miércoles, 20 de septiembre de 2023

Septiembre.

 


Comentario radial y escrito.

 

 


 

Caminamos a través de una extraña y maldita tormenta de arena; ni el olfato, menos la vista, nos han permitido en su totalidad a orientarnos por y en una misma idea; esto viene desde los arrastres primarios y más tarde, con 250 mil millones de años a cuesta, seguimos desengañando a curiosos pirgüines. 

El aceptar la soberbia infame, la arrogancia, la codicia entre los habitantes del mundo, es sencillamente renunciar a ese humanismo, es arrebatar de un solo manotazo la aleación histórica, biológica y química de lo que somos hecho. 

Se me asoman en mi insomnio esos pirgüines saliendo del mar, orillando en patota, por primera vez. 

Los veo ayudándose, unos con otros. 

El desafío es muy grande. 

Transformarse, adaptarse al medio es un tiempo de galaxias, de movimientos, es una pega más que gigante, pareciera imposible. 

Sin embargo, aquí estamos, matándonos unos a otros, como que si el pan y el agua, no alcanzara para todos. 

Que traición más grande. 

Ay, dios mío de los coloraos, para que poseer entonces en reserva, un Instinto social, ese que te golpea a la puerta esperanzado, ese que existe incrustado, evolutivo en un consciente chiquitito, ese que alumbra en penumbras los intelectos, los orígenes, la cultura para continuar la vida. 

Es como andar jugando a la pirinola cargada. “Pone uno, pone cuatro, pone todo…Y ni un saca” 

Ay, exilio de los coloraos, tan diferente septiembre. 

Ay, patriotas que se quedaron envueltos en raíces de violetas, de guayacán, de coligue y tusilagos. 

Que septiembre más manoseado, tan de pilastras y tan mentido. 

¡Bailemos cueca que huea! 

Escucho las noticias, cierro los ojos, los abro, observo y no me la creo. 

Vamos, a pesar de todo construyendo andenes, se nos quedó el camarada Guillermo en un histórico anden… Ese quedarse en la memoria revolucionaria me trae a Estocolmo a la siempre viva Gladys Marín. 

Eso de asomar, siento a Luis Corvalán y el deber y derecho a la rebelión popular, me trae a Volodia Teitelboim floreciendo las araucarias. 

Me abrazo a José Duran y al otro José, el Temuco. El “pelao” Buschmann” me desentiende y el viejo Andrés Chaves, me mira y ríe. Atilio y el otro Atilio me miran tristes. Marta, Regina, Johanna, viven a cada rato, escucho a Olegario hablando mi palabra. 

Son 50 septiembres que tienen en su matriz a seres humanos que pagaron con dolores atroces, vengativos, ignorantes, su vida, el delinquir al amar y querer vestir diferente a un país entero. 

Y son miles de miles. 

El golpe fascista subvencionado por el imperialismo gringo, orquestado por el fascismo militar y la cobardía civil, destrozo, mato a casi toda una joven generación, poseedora de ideales humanistas extraordinarios, que podrían hoy en vida, ser tijerales, paredes, pizarrones de un hermoso país en vías al socialismo. 

Tengo miedo; este septiembre 2023 ha obligado abrir las ventanas y puertas, a buscar en paredes y suelos, a hermanos obligados al silencio, a lo oscuro. 

Tengo miedo. 

El fascismo de hoy sigue siendo burdo, chato, criminal, servil; está exigiendo cada vez más privilegios. Hablan diferentes, siguen siendo abogados, médicos, lumpen, ingenieros, ignorantes, poderosos por herencia y por crimen. 

Sin embargo, cuando cierta parte del pueblo se rebela, se sacude, los laberintos de un estado fáctico pueden, para seguir la mentira, construir muros como Punta Peuco. 

Hoy, no se sulfuran, hablan calmo, no pierden el control, mienten por la cara, roban la palabra y la visten a su libre albedrio. 

Hablan del socialismo como algo maléfico, estático. Decir marxismo, leninismo, comunismo es hablar de terrorismo. 

Camino hediondo de picao, odio no; picao. 

Entiendo el complicado caminar de mi vivienda, que no es otro que la enseñanza, el educar, el formar conciencia, entender que no tiene por qué existir la pobreza crónica y dialéctica; estado, instancia, que es el origen aberrante de toda la injusticia social en el mundo entero. 

El educar en una geografía en que los medios de difusión, el pilastrerio, el conocimiento, la tecnología estén en manos del capitalismo, el educando se puede transformar en tu peor enemigo. 

Hace mucho daño. 

Y digo pobreza crónica y dialéctica porque se van acomodando, adecuando en las sociedades de acuerdo con el desarrollo y bienestar de estas. 

No te inflan. Y si te inflan las necesidades ya son otras. 

Observen cualquier país europeo y entenderán lo que digo…O creen que las demostraciones en Francia, el intento fascista en Alemania, el pueblo en las calles de Londres. 

Creerán si digo que en nuestro paisito lindo la cúpula castrense y la civil utilizaron el fascismo para agilizar, habilitar a mercaderes de armas, al narcotráfico. 

Se acuerdan 20/ 15 años atrás, en las cámaras legislativas la clientela hacia nata.   Que sentirán si les digo que esos nobles soldados vendían infancia, la prostituían. 

Ser habitante de nuestra casa ideológica, esa casa en la que Luis Emilio Recabarren planto el primer ladrillo significa ser enemigo inclaudicable de la pobreza. 

No hay medias tintas y el riquerio lo sabe…Por eso los 44 agujeros en la ternura de Víctor; por eso la felonía vergüenza de un General de Ejército Joaquín Lagos con “La caravana de la muerte”: 

“No quise entregar los cuerpos, declaraba, porque estaban hechos pedazos, yo quería juntarlos, darle una forma humana. Le sacaban los ojos, los fusilaban de a poco, una pierna, un brazo, testículos, luego el tiro de gracia” 

“Me daba vergüenza entregar sus cuerpos.” 

El golpe de estado, esos horrorosos acontecimientos eran inevitable, se tenia que detener la barbarie marxista. 

Lo escucho estos días, justifican la cara en llamas de Carmen Gloria, el cuerpo humeante, inerte de Rodrigo. 

Se tiene una tristeza muy grande, lo que paso y lo que no se sabe, necesita estar en los libros de estudios, en las aulas universitarias, en el breviario y en el cadalso. 

El derecho a la libre expresión la violentan como cualquier pederasta. 

Como podemos hablar de democracia, de justicia social, de soberanía, de entendimientos, de cultura, de recuerdos, de estadios llenos gritando “Para que nunca más” y rechazan un trabajo constitucional con olor a pueblo y de alamedas abiertas. 

Como podemos crecer si todavía, después de 50 años, aún, tiene la derecha como la izquierda pobrerío, mayoría en las cámaras legislativas. 

Y nos los culpo, solamente me dan tristes arcadas. 

Estoy hasta la tusa con los politólogos; sin embargo, me atrevo a decir que ser comunista no significa creer en el socialismo inmediato, tener esas ideas a estas alturas del partido es “pedirle peras al olmo”. 

Por el momento sé tiene que jugar con las reglas y cartas imprimidas por el riquerio. El peldaño descansa en la fuerza propia. 

Y en los recreos, ir a los barrios y casas, explicarle al pueblo que, mientras exista la propiedad privada en los medios estratégicos de producción, estamos fritos. 

Y si vienen hablar de soberanías y democracia, de libre mercado, llévenlos a mirar nuestras poblaciones marginales. 

El lograr una justicia social soberana, es un camino largo. 

Hablamos de 17 años en 50…Y yo me voy en 213 años mentido. 

Al sur del Biobío, la dominación, el robo, la usurpación continua, pero también la sublevación de sus oriundos. 

Aquí me quedo, quiera el “dios de los coloraos” que no es otra cosa que la conciencia de clase habitando como retazos en cierto sector del pueblo asalariado. Esa conciencia debe volver a su pueblo. 

¡Ahí está el poder popular!

 

Alejandro Fischer Alquinta. 

Estocolmo 20230916