viernes, 6 de noviembre de 2020

JUVENCIO VALLE

 

                                                        Iván Ljubetic Vargas, historiador del

                                                        Centro de Extensión e Investigación

                                                        Luis Emilio Recabarren, CEILER

 

 

                                              


 

Trabajé en el liceo de Nueva Imperial entre 1955 y 1965. Ejercí como profesor de Historia y Geografía y fui Inspector General. Recuerdo  que hacia agosto de 1960, en una reunión del Consejo de Profesores, un maestro recordó que ese año se celebrada el 60 aniversario del poeta nacido “aquí cerquita” en Villa Almagro. Hubo comentarios, opiniones y se acordó que, como liceo, le rindiéramos un homenaje a Juvencio Valle. Le escribimos invitándolo. Respondió positivamente. 

Fue así como llegó a Nueva Imperial, junto con su esposa, María Gálvez. Era octubre de 1960. Hubo un acto con la asistencia de profesores, alumnos del Liceo, colegas de la Escuela Industrial y vecinos invitados. 

Luego un almuerzo de camaradería. Me correspondió, en mi calidad de rector subrogante, pues el titular debió viajar a Santiago, pronunciar unas palabras. Al finalizar de hablar, la señora María Gálvez, en un acto de fina gentileza me solicitó el discurso que había leído. 

Así conocí a Juvencio Valle, poeta de hermosos versos, sencillo, amable y fiel al terruño que lo vio nacer a la vida y a la poesía.

 

SUS PRIMEROS AÑOS 

Gilberto Concha Riffo nació el 6 de noviembre de 1900 en Villa Almagro, como decía él, “un villorrio pequeñito a orillas del río Cautín, a una legua de Nueva Imperial más cerca de la costa que de la cordillera. Aquí el Cautín es turbulento. Es un pueblecito rodeado de campos pertenecientes a mapuches y hay muchos indios. Alcancé a ver a los hombres viejos vistiendo el chiripá, que ya no usan, y a las mujeres, más aferradas a su vieja vestimenta, con el chamal, que todavía lucen”. Su padre era Juan Segundo Concha; su madre, Rosalía Riffo.

Sus estudios primarios los inició en Nueva Imperial.

 

EN TEMUCO CONOCE A NERUDA

A  los 11 años ingresó al Liceo de Temuco, donde conoció a Pablo Neruda, quien lo bautizaría más tarde como Juvencio Silencio. Así lo recuerda Juvencio: "En Temuco conocí a Pablo Neruda, en la tercera preparatoria del Liceo. Fuimos compañeros de banco. Yo llegué atrasado al curso y me sentía desamparado. No tenía amistades. Pablo hizo amistad conmigo. Fue por una broma. Tenía su cuaderno y, por casualidad, hizo en la hoja en blanco una raya con el lápiz. Creyó que era un pelo y quiso sacarlo. Una vez que comprobó que sólo era una raya, me dijo: -Saca este pelito..., y lanzó la carcajada. Entramos en confraternidad, y así con todos los demás."

 

MOLINERO

En 1915 por motivos de salud se retiró del liceo. Estudió hasta el quinto año de humanidades. Se fue a trabajar a un molino que su padre, que era agricultor, había adquirido para aumentar los ingresos y que lo trabajaba a maquila (cuando yo llegué a trabajar a Nueva Imperial y escuché la palabra maquila pensé que querían decir máquina.

A los 18 años viajó a Santiago. 

En 1920 regresó al sur y retomó las labores en el molino. Comenzó a escribir sus primeros poemas. En su primer libro, “La flauta del hombre pan” el poeta entregó una poesía descriptiva, con claros afanes de retratar la pureza del mundo paradisíaco y mitológico de los bosques del sur de Chile, lo que sería una constante en sus obras posteriores.

 

¿POR QUÉ ELIGIO LLAMARSE JUVENCIO VALLE? 

El poeta de Villa Almagro lo explicaba así:

"Gilberto Concha Riffo me parecía un nombre muy civil. Quise algo más fresco. En un viejo calendario que encontré en el molino vi que el 1 de junio era San Juvencio, aunque más tarde no lo he encontrado, aparece Juvenal o Julián. Hace años volvió a salir y llegaron a saludarme en masa los poetas del Grupo Fuego, que ese día estaban de almuerzo y miraron el calendario. El Valle vino por sí solo: el campo verde”.

 

SUS PRIMERAS PUBLICACIONES

"En Imperial, una pequeña imprenta editaba el periódico 'El Ideal', que aparecía dos veces por semana, con muchos avisos de notaría y judiciales. Su dueño era don Apolinario Riquelme, y allí aparecieron mis primeros artículos, poemas, comentarios de libros. En ese tiempo me ganaba todos los concursos de canto a la reina de la primavera de Imperial y también en Temuco. Don Apolinario me dijo: -Yo le publico un libro..., y así nació La flauta del hombre pan. Fue comentado por Roberto Meza Fuentes en 'El Mercurio' y también en la revista 'Letras'. No me pegaron palos, pues yo tenía ya autocrítica. Sin embargo, ese libro no aparecerá en las Obras Completas. Tratado del bosque lo considero mi primer libro." (Citado por Raúl Mercado en “Conversación con Juvencio Valle”. Araucaria de Chile Nº 13, 1981)

 

“EL TRATADO DEL BOSQUE” 

En 1932,  Juvencio Valle, estando en ese molino, en Bolonto, en pleno campo, escribió el “Tratado del bosque”. Ello en un crudo invierno, con temporales terribles. Una vez que lo terminó, pidió a un hermano que lo llevara a Nascimento para la impresión.  Fue el único libro que pagó por su publicación. 

Esta  obra de Juvencio Valle provocó diversas reacciones: un comentario de Alone y una crítica de Alfonso Reyes que dieron pie a una carta de Neruda a El Mercurio en su defensa, muestra no sólo de una solidaridad como poeta, sino también de la amistad que los unió. Esa carta, escrita por Neruda en 1932, terminaba diciendo: 

"Juvencio Valle no es vanguardista, ni es, por suerte, runrunista. Es, sin embargo, por derecho de señorío lírico, por tensión y aumento de vida verbal; por condiciones esenciales y secretas, visibles sin embargo en su estructura; por lo arbitrario, lo profundo y lo dulce y lo perfumado de su poesía es, digo, el poeta más fascinador y atrayente de la poesía actual de Chile."

"Tratado del bosque es concisión, desnudez, poder, voluntad y libre arbitrio poéticos, realizados con seguridad y vitalidad resistentes. Es un juego purísimo en mitad de la selva. Una guitarra de cuerdas claras. 

"Soledad, sueños, amores, hojas, el agua silvestre sonando como un metal, corriendo todo el sur vive en los versos del nuevo poeta con magnificencia y dignidad de corazón. Todo se ha convertido en él en substrato vivo, en humus abandonado, de donde surge, para bienestar de mi alma, su delicioso canto." (Citado por Raúl Mercado, obra ya mencionada)

 

INCENDIO, VIAJES Y PRISIÓN 

Juvencio Valle logró reunir una buena biblioteca, pero la perdió en un incendio de su hogar y el molino. Fue también en 1933. Entonces partió de nuevo a Santiago, radicándose en esta ciudad, lo que marcó una nueva etapa en su vida y su obra; aquí comenzó una gran actividad bohemia con otros artistas de su generación. 

En 1938 viajó a España, como corresponsal de guerra y envió sus impresiones a la revista Ercilla. Después que franco llegó al poder, fue detenido por los fascistas por estar al  lado de los republicanos. Pasó tres meses y medio en la cárcel.

 

EN LA PATRIA 

De regreso a Chile, publicó en 1941 su tercer libro “Nimbo de piedra”, con el cual  ganó el concurso organizado por la Municipalidad en homenaje al Cuarto Centenario de la fundación de Santiago. En 1951 apareció “El hijo del guardabosque”. 

En 1942 contrajo matrimonio con su “compañera” (como él  lo expresó), María Galvez. 

Realizó viajes y publicaciones en el extranjero, principalmente en Rumania. El 1960 lanzó “Del monte en la ladera”, quizás el más importante de sus libros.

  

PREMIO NACIONAL DE LITERATURA 

El 14 de septiembre de 1966 se le otorgó el Premio Nacional de Literatura. Sobre este tema, Juvencio Valle relataba: 

"Fue algo extraño. Yo nunca fui amigo del periodista Tito Mundt, pero él, en la revista que editaba, comenzó a hacerme mucha propaganda, con grandes fotografías en que colocaba: 'Próximo Premio Nacional'. La campaña decía que la llevaba por amor propio y que él no se equivocaba. El jurado, en que participaron Sánchez Latorre, Alfonso Calderón, Mario Perrero, Yolando Pino, le dio la razón en 1966. El día del premio, mi amigo Francisco Santana fue el encargado de avisarme y me vine a casa. Las mujeres de la Biblioteca hicieron cola para darme el abrazo y, al otro día, también las chiquillas del Ministerio de Educación. A mi casa llegaron Pablo, Contreras Labarca, Corvalán, Nicanor Parra y muchos otros amigos. Recuerdo que hasta bailé cueca."

 

MÁS VIAJES 

Realizó nuevos viajes, entre ellos a la URSS, invitado por la Unión de Escritores Soviéticos. También visitó los países socialistas de Europa y Cuba.

 

EN EL GOBIERNO DE SALVADOR ALLENDE 

Durante el Gobierno Popular, entre 1971 y 1973, Juvencio Valle fue Director de Bibliotecas, Archivos y Museos (DIBAM).  

En 1971 publicó el libro “Estación al atardecer”. Uno de los poemas que contiene lleva por título “De los buenos oficios”. En él canta así:

 

“La poesía es libre como el rayo,

incorruptible como el oro,

hace llorar a veces como una cebolla abierta

o es difícil de mascar como el pan duro...

No traten de domesticarla con elementos de tortura,

coronándola de espinas

o haciéndola sudar sangre:

la poesía es como el diamante,

no la pulverizan con palabras gruesas...”

 

BAJO LA DICTADURA FASCISTA 

El 25 de septiembre de 1973, Juvencio Valle estuvo entre los valientes que participaron en los funerales de su amigo y compañero Pablo Neruda, la primera manifestación antifascista después del golpe. 

En 1978 fue uno de los fundadores de la Comisión Chilena de Derechos Humanos, junto a Jaime Castillo Velasco, Joaquín Luco Valenzuela, Mila Oyarzún, entre otros. 

Con motivo del plebiscito convocado por Pinochet en septiembre de 1980, Juvencio Valle, en una declaración pública, por escrito, señaló: “¿Por qué concesión graciosa del Altísimo los militares son todos inteligentes? No lo son los médicos, los abogados, los profesores, los ingenieros, los científicos, los filósofos, etc. Los militares siempre sobrepasan los límites del nivel común y en todo se desempeñan con extremado conocimiento. Si se trata de gobernar, son providenciales: sabios, prudentes, honestos, justos, comprensivos, leales, patriotas, humanos, y hasta cristianos. Ante este milagro grande me pregunto: ¿no será el golpeteo del espadín en el muslo, el contacto vivo del acero con el cuerpo, la razón, física o síquica, que provoca esta transfiguración? Desde tiempos de antaño la espada tiene brillo, filo y peso”.

 

FUERON LA CARA DEL PARTIDO 

Orlando Millas escribió: “En esos años ocurrieron cosas inauditas, por ejemplo, que, cuando corría la sangre a torrentes y se mataba sin tregua a nuestros compañeros, algunas figuras de gran relieve cívico, concretamente Juvencio Valle, Roberto Parada, María Maluenda y Francisco Coloane, asumieron a la luz pública la representación de nuestro partido, se convirtieron en sus voceros y suscribieron declaraciones de la dirección clandestina, insuflando así valor a los que afirmándose en un trabajo subterráneo, reconstruían un pujante movimiento sindical y el conjunto de la resistencia” (Millas, Orlando: “Memorias 1957 – 1991. Una Disgresión”.  IV Volumen, página156).


EL POETA VOLVIÓ A IMPERIAL 

Juvencio Valle murió el 12 de febrero de 1999, en su casa de Santiago.

El 25 de abril de 2014, sus cenizas fueron llevadas a Villa Almagro. El poeta volvía a sus tierras de Nueva Imperial.

 

                           

 

OBRAS DE JUVENCIO VALLE

 

La flauta del hombre pan. 1929.

El tratado del bosque. 1932.

El libro primero de Margarita. 1937

Nimbo de piedra. 1941.

El hijo del guardabosque. 1951.

Del monte en la ladera.1960.

Nuestra tierra se mueve, poesía, 1960.

El grito en el cielo, poesía, 1965.

Estación al atardecer, poesía, 1971.