En el marco de los 50 años del golpe fascista, les entregamos
nuevamente un artículo escrito por el
compañero historiador Iván Ljubetic a propósito de “EL PARTIDO COMUNISTA Y
Boletín Rojo.
Hace 49 años el movimiento obrero y el pueblo de Chile
sufrieron la peor derrota de su historia. Fue el triunfo del golpe fascista del
11 de septiembre de 1973,
concebido, preparado, dirigido y
financiado por el imperialismo estadounidense, con la complicidad de la
burguesía criolla, con activa participación del Partido Nacional (la actual
UDI) y el ala derechista de
El Partido Comunista, la colectividad que de manera más fiel y consecuente apoyó al
Presidente Allende., no eludió sus
responsabilidades y realizó un descarnado análisis, critico y autocrítico de la
derrota del 11 de septiembre de 1973.
Un abrazo antifascista,
Iván Ljubetic Vargas
DEL INFORME DE LUIS
CORVALÁN AL PLENO DE AGOSTO DE 1977: EL
PARTIDO COMUNISTA Y
Iván Ljubetic Vargas, historiador del
Centro de Extensión e Investigación
Luis Emilio Recabarren, CEILER
SOBRE
El Informe sostiene: “
En nuestro país, en la práctica, quedó demostrada la posibilidad de que la clase obrera y el pueblo llegaran al Poder –mejor dicho a una parte del Poder- por una vía no armada y de hacer realidad una serie de transformaciones revolucionarias por dicha vía”. (El Pleno de agosto de 1977 del Comité Central del Partido Comunista de Chile. Ediciones Colo-Colo, 1978, página 11)
EL VACÍO HISTÓRICO:
Otro error de derecha, también de gran importancia, se
refiere a la política militar de
Apenas conocido el resultado de las elecciones del 4 de
septiembre de 1970, el enemigo buscó afanosamente el golpe de Estado para
impedir que Salvador Allende asumiera
En esas circunstancias,
Salvador Allende y los partidos de
Constituido el Gobierno, el esfuerzo por cerrar el abismo
de recelos e incomprensiones entre los
partidos de izquierda y las Fuerzas Armadas, producto de las presiones
imperialistas y reaccionarias, se transformó en una constante de la actividad
del Presidente y de
Allende tuvo clara comprensión
de la posibilidad y de la necesidad de participar a los militares en el proceso
transformador. Los esfuerzos no fueron en vano. No pocos de los integrantes de
las Fuerzas Armadas empezaron a mirar con otros ojos, con interés y hasta con
simpatía el proceso de cambios… El General Prats, hombre sensible e inteligente, que
terminó por tener un gran afecto al Presidente y a la obra del pueblo, es el
caso más conocido. Pero no es el único…”
(Luis Corvalán: “Informe al Pleno de Agosto de 1977 del Comité Central
del Partido Comunista de Chile”, páginas 26 y 27)
Vinieron las elecciones de
marzo. En ellas
En estas circunstancias, la derecha volvió a colocar el golpe de Estado al orden del día. Precisamente entonces se resolvió prescindir del concurso militar en el Gobierno. Esto constituyó un grave error, en este caso concreto, un error sectario de ‘izquierda’…Nuestro Partido estuvo en desacuerdo con la salida de Prats. Pero, a decir verdad, no nos jugamos por enteros por evitar su dimisión…
En el comportamiento del Gobierno y de
Sin pretender afirmar que nosotros, comunistas, estábamos completamente inmunes a dichas concepciones, es preciso dejar claro que nunca participamos, por ejemplo, de la idea de que el Ejército era ‘el pueblo con uniforme y así lo dijimos públicamente.
Además, en nuestro XIV Congreso (realidad XVIII Congreso, nota del autor) en noviembre de 1969, después del intento golpista de Viaux, expresábamos:
‘Se puede decir que el período de prescindencia de las
Fuerzas Armadas en la vida política -prescindencia que nunca fue absoluta, pero que durante varias décadas estuvo reducida
a uno que otro grupo de oficiales- ha terminado o tiende a terminar’…
“Estamos convencidos que pese a todos los errores e
insuficiencias de nuestro trabajo hacia las Fuerzas Armadas, había en ellas,
como ya está dicho, importantes contingentes con los cuales podíamos haber
contado en cualquiera circunstancia… Pero el deterioro en la
correlación de fuerzas repercutió también en los institutos armados y dichos
contingentes se redujeron, se sintieron confundidos, frustrados y
paralogizados. Esto
fue lo fundamental. A esto se agregó que ni el Gobierno ni
Luis Corvalán explicó: “Al sostener desde 1956 la
posibilidad de la vía pacífica en nuestro país tuvimos en cuenta, primero, que
se trataba sólo de una posibilidad y, segundo, que de abrirse paso la
revolución por dicha vía, en algún momento podría surgir la alternativa de la
lucha armada.
Esta justa consideración debió ir acompañada de una política militar que, en primer término, debía contemplar el estudio, el conocimiento de las instituciones armadas de nuestro país y un trabajo dirigido a promover en su seno las ideas democráticas, el interés por la lucha del pueblo. Dicho trabajo para producir frutos significativos, efectos de importancia, debió desarrollarse desde hacía muchos años, en definitiva haber sido una constante en la línea del Partido.
Esto no lo vimos sino en el último tiempo, lo que
constituyó una insuficiencia más que grave de la política del Partido. En
ello influyó el hecho de que hacíamos enfoques parciales. Considerábamos la neutralización
del Ejército, su no intervención contra el movimiento popular, como condición necesaria y
suficiente para la conquista del Gobierno, como ocurrió efectivamente. Luego,
con el Gobierno en las manos, pensábamos que seríamos capaces de modificar el
carácter de
PREPARACIÓN MILITAR A PARTIR DE 1963
Nos preocupamos, en cambio, desde 1963, de la preparación
militar de miembros del Partido, no para derribar al Gobierno de turno, que era
el de Alessandri, ni al siguiente que era el de Frei, sino para contribuir a
defender las conquistas del pueblo chileno que estábamos convencidos,
alcanzaría el poder.
Logramos contar con alrededor de mil militantes que sabían manejar armas automáticas de distinto tipo, algunos de los cuales tenían cierto conocimiento de táctica y estrategia militar y nociones en otros terrenos. Otros dos mil compañeros habían aprendido el manejo de armas cortas, la defensa personal y diversas formas de lucha callejera. Estos últimos desempeñaron un importante papel en la vigilancia de los locales y de los actos del Partidos, y en el cuidado de los dirigentes.
También logramos disponer de una cantidad limitada de armamentos.
Examinado estos problemas desde el ángulo de nuestras responsabilidades, es evidente que no nos habíamos preparado adecuadamente para la defensa del Gobierno Popular en cualquier terreno. No sólo teníamos el vacío histórico de la falta de una política militar, sino que el tratamiento del problema no lo enfocábamos desde el punto de vista de tarea de todo el Partido y por tanto de dominio de sus organismos y cuadros.
Cuando después de las elecciones de marzo de 1973 estaba
claro que la reacción buscaría en derribamiento del Gobierno a través del golpe
de Estado, lanzamos la consigna de “No a la guerra civil”, y, simultáneamente
-como se desprende de lo ya dicho- intensificamos la preparación combativa de
aquellos militantes que ya trabajaban en este frente y los pertrechamos de
algún armamento.” (Corvalán, Luis: “
DEFECTOS Y ERRORES DEL PARTIDO COMUNISTA
En el Informe se pregunta: “¿Qué se puede objetar de nuestro comportamiento del día 11?” Y se responde:
“Se pueden hacer algunas objeciones. Por ejemplo, ese día quedaron en evidencia defectos en nuestro aparato orgánico que produjeron cierto grado de desconexión y esto nos impidió promover siquiera algunas acciones de, resistencia con vistas a que el repliegue se hiciera sin una brusca caída de la moral de las masas, en una forma más o menos consciente” (Obra citada, página 34)
Añade más adelante: “Los errores de ‘izquierda’ derivaron
básicamente de no haber abordado de modo correcto una serie de problemas que
dicen relación con el papel de la clase obrera como fuerza motriz y dirigente
de una alianza muy amplia y con la significación de las capas medias” (Obra citada, página 34)
“Nosotros –afirma el Informe- hicimos una buena
elaboración de nuestra línea durante todo el período de lucha que condujo a la
conquista del Gobierno y se puede agregar que también en el período inicial del
mismo, pero no elaboramos suficientemente nuestra línea con relación a cómo
resolver los problemas del tránsito de la conquista del Gobierno a la conquista
de la totalidad del Poder, y del tránsito de una etapa a otra de
Por lo menos durante el último año de Gobierno
trabajábamos al día, atendiendo los problemas cotidianos, abrumados por tareas
prácticas, en tanto la reacción tenía un plan bien proyectado. Tal situación
condujo a la pérdida de la iniciativa lo que, unido a todos los errores y
complicaciones ya descritas, hizo que
UNA CONCLUSIÓN PARA TOMAR EN CUENTA HOY
El Informe afirma: “De esto debemos sacar una conclusión.
No fuimos capaces, como Partido Comunista, de llevar
Es claro, si nuestro Partido hubiese sido mucho más
fuerte, mucho más capaz teórica, ideológica y políticamente hablando, la
situación habría sido seguramente diferente, porque en tales condiciones
habríamos podido, efectivamente, ser o convertirnos en esos días en la
vanguardia reconocida de la clase obrera y del pueblo en general. Dicho sea de
paso, ésta es tal vez una de las más grandes lecciones que debemos extraer con
vistas a construir un Partido todavía más grande y cualitativamente mejor.”
(Obra citada, página 38)