martes, 20 de octubre de 2020

HACE UN AÑO LA GUERRA FUE DECLARADA

                                                                                   


Iván Ljubetic Vargas, historiador del

Centro de Extensión e Investigación

Luis Emilio Recabarren, CEILER

 




“Estamos en guerra contra un enemigo poderoso e implacable”. Esta frase pronunciada por el presidente Sebastián Piñera  hace justamente un año,  el domingo 20 de octubre de 2019, no fue uno de los exabruptos a que nos tiene acostumbrado el multimillonario que está en La Moneda. No. Fue la declaración de guerra de los super ricos criollos contra un pueblo en plena rebelión popular contra el neoliberalismo. 

Es el agudizamiento de tan negada, pero cada vez más palpable, lucha de clases entre  los grandes patrones y los trabajadores.

Los que tienen el poder han lanzado y lanzan  sus fuerzas represivas contra los que exigen el fin de los abusos y una nueva Constitución. 

En los nueve días, entre el sábado 19 y el lunes 28 de octubre de 2019,  en que hubo Estado de Emergencia con soldados en las calles, fueron asesinadas 15 personas, cuatro de ellas por militares. 

Según datos entregados por el Instituto Nacional de Derechos Humanos, entre el 18 de octubre de 2019 y el 18 de marzo de 2020 la represión dejó 3.203 víctimas (de ellas 163 con trauma ocular). 

El gobierno de Piñera considera al pueblo el enemigo interno. El caso del paco infiltrado es una prueba más.

 

UNO DE LOS INFILTRADOS FUE DESCUBIERTO

Veamos lo que sabe de este caso, según investigaciones de CIPER: 

“En junio de este año un tal Giovany Arévalo Álvarez  comenzó a colaborar con organizaciones territoriales de Peñalolén: ayudó en las ollas comunes y repartió mercadería. Constantemente incitaba a otros integrantes de la organización a enfrentarse “con los pacos” y les decía que había integrado la “primera línea” en Antofagasta. Incluso, les propuso realizar un ataque sorpresa a la subcomisaría del sector.  No ocultaba sus deseos de atacar a Carabineros. Planificaba fórmulas para sorprenderlos desprevenidos. Y, a través de mensajes en Whatsapp, trataba de convencer a los integrantes de una organización social de la población Lo Hermida (Peñalolén) para que participaran. Su cantera de ideas era su supuesta experiencia previa en la “primera línea” de Antofagasta. Uno de sus planes más atrevidos fue realizar un ataque sorpresa a la subcomisaría de la Población Lo Hermida, en Peñalolén, y lo compartió en el siguiente mensaje de audio que envió a uno de los pobladores a mediados de este año. 

Aunque hay un RUT y una cédula de identidad asociada a Giovany Arévalo Álvarez, se trata de un nombre ficticio. Una chapa utilizada por un cabo segundo de Carabineros. CIPER confirmó la verdadera identidad del policía y consultó formalmente a Carabineros por las actividades que desplegó, al menos hasta septiembre pasado, en Lo Hermida. La respuesta institucional no aportó detalles, limitándose a señalar que “el carabinero está bajo el amparo de la Ley de Inteligencia, no podemos revelar antecedentes”. 

Lo que terminó de derrumbar las coartadas de “Giovany” fue una urgencia médica. Una de las jóvenes que participaba en las ollas comunes asistió a un centro médico en septiembre. En el televisor de la sala de espera vio al joven que supuestamente había llegado de Antofagasta. Aunque en la pantalla aparecía con otro nombre, con el uniforme de Carabineros, con pelo corto y no con las trenzas que ella le conocía, lo reconoció de inmediato. 

El carabinero infiltrado,  promovía -y esto es muy grave- acciones violentas, como instigar a un enfrentamiento con las mismas fuerzas policiales.

 

POR LA BOCA MUERE EL PEZ 

Pongamos atención a las declaraciones del ministro del Interior  el UDI Víctor Pérez formuladas el viernes 16 de octubre de 2020. 

Cuando se refirió  al infiltrado, recalcó que el funcionario no cometió ningún delito al incitar a vecinos de la población a cometer delitos, pues era parte de su misión. "Estaba en un contexto y actuó dentro de ese contexto (…) Él estaba cumpliendo una tarea y una misión". 

"Él fue mandado a infiltrar una organización y poder detectar a quienes estaban atacando (la Subcomisaría de Peñalolén) usando armas y bombas molotov […] Él no está infiltrado en un jardín infantil, está infiltrado en una organización criminal".

“Creo que fue una buena función. Que haya sido descubierto sin duda es una falencia que tenemos que superar, pero esa persona no ha cometido delitos". 

.Seguidamente, manifestó que la tarea de este uniformado era "necesaria" e "imprescindible", pues aclaró que los agentes infiltrados son esenciales en labores de inteligencia. 

El secretario de Estado también defendió al Registro Civil, organismo que le entregó una nueva identidad al uniformado para que pudiera cumplir su labor. 

Al respecto, el ministro Víctor Pérez recalcó que "obviamente se le tiene que dar toda una cubierta de calidad, a través de carnet de identidad, a través de una serie de elementos para que pueda hacer su trabajo". Además descartó que este sujeto, con esa doble identidad, pueda votar dos veces”.

 

Conclusiones: 

1.El infiltrado actuaba con los vecinos de Peñalolén. A ellos, el ministro UDI califica de “una organización criminal” 

2.Para el ministro no es delito incitar a la violencia. Era parte de la misión del infiltrado.

3.Para el gobierno, los agentes infiltrados son esenciales (no hay duda que lo son en todo tipo de guerra) 

4.Lo único lamentable para el ministro fue que el infiltrado fuera descubierto. 

Ya estamos notificados: los infiltrados están cumpliendo su misión en la guerra que Piñera declaró hace un año al pueblo.