Iván
Ljubetic Vargas, historiador del
Centro
de Extensión e Investigación
Luis
Emilio Recabarren, CEILER
La Consulta Ciudadana del domingo 15 de diciembre fue
un hito histórico, un aporte cívico de la Asociación Chilena de Municipalidades
que, a pesar de la negativa de apoyo del Servicio Electoral y del Servicio de
Registro Civil, de la campaña de rumores en contra y de desprestigio, llevó
adelante un Consulta sin precedentes en nuestro país.
Fue otro de los logros de la movilización popular,
iniciada con el Despertar de Octubre y
contó con el apoyo de organizaciones sociales. También de seis colectividades
políticas: Partido Comunista, Federación Regionalista Verde
Social, Partido Humanista, Partido Comunes, Partido Convergencia Social y
Partido Progresista de Chile que, con fecha jueves 14 de noviembre,
realizaron una declaración respaldando la iniciativa de la Asociación Chilena
de Municipalidades.
Sus resultados reflejan en votos, lo que el pueblo ha
estado expresando en manifestaciones masivas, marchas, paros, cabildos, etc.
Fue una participación masiva, entusiasta, decidida.
La gente votaba conociendo lo que hacía. Había participado en cabildos, en
discusiones. Había estudiado. Esta consulta, tanto en su preparación como realización, fue una clase magistral de
educación cívica.
Votaron más de dos millones de ciudadanos. Un 80%
apoyó una nueva Constitución y una asamblea constituyente.
Ante la impresionante participación ciudadana en esta Consulta, resulta antidemocrático que dirigentes de diez partidos, con el apoyo
de una “Comisión Técnica” -que ellos mismos designaron-, de la Comisión de Constitución y de la Sala
de la Cámara de Diputados, impongan
las normas del plebiscito de abril y del órgano constituyente, sin considerar la opinión de millones de ciudadanos.
Es antidemocrático que todo lo relacionado con una nueva
Constitución se cocine en los marcos de La Moneda (cuando la desaprobación del
Presidente Piñera alcanza el récord del 79%)
y en el Parlamento, igualmente
desprestigiado.
Es antidemocrático
que la UDI, Renovación Nacional y
Evópoli veten que en la
futura Asamblea Constituyente exista la paridad de género, escaños
reservados para los pueblos originarios, igualdad de condiciones para
independientes y militantes de partidos
políticos.
¿Serán capaces los partidos de oposición que participaron
en ese contubernio del viernes 15 de noviembre de vencer la prepotencia de la
derecha?
Creemos que es
hora, que los sectores progresistas (que
supongo existen) de los partidos que se
autoproclaman de oposición, en especial del Frente Amplio, escuchen a
ese océano de ciudadanos exigiendo una nueva Constitución democrática en su
preparación y realización.
Debemos rechazar las imposiciones antidemocráticas de los partidos de derecha y
de los que les siguen como vagón de cola.
Hay que romper el Acuerdo cocinado entre gallos y medianoche el viernes
15 de noviembre de 2019.
Grande es la responsabilidad de las Municipalidades
que llevaron adelante la Consulta Ciudadana, de mantenerse jugando el rol de
escuchar las voces del pueblo.
Grande es la responsabilidad de la Mesa de Unidad
Social de contribuir a mantener la movilización de masas, factor decisivo para
conquistar una Constitución realmente democrática.
Grandes son las tareas de las colectividades
políticas que, desde los inicios apoyó la iniciativa de la Asociación Chilena
de Municipalidades: Partido Comunista, Federación Regionalista Verde Social,
Partido Humanista, Partido Comunes, Partido Convergencia Social y Partido
Progresista de Chile, permaneciendo
activos y vigilantes.
¡Se debe imponer la voluntad del pueblo chileno sobre
la mezquindad de la burguesía criolla!
Chilenos democráticos: observen cómo actúan los
partidos políticos: No todos son iguales. Tener en cuenta las diferencias.