Editorial El Siglo: "Gran Concurso de Ideas contra la Reforma
Laboral!.
Como cada vez que las grandes empresas lo resuelven, ha comenzado un nuevo
Concurso de Ideas. Esta vez se trata de apuntar con todo en contra de una
Reforma Laboral. Está ocurriendo lo mismo en torno a la Reforma Educacional, y
a otras a las que la ciudadanía les dio la aprobación a través de su voto.
Disciplinadamente, los agentes de los intereses de la extrema minoría del
país afinan sus instrumentos expresivos y compiten entre sí para demostrar los
mayores grados de servilismo. La “gran prensa”, esa que posa de independiente y
“objetiva”, ofrece sus espacios para que los “especialistas” en la materia y
toda clase de francotiradores y oportunistas de variados pelajes se ofrezcan
como espectáculo luciendo sus alicaídos ingenios.
Es claro que los argumentos esgrimidos no tienen mucho de novedoso. Viejos
recetas recalentadas son instaladas como la última novedad teórica. Para mejor
“debatir” se inventan adversarios hechos a la medida de sus menguados recursos
polémicos, como si se tratara de una “revolución inminente”, una suerte de
refundación que recordara la Toma de La Bastilla o el Asalto al Palacio de
Invierno.
Pero no se trata sino de devolver a los trabajadores chilenos algunos de
sus derechos conculcados por la dictadura –la de los pinochet, los fernández y
los labbé, entre otros “patriotas”.
Que los patrones no puedan contratar a otros trabajadores para reemplazar a
los suyos en huelga legal, ¿habráse visto mayor insolencia?
Que los sindicatos, cuando existan, pretendan imponer como principio
aquello de los “derechos adquiridos” y que cada negociación, cuando la haya,
deba partir como piso de lo alcanzado anteriormente, ¿habráse visto algo más
irracional y reñido con “la ciencia económica”?
Que los “emprendedores” no puedan ejercer su justo derecho a dividir su
empresa en tantas razones sociales como “la ley” se los permita, y ello para no
facilitar la sindicalización, ¿habráse visto mayor arbitrariedad y violación a
la libertad de emprendimiento?
Que los sindicatos pretendan unirse en federaciones y confederaciones y aún
en una Central, como con justa razón y desde el inicio de los tiempos lo hacen
los grandes productores y comerciantes en sus asociaciones patronales, ¿habráse
visto mayor insolencia?
Que los dirigentes de los sindicatos pretendan emplear parte de su jornada
laboral en las tareas de representación de sus compañeros y hasta se permitan
valerse de un “fuero” que los ampare, y aun quieran llegar al parlamento y los
municipios con igual derecho que sus ilustrados empleadores, ¿habráse visto
mayor insolvencia y desfachatez?
Cuando la economía va “viento en popa y a toda vela”, argumentan, ¿para qué
una reforma laboral?
Cuando han llegado tiempos de “vacas flacas”, ¿cómo una reforma laboral?
Lo importante es… “producir”, alegan, “reactivar la economía”. Cómo y qué
se va a redistribuir, si antes no se produce…
Y esos agitadores… les da con ese discursillo de la igualdad, de las
utilidades excesivas, de los derechos del consumidor, de que paguen más los que
tienen más. ¿Acaso no nos dejó dicho el Gran Dictador que “hay que cuidar a los
ricos?”.
Bueno, póngase cada uno en su lugar –trabajador, trabajadora: obrero,
empleado, profesor, pescador, temporero, estudiante, minero- y mire por detrás
de las fraseología con que nos invaden a cada rato y por todos los “medios”, y
seguro que en el fondo más que una letra chica lo que encontrará será un gran
billetón que todo lo está financiando para que todo siga igual.