Querida compañera, querido compañero:
Hay quienes posan de patriotas. Hacen gárgaras de defensores de la
democracia, de amor a Chile,
pero cuando están en verdad en juego los intereses de la patria se
ponen de lado de los intereses de los explotadores extranjeros. Tienen el alma
vendida al diablo, que suele ofrecer "ayuda humanitaria".
Un ejemplo de vendepatria es El Mercurio.
Hace hoy justamente 130 años llegaba a Valparaíso el "Rey del
salitre", representante del imperialismo británico, y el siempre
servil vocero de la burguesía
trazó de él un amable retrato.
Y junto a El Mercurio estuvieron también por entonces patriarcas del Partido Conservador, Partido
Liberal y Partido Radical.
Un manga de antipatriotas, pagados con libras esterlinas, llegaron
hasta la guerra civil para derrocar al patriótico Presidente Balmaceda.
Un abrazo,
Iván Ljubetic Vargas
Iván
Ljubetic Vargas, historiador del
Centro de Extensión e Investigación
Luis
Emilio Recabarren, CEILER
Hace 130 años, el 21 de marzo de
1889, “El Mercurio” escribió: “El señor North es un hombre, al parecer de
cincuenta y cinco años, rubio, de mirada inteligente y perspicaz, su carácter
franco y jovial lo hacen simpático desde el primer momento…”
¿Quién era ese señor tratado con tanto cariño por el vocero de la
burguesía criolla? Se trataba del coronel John Thomas North, el “rey del
salitre”.
¿QUIÉN ES ESTE SIMPÁTICO PERSONAJE?
John Thomas North era uno de los hombres más ricos del mundo. Poseía
grandes oficinas salitreras, todos los ferrocarriles de la región de Tarapacá,
tenía el monopolio de la distribución del agua en esa provincia, valiosos
intereses en la explotación de minas de carbón en la región de Arauco, era dueño del
alumbrado eléctrico; monopolizaba el comercio de aprovisionamiento de las
pulperías de las salitrera, además de otras importantes empresas.
Pero sus propiedades no sólo estaban en Chile, las poseía también en
varios países de la tierra.
EN CHILE SE HIZO LA AMÉRICA
Llegó a nuestro país en 1866 como mecánico. Traía 10 libras esterlinas
en sus bolsillos. Trabajó en diversos oficios en la región de Tarapacá. Durante
la Guerra del Salitre (1879 -1883), a través de sucios manejos con su socio, el
también inglés Robert Harvey, logró apoderarse de ricas oficina salitreras. Fue
el comienzo de sus gestiones que lo llevaron a convertirse en prácticamente el
dueño de las actividades económicas de Tarapacá.
UN
PRESIDENTE PATRIOTA Y ANTIIMPERIALISTA
El 18 de septiembre de 1886 asumió la Presidencia de la República de
Chile José Manuel Balmaceda, uno de los cuatro grandes mandatarios que ha
tenido el país. Comprendió que no podía
aceptarse que el norte de Chile fuera una factoría británica.
Entonces planteó dos objetivos patrióticos: hacer del Estado parte de la
industria salitrera y estatizar todos los ferrocarriles de Tarapacá.
NORTH DECIDIÓ PONER FIN AL PLAN DE
BALMACEDA
John Thomas North estaba en Londres cuando
conoció las preocupantes noticias provenientes desde Chile. Decidió viajar para solucionar el
molesto problema. Llegó a Valparaíso el 21 de marzo de 1889, el mismo día en
que “El Mercurio” le dedicara el elogioso artículo.
Se
entrevistó con Balmaceda convencido que podía llegar a un “arreglo”. Traía
regalos para ablandarlo. No tuvo éxito.
Recurrió
entonces, a un numeroso grupo de chilenos que, pagados por él, actuaban contra
los intereses de Chile. Entre ellos había abogados y periodistas.
También
connotadas figuras políticas, como Carlos Walker Martínez, líder del Partido
Conservador, varias veces diputado y senador; Julio Zegers, dirigente del
Partido Liberal, diputado y ministro de Hacienda en 1878; Enrique Mac Iver,
patriarca del Partido Radical, parlamentario durante 46 años, ministro en dos
ocasiones y Gran Maestre de la Masonería.
Gran
cantidad de parlamentarios eran empleados a sueldo de North. Con toda razón,
escribió Balmaceda en enero de 1891: “El Congreso es un haz de corrompidos. Hay
un grupo a quien trabaja el oro extranjero y que ha corrompido a muchas
personas”
LA CONTRARREVOLUCIÓN DE 1891
Cuando los
medios “pacíficos” no prosperaron, se echó manos a la violencia reaccionaria. El
7 de enero de 1891 se sublevó la Escuadra, encabezada por Jorge Montt. Se
inició así la Guerra Civil del 91, que costó 10 mil vidas. El ejército, que se
mantuvo leal al Presidente Balmaceda, fue derrotado por tropas organizadas por
el prusiano Körner y financiado por North, representante del imperialismo
británico.
José
Manuel Balmaceda, se asiló en Embajada argentina. Espero que finalizara su período presidencial
y se suicidó el 19 de septiembre de 1891.
SE IMPUSO EL IMPERIALISMO CON EL APOYO DE
VENDEPATRIAS
La
historia oficial le llama Revolución de
1891 y da por causa de ella al conflicto entre el Presidente y la mayoría del
Parlamento. En verdad, hubo problemas entre el Poder Ejecutivo y el
Legislativo, pero ellos eran la
expresión de algo más de fondo.
Esa guerra
civil fue la respuesta violenta,
subversiva, a la política
patriótica de Balmaceda. La llevaron a cabo los sectores perjudicados con ella: el
imperialismo británico, los latifundistas y la oligarquía financiera criolla.
Fue una
contrarrevolución, porque en nuestro país se estaban produciendo cambios de
carácter verdaderamente revolucionarios desde el término de la Guerra del Salitre. Se buscaba el avance hacia
formas más democráticas de convivencia; se procuraba el establecimiento y desarrollo
del capitalismo industrial; se pretendía reducir y anular la influencia del
imperialismo.
Los
promotores de esa guerra civil estaban empeñados en impedir en desarrollo de
una revolución como esa.
Y una vez
más el imperialismo (británico ayer, estadounidense hoy) contó y cuenta con
serviles antipatriotas.