lunes, 11 de septiembre de 2023

A lo que hemos llegado.

 


Comentario radial y escrito.

 

 

 

 



Miguel Hernández, poeta hermoso gritaba: “¿Quién salvará a este chiquillo/menor que un grano de avena?” 

Ese decir con él de Víctor Jara: “Laborando el comienzo de una historia, sin saber el fin”, encierran mi angustia, mi incertidumbre, mi punto en la trinchera de la lucha de clases; de la necesidad moral de buscar del porque tener y no tener. 

De saber a través de radiografías magnéticas o de las que sean, las razones de tantas publicitadas y malditas diferencias que desunen al mundo asalariado. 

Y es urgente. Sin saber ni entender, sin sentir esas diferencias entre nosotros, sin resolver con sentido común las contradicciones de ver tan diferente, el riquerio ríe; si lo resolvemos y actuamos en patota, la pobreza de pais y gente tiene sus horas contadas, no sus días, sus minutos. 

Esa es la verdad. 

Esas radiografías mostraran la ignorancia social y de lápiz al que nos tienen condenados. 

El Imperio, el neoliberalismo nuestro, de probeta, tiene un ejército de mercenarios sin clase, pagados en mendrugos, en golpecitos por la espalda, en escaños políticos, en poder de sicarios y empresarios, en muerte en ristre. 

Grito esto por acontecimientos que le dan voz y sentir a mis recuerdos. 

Sin buscar, me encontré con un comentario de Tomás Mosciatti, director de la cadena comunicacional Biobío. 

Esa intervención corrobora una preocupación que me tiene tiempo largo muy inquieto. 

Cuando los estudiantes salen rebeldes a las calles exigiendo recursos para una verdadera formación educacional, Chile se encabrita. Tiene una juventud que en su inmensa mayoría es rebelde, exige cambios, cuestiona la injusticia social. 

Si no hubiera sucedido lo que digo, no hubiera existido nunca, la rebeldía en Valparaíso, la magnífica clase trabajadora, su clase obrera, el derecho a la huelga, el trabajar 8/6 horas de trabajo al día, la dignidad al descanso y disfrutar a los 60/65 años, a un vivir digno. 

En tiempos terribles de explotación del hombre por el hombre, en tiempos que la plata, el cobre, el salitre desnudaba brutal la realidad de la clase trabajadora, era normal ver a los estudiantes de la Universidad de Chile, salir en madejas por las calles junto a la clase obrera. 

Lo mismo sucedió y sucede por tiempos fascistas y post fascismo.         

Por ahí, se me asoma Camila Vallejos. 

La infamia gritaba temerosa: “Matando a la perra se acaba la leva”. Lo mismo gritaban contra Salvador Allende. 

Ejercer la pega que ejerce Camila Vallejos, responder por y de chincol a jote, exige tener un compromiso revolucionario, una dignidad, una responsabilidad social y moral inmensa. 

Y no es cualquier cosa. 

A mí, su entrega, su vivir, me permite seguir soñando, seguir luchando, con adobe y guitarra en mano, contribuir a la construcción de un mundo totalmente diferente. 

Hay una lampara que vislumbra algo. Le llaman “Brics” 

Por eso me almorrana Tomas Mosciatti, el Larry King chileno. 

Su comentario acerca de las noticias falsas, arma mortífera que poseen los medios de difusión, de la mediática, el, sin escrúpulos, da vuelta la tortilla pretendiendo arrinconar a Camila que no tiene harina de ese costal ni para ser calzones rotos. 

El anticomunismo de Mosciatti chorrea. 

Acusa en ese comentario a los malvados comunistas que pretenden a toda costa, hacerse dueños de los medios de comunicación. 

Y claro que lo pretendemos, lo hemos pretendido siempre, pero no a toda costa. 

Por tirarnos a la lucha con pistolas de agua y hondas, con una fuerza propia complicada en su formación y entendimiento, hemos muerto muchas veces. 

Si el poseer los medios de comunicación fuera una cuestión soberana y de sentido común, de entender lo moral y digno en el derecho a la libertad de expresión, con una cancha bien rayada; yo no sé, que loica cantaría, yo no sé, cómo andaría la balanza de la muchacha que representa la justicia. 

Yo siento que la verdad es un hacer concreto, social. 

Es el habitante, que la viste, la nace y la vive. 

Siguiendo con el ofendedor, necesito creer, que el General Prats se vio y se sintió entreverado en un rio de sangre y de espanto. 

Pensó quizás, que, apartándose del mando militar y de gobierno, la infamia cambiaria. 

Su propia camaradería lo traiciono y lo envolvió en la muerte rastrera. 

No pudo escapar. 

El fascismo lo asesino a el y a su mujer. 

El fascismo en Chile, transformo al país y a millones de sus habitantes en un infierno. 

Había que agruparse, pasar revista, jugar al “pin una, pin dos”. 

Tenemos más historia que Pedro de Urdemales. 

Yo conocí a guerrilleros de ciudades, que tiraban las balas con la mano. 

Sin embargo, era necesario relatar de cualquier manera lo indigno, lo criminal que era el fascismo desatado. 

En los libros escolares de mi tiempo se decía que Caupolicán al ser empalado no le salió ningún gemido, no la creo. 

Que se pretendía con esos escritos. 

Que los mapuches eran valientes, tercos, aguantadores pá los dolores. 

Recuerdo un lunes en un acto matinal, tendría yo 8,9 años, representábamos en escena a Caupolicán apresado y llevado al lugar de la ejecución. 

Nuestro profe, construyo una estaca de papel y cartón. 

Yo hacia el papel de Caupolicán, una compañera de curso era Fresia, la que tiraba a su hijo por el suelo, renegando de un hijo con un padre apresado por el enemigo. 

Puta que bonito, han pasado, 65/66 años y todavía me duele el poto. 

Era necesario, en tiempos de fascismo hacer uso de todo para denunciar lo horrendo, mostrarlo, denunciar. 

Yo no sabía, lo falso del libro de Eduardo Labarca acerca de las memorias del General Prats 

Fue una idea llevada a la práctica por el partido comunista de Chile. 

Si se viviera dos veces esa misma disyuntiva, sería bueno repetirlo. 

Por esos entonces, eran muy pocas las posibilidades que se tenían para obligar a los golpistas a sacar caretas. 

El conocimiento, el saber es indiscutiblemente parte del desarrollo del planeta, pero si ese conocimiento está ausente de la cultura, del humanismo, de los derechos, se transforma en un saber que protege los privilegios del riquerio y de sus vasallos. 

Hoy, las memorias falseadas del General heroico son más verdaderas que nunca.

 

El General Carlos Prats escribía: 

"Pienso en la terrible responsabilidad que han echado sobre sus hombros mis excamaradas de armas, al tener que doblegar por la fuerza de las armas a un pueblo orgulloso del ejercicio pleno de los derechos humanos y del imperio de la libertad. Medito, en los miles de conciudadanos que perderán sus propias vidas o la de sus seres queridos, en los sufrimientos de quienes serán encarcelados y vejados". 

Y vienen algunos, cientos más, como Tomas Mosciatti a suavizar lo horrendo sufrido por un pueblo que solo quería libertad, democracia y sobre todo soberanía…Y no encuentran nada mas noble que mezclar en sus indecencias a Camila Vallejos.

 

Alejandro Fischer Alquinta. 

Para el día de las maestras y maestros. 

Estocolmo.20230910