RECABARREN (1921)
Allí llegó con sus panfletos
este capitán del pueblo.
Tomó al solitario ofendido
que, envolviendo sus mantas rotas
sobre sus
hijos hambrientos,
aceptaba
las injusticias
encarnizadas, y le dijo:
“Junta tu voz a otra voz”,
“Junta tus
manos a otras manos”.
Fue por
los rincones aciagos
del salitre, llenó la pampa
con su investidura paterna
y en el escondite invisible
lo vio toda la minería.
(“Canto General”)