sábado, 27 de diciembre de 2014

JORGE MONTES




El Círculo Virtual de Estudios Histórico.Políticos del Departamento de Difusión del CEILER rinde homenaje al destacado dirigente comunista Jorge Montes Moraga, al cumplirse 88 años de su natalicio este viernes  26 de diciembre de 2014.

Carlota Espina

Editora





En el 88 natalicio de un gran dirigente del PC:


      JORGE MONTES MORAGA

          
(Biografía escrita por su hija Rosa María Montes, dirigente del Centro de Extensión e Investigación Luis Emilio Recabarren, CEILER)

Nació el 26 de diciembre de 1926 en Santiago, pero teniendo solo días de nacido su madre, Clotilde Moraga Porras, regresó con él a San Carlos, Ñuble, donde vivía la familia. Su padre, Manuel Montes Rojas, era militar, sargento en la rama de caballería y conoció a Clotilde Moraga en Iquique con quien se casó poco tiempo después, instalándose ambos en San Carlos.

Hijo de una familia humilde,  hizo sus estudios primarios en la Escuela Pública de San Carlos, al término de la cual y teniendo 12 años,  ingresó a la  Escuela Normal de Chillán.

En su vida influyeron positivamente personas sencillas de su barrio: el maestro zapatero y la hojalatera entre otros y, especialmente, su maestro en la escuela primaria. La vida humilde que le tocó vivir desde niño lo hizo enfrentarse a la realidad del mundo que lo rodeaba y a las injusticias sociales que comenzó a observar y a constatar. 

Sus padres eran profundamente religiosos, creyentes acérrimos y anhelaban que su hijo fuera a estudiar al seminario católico; incluso Jorge Montes fue un tiempo monaguillo en la iglesia de su pueblo. El sueño que la madre acariciaba en silencio era que su hijo tuviera una profesión y gracias a ella  pudiera abrirse camino en la vida. Y para un niño humilde el seminario era el camino según ella pensaba. Al morir el padre, cuando Jorge Montes tenía 11 años, la familia recurrió a solicitar ayuda a la parroquia para enterrar a su querido familiar, pues la iglesia ayudaba con el ataúd a los feligreses más necesitados. El cura párroco se negó  a entregar la ayuda y Jorge Montes se enfrentó por primera vez con la injusticia de los más poderosos. Ese fue el detonante que lo impulso a acercarse definitivamente a la causa de los humildes y alejarse para siempre de la iglesia católica.

La madre entendió que el único camino era que su hijo se fuera a estudiar a la Escuela Normal de Chillán y saliera de allí con el título de profesor de enseñanza primaria.

Su paso por la escuela Normal lo formó no solamente como un educador, sino también como un ser crítico del mundo que lo rodeaba. Entre libros y compañeros que lo encaminaron por la senda que caminó hasta su muerte, obtuvo finalmente el título de Profesor. Su quehacer pedagógico estuvo desde un comienzo ligado al mundo de los más humildes.

Su primer trabajo lo hizo en una escuela rural cercana a Talca, ciudad donde vivía quien sería posteriormente la compañera de toda su vida, María Josefina Miranda Tejías. Ellos se conocieron un verano en el balneario de Constitución; ella se alojaba con su familia en la escuela del Grupo Escolar que se le prestaba a su padre en su calidad de Director de escuela en aquel tiempo; Jorge estaba allí como profesor a cargo de un grupo de niños escolares que iban de vacaciones a través de las Colonias Escolares. Jorge y María Josefina finalmente se casaron en Talca el año 1949, tuvieron dos hijas y no se separaron sino hasta que la muerte lo determinó.

En la Escuela Normal de Chillán tuvo como compañero a René Largo Farías, entre otros muchos y muy queridos compañeros, con quien mantuvo una amistad de toda la vida. René  inició a sus compañeros en el mundo del teatro, ensayando obras teatrales de conocidos dramaturgos o creadas por ellos mismos. Así fue como Jorge llegó a formar parte de una compañía de teatro junto a René que hizo algunas giras al norte de Chile mostrando obras de teatro como una manera de acercar a los trabajadores a la cultura.

Jorge Montes obtuvo también el título de Profesor experimental a través de un curso de directores que hizo poco después de titularse como Profesor de enseñanza primaria. Eso le permitió postular al cargo de Profesor en el Politécnico de Menores de San Bernardo, institución donde se educaban niños con problemas sociales, ganándose el cargo el año 1951. En San Bernardo continuó su carrera profesional e inició su camino por la senda sindical y política, siendo miembro de la Unión de Profesores de San Bernardo y dirigente en esa organización; posteriormente, fue elegido Regidor por San Bernardo.

Durante  la época en que imperaba todavía la Ley Maldita y cuando Montes era dirigente sindical en la Unión de Profesores, fue detenido y relegado al campo de prisioneros de Pisagua, donde fue mantenido por algunos meses.  En el año 1957 el Partido postuló su candidatura a diputado por Concepción en una lista del Partido Socialista, aunque él ya era miembro del Partido Comunista. Salió elegido y su camino junto al Partido fue para toda la vida.  Fue reelecto por cuatro períodos consecutivos como diputado (1957 a 1969) y el año 1969 fue elegido Senador en representación del Partido Comunista por la circunscripción de Ñuble, Concepción y Arauco, responsabilidad que cumplía al momento del golpe de estado de 1973.

Al ser elegido parlamentario tuvo que renunciar a su cargo de profesor para dedicarse por completo al trabajo político. Fue también miembro del Comité Central del Partido y miembro de la Comisión Política,  así como también durante un tiempo fue Director del diario El Siglo.

Durante su ejercicio parlamentario él propició varias leyes que iban en directo beneficio de los trabajadores de distintos rubros, fue presidente de la bancada de diputados comunistas y miembro de varias comisiones en el parlamento, entre ellas de la Defensa, donde abogó por mejoras para el sector de la defensa.

Con el golpe militar comenzó la persecución y Montes se fue a la clandestinidad a apoyar el trabajo partidario. Su nombre apareció en una lista donde se mencionaban a los más buscados por la policía de la dictadura, por lo que su vida estaba en constante peligro. En julio de 1974 fue detenido por los servicios de inteligencia de la Academia de Guerra Aérea y llevado a ese lugar, donde habían sido llevadas también su esposa  y sus dos hijas. La Academia, es sabido por todos, era un centro de torturas donde los prisioneros eran mantenidos aislados unos de otros, con los ojos vendados permanentemente y sometidos a torturas físicas y psicológicas. Jorge Montes estuvo vendado y mantenido de pie durante más de 60 días, aislado, y solo se le permitía sentarse para comer. Fue sometido a torturas durante los interrogatorios, lo que le causó rotura de tímpano y debido a los golpes en los testículos hubo de ser operado durante su permanencia como prisionero de la AGA.  En noviembre de ese mismo año fue trasladado al campo de prisioneros de Ritoque donde pudo, finalmente encontrarse con sus compañeros. A partir de allí, y durante los tres años que duró su detención, fue trasladado por diferentes campos de concentración y cárceles de Chile por diferentes causas que los militares estaban investigando, lo que fue minando su salud notoriamente. Pero él siguió batallando desde la trinchera que le era permitida: escribir. Así fue recopilando información y testimonios que posteriormente se plasmarían en libros.

Jorge Montes permaneció detenido, finalmente, en el campo de concentración de Tres Álamos, lugar en el que permaneció solo durante varios meses, como único prisionero, después que la Junta militar decidiera abrir los campos de concentración y liberar o expulsar a los detenidos que allí había. Finalmente, el año 1977 fue expulsado de Chile gracias a una gestión del gobierno de la República Democrática Alemana (RDA). Montes fue canjeado por doce prisioneros políticos alemanes y enviado en un avión a Frankfurt.  Ese era el comienzo de su exilio que vivió junto a su compañera.  Pero él continuó, ahora en Moscú, cumpliendo las tareas de solidaridad encomendadas por el Partido. Sin embargo, su gran anhelo fue siempre regresar a Chile, pero el Partido no lo autorizaba pese a sus reiteradas solicitudes, porque su regreso debería ser clandestino ya que al gobierno militar le tenía prohibido el ingreso. Finalmente, el año 1988, cuando el dictador autorizó a los exiliados a retornar a Chile, Montes vino a Chile a preparar el retorno definitivo. Permaneció en Chile durante un mes; estando ya en el aeropuerto de Pudahuel listo para abordar el avión que lo llevaría a Moscú a buscar a su esposa para regresar juntos definitivamente al país que tanto amó, fue detenido nuevamente y sacado en sigilo del aeropuerto con rumbo desconocido. Afortunadamente estaba allí, también para abordar el mismo avión, el comandante Galaz, ex prisionero de la AGA y residente en aquel   entonces en Moscú. Galaz vio lo que ocurría y dio aviso a los compañeros. Entre tanto, Montes fue llevado a Valparaíso, donde lo mantuvieron aislado, incomunicado y a oscuras, sin informarle las causas de su detención durante varios días hasta que fue interrogado y  supo que lo habían involucrado en una causa que era investigada por la fiscalía naval de Valparaíso. Finalmente fue liberado después de una semana y logró regresar a Moscú. Sin embargo, esta segunda detención no lo arredró y continuó firmemente convencido de que su lugar estaba en Chile, junto a su pueblo, a su gente.

En el exilio se dedicó también, como una forma de denuncia y de estar más cerca de Chile, a escribir el libro “La luz entre las sombras”, testimonio de su detención, de su familia y de tantos compañeros durante los primeros años de la dictadura. El libro fue publicado en forma clandestina el año 1982. Posteriormente, el libro fue editado en Chile. Jorge Montes también fue miembro de la Sociedad de Escritores de Chile.

Además de ese libro, Montes escribió y publicó en Chile otros libros: “El 73”, “Calle Angosta”, “El tiempo no es redondo” y, finalmente, “San Carlos, tus raíces”, escrito en forma de poema. Este último libro, publicado en abril del 2000, le fue entregado por el editor cuatro días antes de su fallecimiento  y no ha sido nunca presentado.

Participó también en varios concursos de poesía de amor, entre ellos uno auspiciado por la Municipalidad de Villa Alemana donde obtuvo el primer lugar; otro, donde también obtuvo el primer lugar fue organizado por La Hoja Verde, publicación dedicada a la poesía y dirigida por Raúl Mellado, miembro de la SECH, hoy también fallecido.

Ya en Chile, continuó siendo miembro del Comité Central del Partido hasta que en el año 1989 el congreso del  Partido decidió dejarlo al margen de cualquier responsabilidad partidaria. Montes continuó militando en su célula, siempre fiel a su ideología. Participó activamente en  organizaciones sociales de su comuna, Ñuñoa, específicamente en la Unidad Vecinal N° 13 y como presidente del comité de Administración del lugar donde vivió siempre. Sin embargo, el alejamiento de lo que fuera la razón de vida le asestó un duro golpe y su salud se comenzó a resentirse, hasta que a los 73 años falleciera el 17 de abril de 2000.