Por Norton Contreras Robledo
Hay hombres que luchan un día y son buenos.
Hay otros que luchan un año y son mejores.
Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos.
Pero hay los que luchan toda la vida,
esos son los imprescindibles. Bertolt Brecht
esos son los imprescindibles. Bertolt Brecht
En la vida cotidiana de las gentes y de los pueblos, suceden hechos en los que la frontera que separa lo real de lo fantástico es sutil y difusa. Tan desdibujada que nos hace pensar que la barrera entre estas realidades no existe; que lo real es tan extraordinario y fantástico que puede dar la sensación de irrealidad. Nos parece tan irreal que por momentos lo fantástico lo mágico supera a la realidad “La irrealidad” de un presidente leal a la promesa hecha a su pueblo, combatiendo, luchando, entre el humo, las llamas y la metralla ( el 11 de septiembre de 1973)
El Compañero Presidente Salvador Allende Gossens, rechazó las exigencias de rendición y murió combatiendo en el palacio presidencial. Su vida y obra, está presente en el pueblo y en quienes aún en estos días seguimos haciendo nuestro su legado político. Siempre lo recordaremos como el compañero Presidente leal a la promesa hecha a su pueblo, combatiendo, luchando, entre el humo, las llamas y la metralla defendiendo el derecho que el pueblo y los trabajadores le había dado. Defendiendo el gobierno de la unidad popular y las ilusiones y deseos de construir en Chile lo que el denominaba el socialismo a la chilena con sabor a empanada y vino tinto. Defendiendo una constitución usada para destituir a ministros y frenar el avance del gobierno. Defendiendo un parlamento en el que los partidos de derecha se habían entregado a la sedición golpista, apoyada y financiada por el imperialismo norteamericano.
A 41 años del golpe, Ahí está, en el momento, en el lugar en el que el tiempo lo dejó en la historia. De pie en su estatura de héroe, fusil en mano, pueblo en el alma, y en su pecho, flameando las banderas.
Él no está muerto, está en medio de la lucha. Las brisas de septiembre llevaron su ejemplo, llevaron sus ideas de norte a sur, a lo largo y ancho de la patria.
Él no está muerto, su ejemplo y su lucha se proyectan en ríos y océanos, en desiertos y montañas, en sierras, cordilleras y selvas.
Él no está muerto, su imagen camina por América Latina. No está muerto, está en los rayos centelleantes del cobre que dejó testamentado a los hijos del futuro, en las semillas de esperanzas que sembró en los surcos de la tierra, y en el recuerdo y memoria de la gente.
Salvador Allende por todo Chile, como rayos y tormentas que parirán futuro, como aires de libertad que barrerán los vestigios de los viejos gobiernos nacidos de las armas, de tratados y comercios.
Salvador Allende por todo Chile, como ríos de sueños e ilusiones, como ríos de leche, escuelas y libros, como océanos de carbón, cobre y hierro, fábricas, trabajo, casas, arte y herramientas. Como semilla esperando ser germinada, como la primavera en septiembre que floreció en su cuerpo de corazón valiente.
Salvador Allende, compañero presidente, revolucionario consecuente. Combatió entre el humo, las llamas y la metralla, defendiendo el gobierno de la Unidad Popular y el mandato que el pueblo le había dado
Hoy a 41 años del siniestro golpe militar, lo recordamos más qué nunca. En el recuerdo vienen ese puñado de valientes que lucharon junto a su presidente ¡Ah, qué Presidente! ¡Ah, qué valiente! ¡Ah, qué consecuencia! ¡Ah, qué lealtad!
Salvador Allende, por los caminos de la patria. Luchando, luchando, luchando, Caminando, caminando, caminando. Adelante, adelante, adelante. Sus pasos y su mirada se dirigen hacia las anchas alamedas. Salvador Allende por todo Chile. Junto al pueblo, luchando, siempre luchando
Ahí está, en el momento y en el lugar en que el tiempo lo dejó en la historia. Él no está muerto, está de pie, fusil en mano y el pecho lleno de banderas.
No pudieron matar al héroe. No pudieron matar el alma. No pudieron matar la idea. No pudieron matar las banderas. No pudieron matar el sueño. No pudieron matar el recuerdo. No pudieron matar la historia. No pudieron matar la memoria.
Santiago de Chile, 11 de septiembre 2014
Crónica Digital