sábado, 30 de marzo de 2019

Jorge Insunza Becker



   Fiesta de Los Abrazos 2012




Poema dedicado al histórico dirigente del Partido Comunista recientemente fallecido.


Héctor Morales Henríquez. 28/03/2019.




A Jorge Insunza Becker,

le resultó su ser comunista,

tremendo roble instalado en su existencia,

desde cuando su madre horneaba empanadas,

con masa blancas,

para lograr profesionalizar la vida de sus hijos.



Los sauces y álamos chilenos

lo saludaron en Beauchef con Blanco,

le brotó desde sus libros de cálculo diferencial,

desde derivadas e integrales,

ecuaciones políticas y una matriz social.

Unos algoritmos de luchas estudiantiles y universitarias.

Una mecánica cuántica y una geometría

de puños y banderas.



Después le atrapó su lapicera, la pasión del periodismo,

como sistemas eléctricos animando la Alameda,

La Hermida de la Victoria, caminos rurales,

El Teniente y Chuquicamata.



Se encaramó a Peñalolén, con trabajos voluntarios cada domingo.

vendiendo El Siglo, como cañón de largo alcance,

al momento de sembrar conciencia y movilización

por los derechos sociales y el socialismo.

Cómo capitán, timón en mano, de la rotativa,

con linotipia roja, en la República de Lira con Argomedo,

puso a Horizonte en su camino.

Cada domingo sembró verdades y denuncias,

orientación de masas despiertas en la lucha

por el programa de Salvador Allende.



Honorable Diputado tiene la palabra,

y Jorge el luchador la tomaba

y los trabajadores de las tribunas

Irrumpían en aplausos de esperanzas.



Jorge Insunza era el último en salir

y el primero a zamarrear las máquinas de escribir,

la protesta y la demanda, en su exilio en Berlín.

La Junta Militar y sus secuaces

tenían en él un tremendo enemigo.



Ejerciendo el retorno de hecho,

entraba y salía de tantas partes,

con un peluquín para cubrir su calva.

Dormía y despertaba con textos claros, muy claros,

rebelde, animado por el al “como sea”

tiene que terminar la dictadura.



Hombre de cigarrillo y un índice seguro

golpeando la mesa con mantel de hule,

o escritorios empapelados.

Sus memorias, sus recuerdos,

y un buen ejemplo,

para referirse a lo que había que decir mañana.



Que levante la mirada cualquiera

que sea capaz de olvidar a Jorge Insunza Becker;

al luchador en palafitos, rucas, medias aguas,

de viviendas sociales,

de conventillos,

y cites atormentados.