La
reunión en Chile de los jefes de Estado que pretenden lanzar un nuevo organismo
regional, autodefinido PROSUR, es una aventura divisionista y una acción
regresiva, que tiene como soporte el mandato del gobierno de Donald Trump a
gobernantes que se han subordinado a los planes de la potencia imperialista.
Esta
acción, da la espalda a todos los históricos esfuerzos que las naciones y
pueblos de América han hecho en décadas, para construir un sistema de
integración institucional en los marcos del derecho internacional y fortalecer
el bilateralismo y multilateralismo en nuestro continente.
Aquí
no es sólo el ataque frontal a UNASUR. Los es también a CELAC; ALBA; COMUNIDAD
DEL CARIBE; e incluso MERCOSUR.
Así,
estos gobernantes reponen el sueño imperialista de comienzos de siglo, de
anexar a nuestros pueblos y naciones, violentando y pasando por arriba de
nuestras soberanías e independencias.
Debilitan
sustantivamente, el intento de avanzar hacia un bloque de naciones integrado,
que reconoce sus asimetrías, sin la presencia tutelar y dominante de los
Estados Unidos y sus socios europeos.
Estos
gobernantes optan por favorecer a las grandes transnacionales de origen
norteamericano y europeo y buscan debilitar la fortaleza que puede dar un
bloque de naciones integradas, que se relaciona con otros bloques y potencias
del mundo, en el marco de un multilateralismo creciente.
Violentan
el consenso establecido por CELAC, de declarar a nuestro continente como una
ZONA DE PAZ en el mundo, y buscan legitimar intervenciones militares que,
necesariamente, podrían venir de los Estados Unidos y sus aliados en la región.
Con trágicas consecuencias para nuestros pueblos y naciones.
De
manera transversal, en Chile se rechaza la presencia de un jefe de Estado que
ha declarado, en forma explícita, su odio a las minorías; a los pueblos
originarios; a las mujeres; y desprecio a quienes han sido víctimas del
terrorismo de estado. Chile es un pueblo con vocación de paz. El pueblo
brasileño es nuestro hermano. A quien nos referimos es a Jair Bolsonaro, una
persona que instiga las peores acciones atentatorias en contra de los derechos
humanos.
Una
tradición de política de exterior de Chile, que sólo antes rompió la dictadura
cívico-militar derechista de Pinochet, pretende ahora involucrar a nuestra
nación en aventuras intervencionistas dirigida hacia otro estado y país
hermano. Incluso se estimula la confrontación y el conflicto en nuestro país,
al ofrecer “visa democrática” a ex militares que hoy activamente llana al
derrocamiento y a la violencia en Venezuela.
Rechazamos
la afirmación aventurera y violentista de autoproclamarse como “guerreros
contra el socialismo del siglo 21” ,
que nos recuerda y repone el lenguaje del dictador Pinochet y de todas las
dictaduras impuestas en América, las cuales aplicaron el terrorismo de estado;
la desaparición; la ejecución, e impulsaron la categoría de “enemigos internos
y externos” para violar los derechos humanos en muchos países en donde
cometieron atroces crímenes de lesa humanidad.
Nuestra
propuesta sigue siendo el respeto a la soberanía y a la autodeterminación,
doctrina que Salvador Allende fortaleció cuando gobernó Chile. Y la paz y el
diálogo como instrumento para la solución política de las diferencias.
Exigimos
que el actual gobernante de nuestro país, quien fue el primer Presidente Pro
Tempore de CELAC, honre ahora el consenso de América, sin la presencia tutelar
de Estados Unidos, de declarar y defender nuestra América como una ZONA DE PAZ.
PARTIDO COMUNISTA DE CHILE
Santiago
de Chile, 22 de marzo de 2019