Comentario radial y escrito.
¡Ay mi dios de los coloraos que estamos lindo!
Julio Cesar herido por una docena de puñaladas conservadoras, le dijo a su amante y prometido de su hija: Tú también Bruto, hijo mío”.
Y este muy suelto de cuerpo le replica:
¡Así mueren los tiranos!
La traición es hedionda, cobarde y de mercancía; venga de adonde venga.
Aunque aplaudas.
Si hay cosas que merecen traición, que la practiquen los traidores.
No creo que ella sea espontanea o por instinto, más bien es una conveniencia, una conveniencia ante el miedo, ante las ansias de estar por otros lados.
El miedo, es una especie de fuerza hidráulica, muy difícil de controlar.
¿Podrá un estado ideológico vencer esa sensación de angustia extrema?
A estas alturas del partido, todo lo que acontece tiene su explicación.
No todos lo pueden entender, muchos, ni lo notan.
Hay haceres y estados que escapan al entendimiento de los que tienen que arrugar o encoger la guata, de adormecer el asomar del hambre.
Quien de mi clase libro, cuaderno y lápiz puede imaginarse la necesidad de ver, porque tiene recursos, los restos de metal que afirmaron los gritos de terror, sumergidos a 4.000 metros de profundidad; profundidad que oprime más de 400 veces la presión que sentimos en la superficie.
El falucho Titanic, producto de las codicias de algunos, de la supervivencia de otros, incitaron a las extravagancias del poder, a transformarse en milésimas de segundos, a ser un papel o metal en asfixia arrugado.
Todo se puede comprar, todo se puede vender, todo se puede aguachar.
Si se pudo mandar a podar
Me tiene viejo, con los pies arrastrando, capacho en ristre, lleno de anhelos, como brotes de rudas y cedrones, sabiendo, entendiendo, que, para terminar con las estructurales, que mantienen la maléfica injusticia social, las engendra y las sufre mí mismo pueblo que la usa como un cilicio.
Yo entiendo eso.
Generaciones tras generaciones, así hemos vivido.
Hasta nos persignamos.
Tengo un recuerdo vivo que me hace abofetearme a mí mismo.
Recuerdo una entrevista a Vladimir Putin.
Comentaba que, “en el Kremlin, no era extraño toparse por los pasillos con colaboracionistas gringos”.
Sera astuto que, en plena guerra fría, guerra contra reloj, se permita compartir recetas y pareceres, que luego elaboradas te ahorcan por la espalda?
Me dolió ese contar, ese decir.
Sabiendo por dónde viene el enemigo, sentir el daño que puede provocar, distraer a Boris Yeltsin y abrirle acequias a Nicolas Gorbachov, para mí fue feo.
Me duele todavía.
No es de extrañar el odio que siente y le corroe al criminal imperio yanqui para con Julián Assange, Edward Snowden.
Lo que sucede hoy en Rusia, no es tan diferente al asalto del capitolio, ni al fallido golpe nazi en Berlín.
Aunque se diga que es parte de una táctica y estrategia, me arruga como machas sal limón.
A quien se le puede ocurrir, permitir mercenarios conciudadanos cuidando la soberanía, la república, los valores y principios de Tolstoi, de Máximo Gorki, de Lenin, de Valentina Tereshkova, primera mujer que viajo al espacio exterior.
Los Bolcheviques merecen otras ventanas. Los bolcheviques necesitan un recuerdo de García Lorca.
Me pellizco para reaccionar.
Las guerras Civiles no son otra cosa que las diferencias irreconciliables por los intereses y ambiciones que existen en las ideas de los poderosos.
No tienen nada que ver con una Revolución.
En mi paisito flaco, engañando al pueblo, le pusieron “revolución en libertad”
Las transformaciones en México es una dialéctica que le pertenece.
Sin el mundo de la ideología, de sus ideas como una constelación, seriamos hoy, con suerte, primates de las cavernas.
La ideología Marxista es una idea, una herramienta que se contrapone tripera a la concentración de las riquezas en manos predestinadas. Y más aún cuando esta se ejecuta a través de la explotación del hombre por el hombre.
Vivimos tiempos muy complejos, las ideas se entrelazan no tanto por los colores o por los olores, cualquiera puede caer sin saberlo, en la cama o en el celular del enemigo.
Al que se le ocurrió ese refrán de “Al pan pan al vino vino”, tiene que haber estado hasta la coronilla de choriao con las hipocresías, con la mentira, las falsedades, que disfrazan los vivires de un país.
Entender para reaccionar y actuar, es un privilegio revolucionario.
Yo entiendo que, en las elecciones parlamentarias de 1920, en un Chile, en el cual el voto femenino no existía, Luis Emilio Recabarren, Luis Víctor Cruz, con una votación nacional del 5,14 %, con cohecho y fraude en carretilla, obtuvieran el 1.4% del voto emitido, siendo elegidos diputados de la república.
Entiendo también que, en 1961 Julieta Campusano, haya sido elegida diputada de la república y más tarde, en 1965, senadora; siendo la primera mujer comunista y obrera elegida para representar en el senado a los de abajo y a los de arriba con intelecto progresista, humanista y feminista.
Entiendo la “La ley maldita” del 1948; la traición se asoma como un zancudo.
Hay que parar a los comunistas, el Tío Sam así lo exige.
Cada vez más, tienen más respaldo popular y se agrandan.
¿Saben del Canto General de Neruda?
Entiendo el triunfo de
Cosa que no fue a dedo.
Mas bien fue un estudio, de la realidad política y social que vivía nuestro país.
Mi creencia tenía cerca de 60 otoños luchando para poder representar y defender y luchar por las necesidades reales de su pueblo.
Entiendo que era una situación muy delicada.
Mas delicada para el riquerio.
Tendríamos que navegar mar adentro.
Eran tiempos de tempestades.
En las elecciones
parlamentarias de 1973,
Y para terminar el cachimbo, el partido comunista de Chile obtuvo su más alta votación.
Un 16% de la contienda.
Por eso, entiendo el Golpe Militar fascista.
No había otra forma de parar una idea que apuntaba una vía al socialismo, sin chorrear sangre conciudadana.
No entiendo, como el proyecto presentado para ser nuestra primera constitución democráticamente conformada, fuera sido rechazada por una mayoría electoral, más que popular y absoluta.
No lo entiendo.
Nos tienen amansados.
Eso de que Chile despertó, me
viste de Macondo.
No entiendo el degollamiento de mis hermanos; quedaran en pupitres educando no sé qué cosas.
Las ideas que se comparten y se goza de ellas sin diferencias son de cerezas.
No entiendo la tortura, el vejar, el robo de niños, niñas; las violaciones, la zoófila empleada en las torturas en las casas de la infamia.
No entiendo la invasión inimaginable imperdonable, en los vértices hermosos de las compañeras.
No lo entiendo.
No entiendo las fosas escondidas, no entiendo lo que vive mi país.
El fascismo en Chile fue y es algo abominable, de nunca ocurrir.
O acaso, “para que nunca más en chile” es una parodia.
Chemimare.
No entiendo, como lo institucional de una legislación fascista, de un escupe al sentido común, permita que partidos políticos como el Republicano, exista y que tenga derechos de sentarse en una casa en donde se gestan y se esparcen los derechos, las dignidades, los respetos, la vida.
No entiendo el reaccionar de la gente al ver a tantos que esconden la mano.
No entiendo del porqué, el centro político y la derecha hasta el infierno social hablan de democracia, de soberanía, de derechos humanos. No puedo entender ver a mi pueblo publico asintiendo. No puedo.
La libertad a la libre expresión no significa que hay que consentir, que los cómplices de los sepultureros, aquellos que callaron, aquellos que callan y niegan las atrocidades cometidas, aquellos que mintieron y mienten, aquellos que quisieron disfrazar a Marta Ugarte, exijan seguir mintiendo.
Si un estado de derecho permite y avala esta barbaridad, me aperro a una dictadura del proletariado.
Un nuevo orden social, mundial es urgente.
Alejandro Fischer Alquinta.
Mediterráneo 20230701.