Hablar de Salvador Allende
es hablar de una particularidad de la historia. Es hablar de un líder
carismático, de esos que la historia nos ofrece solo cada cierto tiempo.
Él encarnó el ideal de un
proyecto emancipador y transformador de la sociedad chilena; y en tan solo 1000
días, hizo más que todos los presidentes de la historia republicana chilena
juntos: aceleración de la reforma agraria, nacionalización del cobre y de las
áreas claves de la economía; las que permitirían emprender profundas reformas
para terminar la injusticia social y romper con el subdesarrollo, el
neocolonialismo y el feudalismo en Chile.
Se trató de un proyecto
respetuoso de las condiciones históricas, sociopolíticas y culturales de Chile
cuya mayor particularidad, consistía en respetar las reglas del juego
democrático y exigía a sus adversarios y enemigos hacer lo mismo. Se trata de
una experiencia inédita en la historia política de la humanidad pues hasta ese
momento, no existía ningún presidente socialista que hubiese accedido al
gobierno por la vía electoral; ni tampoco existía un modelo histórico que
indicara el camino de una transición pacífica, institucional y democrática
hacia el socialismo.
Ciertamente, la gran
estatura política de Salvador Allende trasciende su época: no solo por su
titánica obra sino también, por su anhelo de conjugar democracia y socialismo;
y sobre todo, por su ejemplo digno y valeroso de morir defendiendo sus ideales.
Ya han pasado 45 años del
"sueño truncado" de Allende y mucho se ha teorizado sobre cuales
habrían sido los caminos pertinentes y las condiciones necesarias para hacer
posible la "vía chilena al socialismo". Lo cierto es que cualquiera que sea la vía elegida (democrática
o insurreccional), los poderosos y el imperialismo no perdonan: la guerra
económica, el sabotaje, el bloqueo, la sedición, la incitación a la ruptura del
pacto cívico-militar, la provocación del odio y la violencia; han sido, son y
serán los ingredientes de la contrarevolución popular y muchas lecciones se
pueden sacar de los 1000 días de la Unidad Popular.
Fue así como la dictadura
económica, cultural e ideológica del neoliberalismo nos fue impuesta - a
"sangre y fuego" - por los mismos que hoy, pretenden consagrar la
impunidad en nuestro país y otorgan la libertad a reos inculpados de
violaciones a los derechos humanos durante la larga noche fascista. Mientras
los detenidos-desaparecidos, los ejecutados, los torturados, los perseguidos,
los exiliados aún esperan verdad y justicia de parte de un Estado inoperante y
vulnerador de los derechos fundamentales de sus ciudadanos.
En ese sentido, la
organización de una Asamblea Constituyente sigue siendo un objetivo fundamental
para cambiar la matriz económica e ideológica que rige en Chile y que es fuente
de injusticias sociales abismantes entre los chilenos. Sin embargo, nos
regocijamos de ver que hoy en día, el pensamiento de Salvador Allende y las
lecciones de su gobierno inspiran otros proyectos de cambio social en nuestro
continente. Proyectos que enfrentan la misma agresividad que experimentó el
gobierno de la Unidad Popular. Por ello, exigimos respeto a los países
bolivarianos y las decisiones soberanas de los pueblos que han decidido
transitar por fuera de la hegemonía neoliberal tras haber experimentado - en
carne propia - sus nefastas consecuencias.
En ese sentido, Salvador
Allende fue también un clarividente de la proyección histórica y ya en 1972,
ante la Asamblea de Naciones Unidas afirmaba: "estamos ante un verdadero conflicto frontal
entre las grandes corporaciones transnacionales y los Estados. Estos aparecen interferidos en sus decisiones fundamentales - políticas,
económicas y militares - por organizaciones globales que no
dependen de ningún Estado y que en la suma de sus actividades no responden ni están fiscalizadas por ningún
Parlamento, por ninguna institución representativa del interés
colectivo. En una palabra, es toda la estructura política del mundo la que está siendo socavada. [...] Pero, las grandes
empresas transnacionales no sólo atentan contra los intereses
genuinos de los países en desarrollo, sino que su acción avasalladora e incontrolada se da también en los países
industrializados, donde se asientan. [...] Es nuestra
confianza en nosotros lo que incrementa nuestra fe en los grandes valores de la humanidad, en la certeza de que esos valores tendrán que
prevalecer. ¡No podrán ser destruidos!"
Y no han sido destruidos.
Su pensamiento y ejemplo,
¡Viven en la lucha de los pueblos del mundo, viven en la organización popular,
viven en las asociaciones que conforman esta Red y viven en cada uno de
nosotros!.
¡Un abrazo allendista a
cada uno de ustedes, queridos compañeros!
Comité Coordinador: Simón
Ortega (Bélgica), Karina Francis (Suecia), Patricia León (Bélgica), Inés
Pemjeam (Francia), Orlando Mardones (Alemania), Víctor Sáez (Alemania),
Fernando Llagaría (España)
_________________________________________________________________________________________________
Red
Europea de Asociaciones Chilenas por los Derechos Cívicos y Políticos
facebook.com/redinternacionalChileExterior –
http://reddechilenos.blogspot.be/
e-mail: cc.red.europea.gmail.com