sábado, 8 de junio de 2024

Guadaña.

 

Comentario radial y escrito

 

 

 




Me sorprendo cantando: “Y si quieren saber de mi pasado/ Es preciso decir otra mentira/ Les diré que llegué de un mundo raro/ Que no sé del dolor/ Y que nunca he llorado.” 

El desparrame de la injuria es grande.  

Yo ando buscando mi onda, el linchaco y mientras tanto, siento que no hay “canción de cuna” más tierna, que el tango “Cambalache”. 

Al “Pueblo Unido Jamás será vencido" lo andan robando, le mienten, lo utilizan, lo venden, lo alquilan, lo compran, lo matan y lo generacional y hereditario lo resucitan. 

Y esas jaurías dejan a mi pueblo como al Guatón Loyola, agarra por habidos y por haber, todos los maltratos. 

He vivido un resto largo, lo infeliz y feliz, lo he vestido.  

Si de dioses y creencias se tratara, yo afirmaría, que tengo un dios aparte, para mi solito. 

He vivido callejones que extraño. 

Me ha costado entender que tengo arte y parte, en los peldaños siniestros que hemos subido o que hemos bajado; tengo empeño también, en darle dignidad y libro a mi diario caminar, a lo que he podido aportar, para pintarle una sonrisa de esperanza hermosa, a mi vapuleado pueblo. 

El sentir y saber, me hace orgulloso, social, empático; también triste, cabreado y con dientes picaos; venenoso, al leer los comentarios anticomunistas que aparecen en las redes sociales, asaltando el sentido común. 

Yo, que soy mal hablado, cochayuyo varado, hoja de laurel, constato al leer, que seguimos siendo la guadaña del riquerio.  

Luego reacciono, el que escribe, no es mi enemigo inmediato de clase, es el “Momiaje Conservador”, el que ordena escribir los parabienes anticomunistas. 

Esa parte de mi pueblo, invadido y sumiso, “al tanto” por la ignorancia y la avaricia, los que escriben y gritan, quedaran empalmados como mercenarios en la fila de la indecencia. 

A veces, por necesidad, las alianzas hay que hacerlas, aunque duela la guata y el recuerdo.

La flor del higo o la flor de la breva, lo fáctico, son clanes como un Angelini Rossi, un Paulmann, fondos y bancos trasnacionales, un Piñera, un Luksic, y, unas tres o cuatro familias más, que se apoderan con impuesto incluido, con más de la cuarta parte del producto interno bruto del país, ellos son el hambre. 

El terror de perder la teta debe ser insoportable.  

Y, entiendo, a esa gente de derecha, con presencia y personalidad, como generales, ministros, jueces, políticos, abogados y oligarcas; a los cómplices de los sepultureros, a los presos por crímenes de lesa humanidad, que anden actualmente tiritando, lo comprendo. 

! Yo no creo en brujos, pero que los hay, los hay! 

El 60% de los capitales de país, producidos por el hacer de la clase trabajadora, se van como por encanto, a los bolsillos de los anunciados anteriormente. 

Con el 40% restante, el país obrero se tiene que dar vuelta. 

Parar escuelas, hospitales, vialidad, seguridad, carnavales, viva la primavera, universidades, investigación, organización, aranceles, lo judicial, la seguridad social, la alegría y la cultura... 

No tengo otra manera de explicarme, la incrustación de la pobreza y miseria en mi pueblo a través de 214 años. 

Un país, un territorio, todo un continente sur, escribiendo su propia historia entre dos océanos, inmensamente ricos, con civilizaciones maravillosas y también cruentas. Con la llegada de los descubridores, mil veces más cruenta. 

Ningún país del mundo, ninguno, con sus recursos a flor de piel, debería tener hambre. 

Paisito mío, de mineral y pez; me duele saber y admirar a esa población, que vivió constante y vive, en un eterno y criminal movimiento en busca del pan y agua. 

Desde la Patagonia, por el valle de la Luna, hasta el Lauca. 

Saben ustedes de conventillos, de zanjones, de esos viajeros acinados de esperanzas, que se hayan atrevido a tomarse terrenos y levantar tijerales de dignidades. 

El Pino, La Victoria y La Legua. 

Borgoño en Copiapó. 

El anticomunismo de antología que se lee en los comentarios de las redes sociales es la herramienta que ha fabricado el riquerio para poder confiado, vivir, existir “el descueve”, a todo trapo.  

Carlos Marx, le dio un rostro al porqué de la miseria nuestra, nos dio el derecho y el deber a la rebelión, a la resistencia, en busca de la justicia social. Denuncio al mundo y maldijo la forma de multiplicar nuestra pobreza, nuestra sed.  

Repudió la explotación del hombre por el hombre. Junto a Federico Engels, son los grandes teóricos del derecho del pueblo a la libertad. 

Libertad, que concepto más manoseado, cuando no es otra cosa que el derecho de desarrollar y satisfacer las necesidades del habitante. Necesidades que terminan, cuando comienzan las necesidades del otro habitante. 

Esta ecuación la determina tu propia conciencia social. 

Conciencia, otro concepto vendido, comprado y manipulado. 

Para un comunista, conciencia social es empatía, solidaridad, responsabilidad, cooperación, estudio, esfuerzo, motivar, incentivar, transformar. 

La conciencia social, te invita a reflexionar, a vestir tu propio yo, y ese vestir significa esfuerzo, estudio, trabajo, el bienestar del planeta, depende de cómo haces la pega en tu lugar de trabajo, es tu espacio y tiempo de vida y de hacer tu revolución.

Si alguien se aprovecha de tu conciencia social, tú tienes todo el derecho, más bien el deber a la rebelión. 

Y esa rebelión, su carácter, el grado de violencia, lo pone el agresor. 

Rusia, es Rusia, aromas quedaran, sin embargo, la historia y memoria nos dice que, occidente y los Estados Unidos de Norte América, empujaron a una gustosa Ucrania a provocar a un pueblo que anda en otra, fuera de la hoz y el martillo. La sacan para los desfiles. 

Esas herramientas están en China. Hacía ya, miran los perlas. 

Los comunistas chilenos tienen 112 años de rebelión, su existencia, su carácter ha sido siempre a través de la organización, del ir educando, formando una conciencia cívica, de derechos y deberes. La palabra ha sido nuestra herramienta política de labranza.  

Una vez, frente al fascismo desatado, una parte de la palabra se convirtió en fuego y fusil.

Se asomo como un retazo de volantín una situación revolucionaria, que, sin ser plena, obligo a las castas a girar para otro lado.  

Ya no podían matar a su antojo, ya no podían ahogar impune. 

El recuerdo de Elías Lafferte y de Gladys Marín, de Elisa Escobar, de Fidel y Dimitrov nos incentiva a buscar caminos, atajos, puentes, cerros, pizarrones para explicarle al pueblo lo que pensamos de país. 

Un país en la que sus medios de producción sean del pueblo, cuya explotación sean autogestionados por sus propios trabajadores. 

Esto significa un cambio radical en la vestimenta de país. 

El trabajador sería el organizador y hacedor de su propio medio de producción, de su sustento, es decir, sería el SUJETO HISTORICO hacedor autentico de un país democrático y soberano. 

Este pensamiento tiene al Gran Capital en insomnio y en guerra inmoral por el mundo entero. 

El enfrentamiento de clases se da por todos lados, es monstruoso.  

Los millones de muertos por guerras imperiales y de dominios, vean a Palestina en funeral, brazo en alto, con hambre y desolación, por enfermedades, es un inmoral infierno. 

Hablamos de dignidad, de humanidad y somos lo más depredador que puede crear la química la biología y las matemáticas. 

El fascismo, el nazismo son solo perros de presa, los que matan, obedecen solamente al gran capital financiero, oligarca.  

Son ellos, la derecha patriarcal, los pilastreros invisibles, los amos de la muerte y de lo pardo. 

Y ese Capital antiguo, de millones y millones de años, va feneciendo.  

¡Dios mío de los coloraos!  Algo nuevo viene en camino.

 

Alejandro Fischer Alquinta. 

20240526