Hay que apagarles los ojos a Jazmín,
juntar el cuerpo de Samir...
Desenterrar el día, sacar las heridas asombradas,
lluviosas de lágrimas negras.
Escombros malditos, ayer
fueron cilantro o berenjenas.
Hay que recoger entre
piedra y piedra, los sueños escondidos,
quizás, algún dolor, un
silencio, un beso truncado, un abrazo
podra jugar mañana.
Bandadas de azahares
oscuros,
se asomaran sobre
esperanzas blancas
Para Victor vendrán
arpegios
vendran del granito que no
olvida…peldaños inmortales, silabarios...
Los traen los escuchantes de huesos rotos, de gemidos humedos.
Lo trae el llanto frio del
granito obrero.
Grada triste, luciérnaga
oscura, pedazo destrozado de amaranto.
La piedra que beso tu
cuerpo, amarro tus manos azules, tu esperanza destrozada…
Hoy, te traen los canteros
del agua… vienen de estaciones y tiempos diferentes, vienen como el petalo de
la Jota
Carne de una misma agonía.
Victor, eres un manojo de
cilantro, de guitarras y escenarios... siempre tierno, enamorado como un
niño...hinchado de esperanzas, de regresos.
Alejandro Fischer
Alquinta.
Estocolmo Septiembre.