciente y poco previsora.

Un grupo de comerciantes armados, con el permiso de la autoridad, se paseaba en presencia del pueblo en actitud provocadora. El gentío que en esos momentos ocupaba la plaza y que estaba oyendo alegre a sus oradores y esperando la respuesta que debía traer una comisión, al ver las fanfarronadas de esos comerciantes, los silbaron y sólo este hecho fue suficiente para que éstos con premeditación y con una intención criminal, dispararan sus armas con furia de salvajes, sobre toda la multitud, produciendo muertos, heridos y el desconcierto que es de suponerse.” 

Según se denunció en la Cámara de Diputados los muertos llegaron a 58 y los heridos a 300. 

El 4 de marzo de 1906, hubo elecciones parlamentarias. Los trabajadores de Antofagasta utilizaron su voto como un arma para repudiar a los masacradores.  Uno de los dos diputados elegidos resultó ser Luis Emilio Recabarren, candidato del Partido Demócrata. 

Fue el primer parlamentario obrero de América. La reacción lo despojó del cargo,  en una maniobra inmoral.