miércoles, 3 de diciembre de 2014

CUANDO SE PIERDE LA CONCIENCIA DE CLASE


Aquellos  trabajadores que  ignoran sus intereses de clase, que realizan acciones contra sus iguales, que actúan contra los intereses de su gremio, no tienen conciencia de clase, no conocen la solidaridad de clase .
Estos  son  los desclasados, los que a decir de Luis Emilio Recabarren son los  "ganchos de la burguesía"


Iván Ljubetic Vargas,  CEILER







CUANDO  SE  PIERDE  LA CONCIENCIA  DE  CLASE

                             
Iván Ljubetic Vargas, historiador del
Centro de Extensión e Investigación
Luis Emilio Recabarren,  CEILER

Desde que ingresé a laborar como profesor  fui dirigente del Magisterio. Me  eligieron  presidente del gremio en los dos liceos en que ejercí: en Nueva Imperial y Temuco; presidente de FEDECH a nivel provincial Cautín y designado dirigente nacional del SUTE (Sindicato Único de Trabajadores de la Educación).
Desde 1955  estuve, como maestro comunista, en la lucha por la educación pública. Encabecé, como Presidente de los profesores de Cautín, varias huelgas nacionales del Magisterio en la provincia..
Con la  unidad, organización  y la lucha  los educadores alcanzamos muchas conquistas, que fueron barridas por los fascistas.

LAS  SECUELAS DEL FASCISMO

El golpe del 73 y la dictadura tuvieron como objetivo imponer un “nuevo” régimen. Cambiar a Chile en todos sus aspectos. Aniquilar a los revolucionarios, liquidar las organizaciones  sindicales  y políticas de los trabajadores, borrar  la conciencia de clase de éstos. Imponer el neoliberalismo en todos los componentes de la vida nacional.
Lo lograron. Y los profesores no podían estar ajenos a estos efectos. Ello explica la actitud anti unitaria, de autodestrucción, de falta de ubicación, de algunos sectores que, en contra de la tradición del magisterio chileno, por  mezquinas ambiciones de poder, se han transformado en  la práctica en enemigos de la Reforma Educacional y cómplices de los que siempre han estado contra los cambios.

VOCACIÓN UNITARIA

En el seno del magisterio, como en toda organización social, siempre hay contradicciones, confrontaciones.
Recuerdo lo  ocurrido en la huelga del  año 1961, durante el Gobierno derechista de Jorge Alessandri Rodríguez. Fue la segunda más larga en la historia del Magisterio. Duró 55  días.
Se inició el jueves 24 de agosto de 1961. Pararon todos los profesores, se recibió masivo apoyo de estudiantes,  de padres y apoderados. Desde varios puntos de del país, fruto de la iniciativa de las bases, se iniciaron sacrificadas marchas.
El lunes  16  de octubre de 1961 comenzó en la Escuela Normal Abelardo Núñez  una concurrida Conferencia Nacional de FEDECH.
Luego de prolongadas discusiones, fue  rechazada por unanimidad una propuesta del Gobierno. A su vez, se insistió en  la Plataforma  elaborada por FEDECH.  Ultimátum del Gobierno: o nuestra propuesta o nada
Nueva votación en la Conferencia. Esta vez los profesores radicales cambiaron de posición,  apoyando  la propuesta  del Ejecutivo,
A las 4 de la madrugada del miércoles 18 de octubre se conocieron los resultados de la dramática votación: 123 sufragios en apoyo a la propuesta del Gobierno;  93 en contra. Hubo fuertes confrontaciones, incluso golpes.   Pero al final primó la unidad. Se acató la mayoría.

LA UNIDAD HACE LA FUERZA

El jueves 19 de octubre volvimos a nuestras  labores. La huelga no fue inútil. Logramos algunos avances, pero no lo que exigíamos.
La grave situación ocurrida en esa Conferencia Nacional fue superada por la actitud democrática de quienes perdimos. A nadie se le ocurrió lanzarse contra el Presidente de FEDECH,  Humberto Elgueta Guerin, ni contra el directorio, mayoritariamente radical.
Los derrotados actuamos con conciencia de clase, pusimos la unidad del gremio sobre cualquier otra consideración. Esa unidad  permitió posteriormente obtener grandes conquistas.

IMPORTANTE AVANCE

La actual directiva del Colegio de Profesores, encabezada por su presidente Jaime Gajardo, logró lo que nunca antes se pudo conseguir: el reconocimiento de la deuda histórica del magisterio..
Esto, en un acuerdo suscrito  entre el Colegio de Profesores y el Ministerio  de Educación, con  fecha  jueves 20 de noviembre de 2014.
En esa oportunidad hubo acuerdo en llevar a la realidad la denominada agenda corta.  Ésta consta de los siguientes puntos: Titularidad para maestros a contrata, bono al retiro, descongelamiento y aumento del ingreso mínimo docente, fin al agobio laboral y solución al pago de la deuda histórica. Todas éstas sentidas reivindicaciones de los profesores.

DIVIDIR PARA DEBILITAR AL GREMIO

Los desclasados no sólo son incapaces de reconocer estos logros, sino que hacen suyos argumentos esgrimidos por los enemigos de la Reforma Educacional. Se unen a los ataques de la derecha  contra Jaime Gajardo, Bárbara Figueroa y todo comunista que se les ponga por delante.
Intentan debilitar a la más poderosa  organización sindical del país, precisamente cuando los grandes patrones se lanzan en picada contra los trabajadores, contra las reformas, contra el Gobierno de la Nueva Mayoría.
¿A quiénes ayudan los  profesores desclasados? A los enemigos del progreso.
Por eso, no es casual que las acciones de los desclasados, como sus declaraciones y paros, encuentren tanto eco en los órganos de comunicación de los grades patrones.


UN EDUCADOR DEBE EDUCAR

Los profesores conscientes de sus verdaderos intereses, entienden que su primer deber es defender la unidad, organización y fuerza de su gremio.
Y a aquellos que pretenden alcanzar poder en base a una sucia campaña de descalificaciones, se les debe aconsejar paciencia. Mucha paciencia. Ya vendrán nuevas elecciones en el Colegio y tendrán la oportunidad, si les apoyan los socios, a encaramarse a una silla más alta.
Y los profesores que, por comodidad o por no pagar las cuotas, no están afiliados al Colegio, deben comprender que es una obligación cívica  hacerse  socio de su gremio, que un verdadero maestro debe asumir derechos y deberes. Que debe mostrar en la práctica que es un verdadero educador. Porque la fuerza del ejemplo, educa más que un millón de palabras. No puede enseñar a sus educandos los deberes ante la sociedad, si él mismo, o ella misma, no cumple con éstos.