jueves, 22 de octubre de 2020

LA GRAN ESTAFA: EL PLEBISCITO DEL 80

 


                                               Iván Ljubetic Vargas, historiador del

                                               Centro de Extensión e Investigación

                                               Luis Emilio Recabarren, CEILER

 

 

                      


 

 

Mientras subsista la actual Constitución Política  es imposible realizar los cambios que la mayoría de los chilenos exigimos. 

Es bueno recordar cómo se impuso este engendro antidemocrático y no olvidar que muchos derechistas  fueron actores o cómplices de y otros atentados  contra el pueblo durante la dictadura fascista.

 

EL DICTADOR CONVOCA AL PLEBISCITO DEL 80 

Recordemos. Fue la noche del domingo 10 de agosto de 1980. Las transmisiones de la televisión  fueron interrumpidas. Era  una cadena nacional. Apareció ante las pantallas el dictador con   su tradicional uniforme militar. Informó que en un mes más, el 11 de septiembre, se  iba a realizar un plebiscito para dar la oportunidad que la ciudadanía decidiera sobre una nueva Constitución. 

Enfatizó en que “ha llegado el instante de decidir nuestro futuro, encontrándonos ante dos alternativas: volver paulatinamente pero inexorablemente a la noche de los mil días negros de Chile o tomar la ruta que patrióticamente estamos señalando. Declaró enfáticamente a la ciudadanía que el hipotético rechazo del proyecto aprobado por la Junta de Gobierno significaría el retorno a la situación existente en 1973”. 

El dictador sostuvo que en este SI o NO a la Constitución se decidirían tres cuestiones: primero, aprobar un nuevo Constitucional que significaría un “nuevo concepto de democracia”; segundo, ratificar su permanencia en el poder por 8 años más “para emprender las tareas de largo plazo que requieren una voluntad firme y sostenida” y, tercero, después de ese tiempo, convocar a un nuevo plebiscito para definir su permanencia por otros ocho años más.

¡Ni más ni menos! 

Esta convocatoria se hizo “durante una de las mayores y más costosas crisis del régimen, en que se daba un terrorismo con participación de organismos del Estado; un enfrentamiento con la Iglesia Católica; el fraude del IVA... No faltan antecedentes de respaldo a la tesis de que ha sido necesario reafirmar a Pinochet con el llamado a las urnas”. (Revista “Hoy” N.º 161, 20 a 26 de agosto de 1980, página 12) 

Para los analfabetos –informaba la prensa oficialista- el SI estará representado por una estrella; el NO por un círculo negro. (“La Tercera” jueves 14 de agosto de 1980, página 5)

 

SIETE AÑOS DE CRÍMENES 

La convocatoria se realizó sobre los bestiales crímenes perpetrados por la dictadura durante siete años,  a partir del  11 de septiembre de 1973. El bombardeo de La Moneda, el cruel asesinato de Víctor Jara, el 16 de septiembre de 1973;  el asesinato de 21 trabajadores de Laja y San Rosendo, el 18 de ese mes; los 18 campesinos fusilados en Mulchén, el 7 de octubre y, ese mismo día,  los 15 campesinos de Isla del Maipo muertos o enterrados vivos en los hornos de Lonquén. 

La caravana de la muerte que, entre el 30 de septiembre y el 22 de octubre de 1973, asesinó a 97 prisioneros políticos.

Los siete asesinados en el Regimiento Tucapel de Temuco, en el falso asalto a ese cuartel, el 10 de noviembre de 1973. Las 70 personas secuestrada y asesinadas en Paine en 1973.

El siniestro campo de tortura y muerte de Tejas Verdes, donde se practicaron los tormentos más terribles, desaparecieron 15 patriotas y otros  12 fueron ejecutados, en 1973-1974

El asesinato del general Carlos Prats y esposa, el 30 de septiembre de 1974.

La detención, tortura y asesinato de dos direcciones del Partido Comunista en mayo y diciembre de 1976

El asesinato de Orlando Letelier y su secretaria, el 21 de septiembre de 1976. 

El cínico método de los detenidos-desaparecidos. Entre 1973 y 1976, la Vicaría de la Solidaridad del Arzobispado de Santiago presentó 4.783 recursos de amparo por desapariciones forzadas. Ninguna fue acogida por la Corte de Apelación o la Corte Suprema de Justicia. (Revista “Hoy”, N. 52, 24 a 30 de mayo de 1978, página 11) 

Fue en esos siete años, cuando  la dictadura secuestró, torturó y asesinó a la mayoría de los 1.102 detenidos desaparecidos.

 

EL DICTADOR ENCABEZA LA  CAMPAÑA POR EL SÍ 

Al día siguiente de la convocatoria, el 11 de agosto, se creó el  Comando 11 de septiembre por el Sí. Lo  encabezaron los jóvenes Andrés Chadwick y Juan Antonio Coloma.  Muchos  empresarios formaron el Frente Cívico Patriótico 11 de septiembre. 

A partir de ese día Pinochet comenzó una extensa gira por el país. Recorrió  las ciudades más importantes del país donde era recibido por una masa de ciudadanos convocados por intendentes y alcaldes de cada región.  Una comitiva cívico-militar lo acompañaba en cada viaje. 

Ese mes la dictadura realizó un sinnúmero de anuncios que incluyeron el aumento de los jardines infantiles, subsidios para trabajadores, becas de capacitación, aumento de las pensiones asistenciales, entrega de subsidios habitacionales y de títulos de propiedad. Pinochet tiraba la casa por la ventana para asegurar el triunfo. 

Los detalles del acto eleccionario  fueron de responsabilidad de Jovino Novoa que, por entonces, se desempeñaba como subsecretario general de Gobierno. 

En “La Historia Oculta del Régimen Militar. Memoria de una Época. 1973 – 1988” (cuyos autores son Oscar Sepúlveda, Manuel Salazar y Ascanio Cavallo) se  reprodujo el decreto confidencial de la época donde se  indicaba que los funcionarios públicos debían: “colaborar con los alcaldes proporcionando listas de personas confiables para que sean designadas presidentes de mesa y promover la inscripción de personas de sectores favorables al gobierno para que participen en el sorteo de vocales”.  

La Secretaría Nacional de la Mujer se encargó de proveer nombres para las mesas de mujeres, mientras la Secretaría General de la Juventud y los Gremios empresariales contribuirían con nombres para las mesas de hombres. 

Fue una cruzada cívico-militar. Los alcaldes coordinarían un trabajo casa-a-casa entregando materiales y facsímiles del voto para “enseñar a votar”.  

Se organizaron además comandos de Acción Gremial por el Sí, Profesionales por el Sí e independientes por el Sí, en la que participaron Pablo Barahona, Roberto Pulido, Javier Leturia, Raúl Lecaros, Miguel Allamand, Patricia Matte, Francisco Cuadra, Carlos Bombal, Jorge Fontaine, Benjamín Matte, Alicia Romo, además de Chadwick y Coloma.

 

EL REPUDIO A LA MANIOBRA DE LA TIRANÍA 

Al conocerse que se montaba una nueva maniobra para dar la apariencia de legitimidad a la ilegítima dictadura, amplios sectores democráticos de Chile y del mundo expresaron su repudio. 

En el país, tuvieron lugar grandes movilizaciones de masas.  Fue en ellas, que la Democracia Cristiana salió por primera vez a las calles desde el  golpe del 73. Estas acciones culminaron con un “caupolicanazo”, efectuado el 27 de agosto de 1980. 

El testimonio de una participante: “Yo alcancé a entrar al teatro Caupolicán como a las 17,15, dos horas antes de lo programada para iniciar la concentración. Estaba repleto. Me tocó estar en una escalinata, como sardina enlatada, pero feliz. Éramos como diez mil personas. Gritamos hasta enronquecer: ‘El pueblo unido, jamás será vencido’... “Unidad, unidad”… “Chile fue y será un país de libertad”... “Que se vaya de una vez, el fascista Pinochet”...Y muchos más.

El momento más emotivo fue cuando  oímos una grabación con la voz de Neruda, recitando El   Cuándo de Chile.” 

El periodista Jorge Donoso recordaba en 1987: “A nadie extrañó,   cuando hubo que proponerle al ex Presidente Frei algún dirigente sindical que junto a él hablara en el acto que los trabajadores realizaron para repudiar la Constitución (en el plebiscito del 80), que se le propusiera a Teresa Carvajal y que él aceptara complacido” (Revista “Análisis” N.º 194, 28 septiembre a 4 de octubre de 1987, página 19) 

El principal orador en el Caupolicán fue Eduardo Frei Montalva, que en partes de su discurso dijo: “Votar este proyecto ilegítimo en su origen, inconveniente en su texto, que seguramente será modificado en esta década, es un caso de ciencia-ficción o una burla al país... Nadie puede engañarse: el resultado de este plebiscito está determinado. A través de estos métodos no se conseguirá el ejercicio del poder. Si el gobierno tuviera la seguridad de que en elecciones libres, abiertas e informadas podría ganar, no recurriría a estos sistemas que la opinión pública nacional e internacional ya ha descalificado.” (“Hoy” N.º 164, 10 a 16 de septiembre de 1980, página 12) 

El teatro estaba repleto. Incluso hubo gente que no pudo entrar y se agrupó en las cercanías para escuchar el evento por las radios Cooperativa, Nacional y Santiago que fueron las únicas que pudieron transmitirlo.

Muchos jóvenes, pobladores, activistas, mujeres se atrevieron a desafiar al régimen. Algunos salieron a rayar las calles, otros a participar de manifestaciones de resistencia. Durante todo ese mes se organizaron pequeños actos de protesta en los principales centros urbanos, pero la mayoría de ellos fueron reprimidos por la policía. El día del plebiscito se verificaron protestas y detenciones en Talagante, Santiago Centro, Peñaflor y en la población La Bandera según el registro de la Vicaría de la Solidaridad. En esta última sucedió un hecho inusual. Un centenar de pobladores instalaron una mesa receptora y un WC en la capilla y comenzaron allí a depositar votos. Esta parodia de plebiscito levantó el ánimo entre los habitantes de la toma que estaban convencidos que se trataba de un circo electoral. 

Las acciones en Chile tuvieron amplia repercusión en el mundo. Por ejemplo, un diario alemán tituló en su primera página. “Masivas manifestaciones contra general Pinochet. 50.000 chilenos marcharon en Santiago” (“Frankfurter Rundschau”,  viernes 29 de agosto de 1980, página 1) 

 

UN ESCANDALOSO FRAUDE 

El Plebiscito del 11 de septiembre de 1980 fue un escandaloso fraude. Hasta el integrante de la Junta Militar de Gobierno, general Gustavo Leigh, reveló que antes de la singular consulta a la ciudadanía ya le habían dicho por cuánto ganaría la aprobación a la Constitución pinochetista.

Un ex agente de la DINA señaló que fueron miles de agentes de seguridad y funcionarios en todo el país los que votaron varias veces por el "Sí".  Fue Jorgelino Vergara, el “mocito” Estas revelaciones del fraude aparecen en el libro "La Danza de los Cuervos" del periodista Javier Rebolledo.  El exagente afirmó que no sólo agentes, también funcionarios de gobierno aprovecharon que no existían registros electorales para llevar a cabo el fraude. 

Entonces,  para votar bastaba presentar el carnet de identidad, incluso vencido. Los presidentes de las mesas fueron designados por los alcaldes (designados por Pinochet), y los dos vocales sorteados también por el alcalde. Los recintos de votación fueron los escogidos por los alcaldes. A cada sufragante se le marcó con tinta indeleble el pulgar derecho. Pero no era indeleble. 

Se determinó también que "en los escrutinios, los votos blancos se sumarían al Sí; los jefes de local, designados por la autoridad militar correspondiente, enviaron actas, talones y antecedentes al alcalde; de allí pasaron al gobernador y al intendente". Todo "atado, y bien atado". 

La cifra de los electores en ese plebiscito provocó, desde su conocimiento, enormes sospechas por el elevado número: 6.271.868 que contrastaba con el de 3.661.898 electores que participaron en la última elección del período democrático, en marzo de 1973.

En abril de 1982, se realizó un censo de población que permitió despejar definitivamente las dudas y confirmar las sospechas. Se estableció así que los mayores de 18 años, al 11 de septiembre de 1980, eran 6.668.240 personas, lo que significa que para aprobar la Constitución habría votado el 93,8% de los electores habilitados, cifra ajena a toda tendencia histórica electoral del país.

Los  amañados resultados entregados por la dictadura fueron: Por el SI: 4.204.879 votos (67,04%). Por el  NO: 1.893.420 votos (30,19%).

Se impuso la farsa.  Así nació la ilegítima Constitución fascista de 1980, que entró en vigor el 11 de marzo de 1981 y es la que actualmente aún nos rige.            

 

PROFESORES DE LA UC: EL DICTADOR REPRESENTA AL PUEBLO

Un ejemplo de servilismo a la tiranía lo dio un grupo de profesores de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Chile (Sergio Gaete, Hernán Larraín, Arturo Irarrázabal, Blas Belollio, Raúl Lecaros, Gonzalo Rojas, Jaime Guzmán, y Andrés Chadwick) que publicaron un documento en “El Mercurio” a mediados de agosto de 1980, justificando  doctrinariamente la nueva Constitución.  Sostenían que la dictadura fascista tenía “la potestad constituyente por haber advenido al poder en virtud de una revolución legítima y conservan y mantienen tal potestad mientras detenten el poder en aras del bien común. En consecuencia, reside en los nuevos gobernantes revolucionarios el poder constituyente originario.”  

El mundo al revés. Los profesores de la UC, en un acto de magia y de servilismo,  convertían a los asaltantes del poder, a los asesinos, a los demoledores de la democracia, en revolucionarios. Más aún, en representantes del pueblo, en el soberano. 


NADIE REPRESENTA AL PUEBLO, SINO EL PUEBLO MISMO 

Y el pueblo, el soberano, dirá su palabra, fuerte y clara, el próximo domingo 25 de octubre de 2020: APRUEBO y CONVENCIÓN CONSTITUCIONAL.


FUENTES:

CIPER Chile: “A 40 años del Plebiscito de Pinochet”

María Ljubetic: Testimonio

Prensa